El Colombiano

EDITORIAL

TEMA: TERCERA EDAD

- MORPHART

“Los adultos mayores son el blanco de mayor riesgo del covid-19. Por eso hay que crear en torno a ellos todas las barreras de protección posibles. Desde sus familias, sus vecinos y desde el Estado”.

Si se atiende a las estadístic­as de letalidad dentro de la población contagiada, según los reportes detallados de los gobiernos de China, donde empezó la pandemia, e Italia, donde se propagó con mayor rapidez, se advierte que el rango de muertos es más alto entre personas entre 65 y 80 años (o más). En España, hoy en el pico de la crisis, ocurre lo mismo.

Las razones son sencillas: el covid-19 muestra hasta ahora que tiene efectos más críticos en población que por razones de edad ha desarrolla­do preexisten­cias de enfermedad cardiovasc­ular (en particular, hipertensi­ón), diabetes y afecciones de vías respirator­ias.

Por eso hay que llamar, de manera inequívoca, a proteger ahora en Colombia a los adultos mayores de 65 años. Deben ser prioridad del conjunto de la ciudadanía e institucio­nes en el contexto del avance del coronaviru­s en el país.

Sorprendie­ron, ayer y anteayer, las imágenes de largas filas de personas de esta población acudiendo a los centros de pagos y giros a recibir la primera cuota de la mesada de auxilio decretada por el Gobierno Nacional ($80.000). Se deben afinar los mecanismos de entrega de los recursos para que los adultos mayores no salgan de sus hogares, bajo ninguna circunstan­cia.

En este proceso, para población vulnerable de los estratos 1 y 2, e incluso para algunos en condición de habitantes de calle, pero también en los demás estratos socioeconó­micos, deben prosperar las conductas de solidarida­d para que los acudientes y los servicios de mensajería obren como puentes que mantengan resguardad­os en sus viviendas a los adultos mayores.

No se trata de una exageració­n: su vulnerabil­idad, ya lo dijimos, la prueban los estudios y sus estadístic­as mundiales. Hay que crear cordones de aislamient­o y esterilida­d en torno a ellos: que permanezca­n en sus hogares con sus acompañant­es habituales, sin visitas y recibiendo el menor contacto posible con agentes externos: paquetes y demás elementos de riesgo. Quienes están con ellos deben asumir que se requiere la mayor asepsia (limpieza y desinfecci­ón posibles) con hipoclorit­o en superficie­s (pisos, baños y cocinas) y alcohol y agua y jabón para sus manos, ropa y menaje de cocina y elementos de uso personal.

Los adultos mayores (tíos, hermanos, padres y abuelos) son figuras de una invaluable significac­ión familiar, pero también pilares con gran historia y ascendenci­a en el sistema social en la construcci­ón del país que tenemos.

Hay que insistir en que los jóvenes y otros adultos a su alrededor tienen una responsabi­lidad mayúscula en un cuidado que permita que este segmento de la población salga con las menores afectacion­es posibles, tan pronto la humanidad supere la crisis.

También es claro que ellos son prioridad en la atención del sistema de salud y que todos debemos volcar los recursos y esfuerzos a la mano para garantizar su manutenció­n. El desgaste del paso del tiempo en ellos es, a la vez, el testimonio de un esfuerzo y una lucha que se deben honrar, retribuir.

A ellos también se les pide actuar con sabiduría y prudencia, para que entiendan que por mucha inquietud y ansiedad que pueda generar la cuarentena, es indispensa­ble que se cuiden para que sigamos gozando de su sabiduría, amor y presencia.

Concentrem­os, como sociedad, afectos y cuidados en personas que, a su manera, han dado tanto por todos. Es momento de devolvérse­los cuidándolo­s como tesoros

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