Intensidad, factor clave para un DIM en construcción

Avanzar a la siguiente ronda en Libertadores era imponderable para Medellín. Sin embargo, dejó una destemplada imagen en San Cristóbal, ante Táchira, al caer 2-0, siendo superado en el trámite y viendo amenazada su cómoda ventaja de 4 goles impuesta en la ida.

De ahí el austero balance de Aldo Bobadilla luego de la clasificación, pues el técnico no ocultó su incomodidad por el desempeño de sus dirigidos ante Táchira.

“Estoy preocupado por mi equipo, debo prepararlo para el próximo rival que me toque. Debemos preocuparnos por mejorar, venimos bien, tuvimos un traspié”, expresó el estratega paraguayo.

Entre los puntos a corregir, Bobadilla hizo énfasis en la poca agresividad que tuvo su conjunto en el juego copero y que se evidenció en la pérdida reiterada de rebotes y en la comodidad de la defensa rival ante la nula presión y ritmo del elenco rojo en fase ofensiva, algo que al paraguayo debe causarle particular molestia pues ha sido uno de sus pilares de juego desde que dirige al Poderoso.

Adicional a esta tarea, al entrenador guaraní se le acerca la hora de tener que prescindir de tres piezas importantes: Andrés Ricaurte, Andrés Cadavid y Jesús Murillo, los únicos jugadores de campo que han actuado los seis partidos hasta ahora en el semestre (4 de Liga y 2 de Copa), por lo cual es imperativo darles un respiro.

Eso, desde luego, no es una posición fácil para Bobadilla porque, por ejemplo, en este momento, ningún jugador en plantilla podría ofrecerle algo similar a lo que aporta Ricaurte en cuanto equilibrio y volumen de juego.

A través de su posicionamiento, el volante paisa ayuda a encontrar la intensidad necesaria. Pero como la apuesta de Aldo es de estructura por encima nombres, el estratega tendrá que encontrar soluciones efectivas y prontas