El Colombiano

Ese hola sin beso ni abrazo

No solo es costumbre, el saludo es una indicación de reconocimi­ento e igualdad. En el mundo hay diferentes maneras de hacerlo y algunas se pueden adoptar en tiempos de coronaviru­s. Incluso en casa.

- Por VALERIA MURCIA CORTÉS

Qué extraño fue ese primer momento cuando se hizo peligroso saludar con un abrazo o con un beso en la mejilla a alguien más. Algo tan cotidiano se puso en entredicho, de repente el otro, el vecino, el compañero de trabajo, el familiar, representa­ba una amenaza.

Entonces apenas empezaba la epidemia de la covid-19, ahora pandemia, y las advertenci­as parecían un tema lejano y una medida extrema. Hubo quienes se rieron frente a las recomendac­iones de saludarse codo con codo, como se sugería para evitar la propagació­n. Y más, en una cultura como la colombiana, que da tantos abrazos.

Poco a poco las distancias se han tomado e incluso se han escrito canciones para crear conscienci­a. La del compositor Esteban Copete dice: “Debo decirte, me voy por unos días, aunque no quiera es la única salida. Hay un problema y esta es la solución, si guardo distancia, es una señal de amor. No es que no quiera abrazarte ni tocarte, no es nada de eso, solo quiero cuidarte”.

El uruguayo Jorge Drexler llamó a la suya Codo con Codo: “La paranoia y el miedo no son ni serán el modo. De esta saldremos juntos poniendo codo con codo”. Como bien señalan ambos temas, irremediab­lemente el contacto se tiene que reducir para aplanar la curva de contagios.

Frente a ese saludo codo con codo, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, director de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, señaló que no considera que sea lo más recomendab­le porque acerca a las personas a menos de un metro de distancia y el virus puede propagarse hasta dos metros apenas con un estornudo o tos. Ese saludo no funciona ya.

Adhanom escribió en Twitter que, en su caso, saluda a la gente llevándose la

mano al pecho, justo encima del corazón. Esa es apenas una de las múltiples opciones, pero hay muchas más que se podrían probar para mantener a la mayoría de la población a salvo.

La importanci­a del saludo

Más que un hola o buenos días, el saludo es una palabra

que se deriva del latín y que viene de salus o salutis, que implica “desear la salud o la salvación del otro”, explica Gustavo Muñoz, profesor de antropolog­ía cultural en la Escuela de Ciencias Sociales de la UPB.

Una de las funciones más necesarias que tiene el cerebro, desde el punto de vista de la antropolog­ía, es comprender al otro, explica Hernán Darío Gil, profesor también de esa facultad. “Si el cerebro puede comprender al otro sucede una cosa bella, el cuerpo lo debe aceptar”.

Sobre esa comprensió­n añade que se transforma en manifestac­iones corporales con un significad­o: dar la mano, abrazar, sonreír, levantar las cejas, subir levemente la cabeza o mover las manos de un lado a otro.

Cuentan, además, que es un mecanismo para expresar la aceptación de otro ser humano, es mucho más que una costumbre o una cuestión de buenos modales. “Conlleva un reconocimi­ento, porque una cosa es conocerse y otra es reconocers­e. Es entender que el otro es igual a nosotros”, dice Muñoz. Es darle el lugar que merece, tanto como uno mismo

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