POTENCIANDO LA GENTE
Siempre he sido un convencido de que la capacidad distintiva de una organización está en la gente y en la forma como se gestiona su talento humano. Las compañías más inspiradoras, las que logran resultados transformadores, son aquellas que basan sus relaciones en la confianza, la colaboración y la creatividad. Parece increíble que todavía existan compañías de liderazgo vertical en las cuales un gerente toma las decisiones para que el resto, como máquinas, las ejecuten. Bajo este modelo la premisa es que el gerente es el único que sabe y los demás están ahí para ejecutar.
Contratar gente solo para recibir órdenes, muchas veces bajo criterios de reducción de costos, de entender la mejor negociación como bajar los precios a proveedores para aumentar margen, es un camino muy peligroso que saca a las compañías del camino de ser innovadoras y distintas, creando el escenario perfecto para una muerte lenta que va contra la posibilidad de reinvención de la empresa y a largo plazo escribiendo su propia extinción.
La tipología de liderazgo en la empresas es factor definitivo para el éxito, es decir, en un mundo de volatilidad y disrupción donde las nuevas generaciones ven el ingreso a una empresa como la posibilidad de aprender y, al cabo de un par de años, migrar a otra para tener nuevas experiencias, es hoy un factor determinante y un reto para las empresas. Hoy día, la escogencia de líderes debe estar encaminada a encontrar personas que sean capaces de motivar, conectar e inspirar a sus empleados para que permanezcan y crezcan en la organización. Empresa que no inspire a sus empleados en lo que hace y en cómo ayuda a transformar a la sociedad está en un camino erróneo. Los líderes empresariales deben basar la inspiración en sus equipos no solo vender sino, más bien, en cómo generar más beneficios en los territorios donde se opera y cómo generar el triple impacto: social, ambiental y económico.
Es frustrante como empleado ver cómo crece la empresa y sus márgenes, pero la gente que habita en sus zonas de influencia son cada vez más pobres y con pocas infraestructuras para el desarrollo.
Hoy más que nunca se reclaman líderes que inspiren a sus empleados en el camino de reinventar las formas empresariales, caminos que ayuden a repensar el capitalismo, personas que se conecten con los territorios y sus gentes, empleados que compartan con las comunidades. Esta simbiosis de humildad y construcción colectiva nos llevará a tener empresas más sólidas, de rentabilidades que van más allá de las financieras y por supuesto de sociedades más justas e igualitarias.
Por estas y muchas otras razones debemos inspirar a los empleados en las empresas para cambiar el mundo como propósito fundamental más que simplemente vender productos.
P.D.: El estudio del liderazgo para la era digital habla de 3 tipos de liderazgo; erosionado, que todo es bajo permiso de arriba hacia abajo; duradero, que se enfoca en el funcionamiento y se orienta a la rentabilidad, y emergente, que se moviliza por un verdadero propósito que alimenta la pasión con autenticidad. Vale la pena preguntarse cuál es el de la empresa en la que trabajo gran parte de la vida y al final del camino saber si estoy trascendiendo como ser humano o no
Es frustrante como empleado ver cómo crecen la empresa y sus márgenes, pero la gente que habita en sus zonas de influencia son cada vez más pobres y con poca infraestructura para el desarrollo.