Quítese la piyama para trabajar desde la casa
Expertos recomiendan asumir desde el hogar rutinas similares a las que se tenían en la oficina. Arreglarse, un buen primer paso.
Dormir hasta tarde, cumplir con las tareas de la oficina desde la cama y en pijama, comer a cualquier hora o dilatar tareas son tan solo algunas de las tentaciones en las que se caen a la hora de trabajar desde la casa.
Aunque son muchas las ventajas de estar conectado desde el hogar con las responsabilidades laborales, los compromisos son recíprocos.
La clave para de todo está, tal y como lo señala Pablo Monsalve, magíster en psicología clínica y docente en la Institución Universitaria Área Andina, en establecer horarios similares a los del trabajo habitual.
Entre las recomendaciones que el profesional señala para una adecuada tarea laboral desde la residencia destaca la importancia de contar con un espacio físico idóneo, por ejemplo con una mesa o una silla, para enfrentar los retos de cada día. “Es un tema de disciplina”.
Habla de que este cambio no es fácil y que el periodo de adaptación en muchos casos se puede extender durante más de una semana.
Estrés adicional
Harolf Gómez Martínez, psicólogo de la Universidad de Antioquia y magíster en Ciencias Sociales, comenta que este cambio súbito en las rutinas laborales le puede originar al empleado un estrés adicional a sus labores.
“Puede que haya en muchos casos menos tareas, pero factores como la tecnología, la distancia o la presencia de la familia hacen que se múltiple la presión”, relata al señalar que la clave está en habituarse
“en entrenar ese hábito”.
Entre las recomendaciones que hace señala que hay que cumplir con los mismos rituales que se tenían para ir al trabajo: bañarse, vestirse adecuadamente y cumplir con un horario, que incluya pausas activas.
Gómez, quien es además profesor en Uniminuto, precisa que es fundamental una retroalimentación diaria con los jefes y compañeros de trabajo, como un mecanismo de “repartir las cargas emocionales” y terminar el día con una evaluación de la jornada.
En ese sentido, el profesor Monsalve recalca la necesidad de establecer con la familia o compañeros de vivienda un contrato implícito de respeto de espacios y tiempos, a la vez