COVID EXIGE MEDIDAS REVOLUCIONARIAS
En los últimos días, en las redes sociales circula un video de un mandatario que pocos conocían antes. El hombre de barba y aspecto aún joven es
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, quien ya había sido viral, y mundialmente célebre, después de un discurso en la ONU en el que propuso a su país como un ejemplo de cambio en el mundo, tomándose una selfie en la sesión en pleno de la Asamblea General. El mandatario, de 38 años, anuncia por medio de un video, las medidas que va a adoptar el país para superar la crisis por el coronavirus.
Elaboró un plan de 30 directrices económicas, que bien pueden calificarse de revolucionarias, en las que les dio prioridad a las personas más necesitadas, el bienestar de los ciudadanos, pero lo que más ha llamado la atención es su posición férrea ante los ricos y empresarios a quienes pide aceptar perder parte de su riqueza para afrontar la emergencia global del covid19 y, sobre todo, para asegurar que el Estado preste los servicios de salud óptimos en tiempos de crisis.
Bukele ordenó el pasado sábado una “cuarentena domiciliar” y “absoluta” por 30 días para contener la pandemia y anunció la entrega de un subsidio por 300 dólares aproximadamente a 75 % de los hogares salvadoreños.
El presidente decidió adoptar esta medida cuando solo llevaban tres casos de infectados, entendiendo que entre más temprano se haga el aislamiento menos van a ser las víctimas de la enfermedad. Es el ejemplo que han debido seguir los gobiernos del mundo para, quizás, no haber llegado a la magnitud de la pandemia que enfrentamos hoy y que cobra ya miles de vidas.
El gobierno de Bukele suspendió durante tres meses el recibo de la luz, del agua, la cuota de teléfono, cable e internet. También el pago de hipotecas y de alquileres, tanto para la vivienda como para locales comerciales sin intereses; hizo lo mismo con préstamos correspondientes a carros o motos. Otra de las órdenes de Bukele fue congelar los precios de los alimentos y productos básicos para evitar la especulación y asegurar que los ciudadanos puedan abastecerse durante la emergencia.
En Colombia, no veremos nada parecido en mucho tiempo por cuenta de gobiernos subordinados precisamente al gran capital y a los intereses particulares de los poderosos. El mundo aplaude estas medidas, revolucionarias en todo sentido
Nayib Bukele tiene la sensatez de un presidente que piensa en toda su gente.