Mateo, ingeniero paisa que dejó
Quería ser futbolista. Quienes lo conocen dicen que tenía inteligencia y condiciones para destacarse como volante de creación, pero el destino tenía otros planes. En la búsqueda por mejorar sus condiciones, Mateo Tamayo Carmona conoció el squash, deporte que pudo combinar con otra de sus pasiones: el estudio.
Escoger, elegir y decidir son los verbos que más ha conjugado en su vida, y se siente bien, pues reconoce que le ha permitido recorrer un camino que hoy, siente, ha sido el indicado.
Inquieto por ser más ágil en la cancha aceptó la invitación de un amigo para practicar squash, quería mejorar la velocidad en sus piernas y la reacción. De ahí que empezó una rutina en la que combinaba las dos disciplinas y sus estudios universitarios.
Cuando mejor estaba en Ferroválvulas, uno de los equipos de mayor reconocimiento en la región, por la cantidad de futbolistas que ha llevado al profesionalismo, llegó el momento para la primera decisión: estudio o deporte.
“Todo fue al mismo tiempo, los entrenamientos eran más intensos y no me daba espacio para estudiar, con muchos sacrificios había terminado el colegio y fui aceptado en la U. de Antioquia, así que tomé la decisión de ingresar y dejar el fútbol”, recuerda el hoy ingeniero industrial, quien no obstante, sí sacaba tiempo para jugar con raquetas.
Su dedicación le permitió graduarse con honores y des