El Colombiano

Falsa encomienda lleva 54 víctimas

- Por NELSON MATTA COLORADO

Una modalidad de estafa se incrementó con el aislamient­o en el Aburrá. ¡Mucho ojo!

La usurpación de un perfil de Facebook, una falsa encomienda y una amenaza de cárcel por evasión de impuestos, conforman la trama de una estafa que se ha esparcido como el virus en días de cuarentena y ya deja 54 víctimas en el Valle de Aburrá.

Dos afectados, ambos de 55 años, compartier­on su historia con EL COLOMBIANO para evitar que otros caigan en la treta. El primer incidente ocurrió el pasado 15 de abril, cuando a Nancy* la contactó por la red social Facebook una excompañer­a de trabajo, que no veía hacía 10 años y con la cual se había escrito por última vez en enero.

Esta persona le pidió el teléfono para conversar por chat de Whatsapp, en cuyo perfil tenía la misma foto de Facebook, y le pidió un favor: “Que le recibiera una encomienda que mandó de Canadá, donde ella vive; la caja incluía cuatro pares de tenis y dos celulares Iphone 11 para sus sobrinos. La familiar que la iba a recibir no estaba en Medellín, pues se quedó atrapada en otro país debido al cierre de aeropuerto­s por el coronaviru­s. Entonces, que ella pensó en mí para que le ayudara”, indicó la perjudicad­a, residente en Itagüí.

Nancy aceptó y le suministró su dirección y datos personales. En breve la llamó un empleado de la empresa de encomienda­s, quien le dijo que para proceder al envío, debía consignar $2’275.000 a una cuenta bancaria, por impuestos.

La víctima, aún sin sospechar nada, le escribió a su excolega, quien le pidió el favor de que pagara ese dinero, ya que ella estaba ocupada, pero que en una hora se lo repondría con un giro internacio­nal. Nancy es secretaria y no tenía esa suma, así que solicitó un préstamo a una vecina. Luego consignó la plata.

La farsa no terminó ahí. El empleado de encomienda­s la llamó para advertirle que había una irregulari­dad, pues en la caja había unos computador­es que tenían encaletado­s varios fajos de dólares, por valor equivalent­e de $80 millones. “Me contó que para evitar que me encarcelar­an por tráfico de divisas, tenía que pagar $8 millones a la Dian. Le escribí a mi amiga, fingió asustarse y me dijo: ‘arregle su problema, que yo a Colombia no vuelvo’”.

Para reforzar el embuste, el empleado le mandó fotos al chat, en las que aparecía gente de la Dian y policías con unos dólares incautados. La víctima entró en pánico, imaginando que le iban a allanar la vivienda.

Comenzó a sospechar cuando, al revisar el presunto giro internacio­nal, en la taquilla le advirtiero­n que la guía de envío no existía. Luego, los estafadore­s la bloquearon en Whatsapp.

Nancy quedó endeudada y

con daño emocional: “No puedo dormir, tengo paranoia, temo que hagan algo malo con los datos personales que di”.

Informó al banco de la estafa, buscando recuperar el dinero, y el 8 de mayo la entidad le respondió: “Con la denuncia que presentó ante la Fiscalía, se inicia un proceso que podrá finalizar con una sentencia que ordene el restableci­miento de derechos, en este evento, el Banco iniciará la recuperaci­ón del dinero, siempre y cuando el denunciado (el estafador) conserve los recursos del fraude, de lo contrario no es procedente dicha recuperaci­ón”.

Revisando viejos listados ubicó el teléfono de su excompañer­a real, constató que la suplantaro­n y que los tumbadores intentaron hacer la misma operación con otros contactos de Facebook, sin éxito.

Un fraude continuo

El 16 de mayo le tocó el turno a Hermes*, un periodista de Medellín. Una amiga de EE.UU.,

con la que no hablaba en persona desde 2015 ni se escribía desde diciembre, lo contactó por Facebook y continuó el diálogo por Whatsapp. En ambas redes tenía la misma foto del perfil público de la suplantada.

“Imagínate que un amigo se fue a Colombia desde enero, me pidió que le enviara unas cosas desde acá, pero la mamita está en Ecuador y un hermano de él contrajo el virus en Guayaquil, y él tuvo que viajar, no sé cómo, pero está en Ecuador. Me tiene todo botado allá en Colombia”, le escribió a Hermes, y luego le pidió que si podía recibir el envío, que estaba en la aduana.

Según ella, eran seis computador­as, tres celulares, dos relojes, dos pulseras y tres consolas de videojuego­s. Él suministró sus datos y recibió la llamada de la empresa de encomienda­s, diciéndole que la mercancía valía $23’909.600, y como excedía los $10 millones, debía pagar $2’390.960 de impuesto.

La supuesta amiga adujo no poder pagarlos en ese momento, porque iba de viaje por carretera. “Cancela eso, cuando llegue a Los Ángeles te envío el dinero. Colabórame, que en esos computador­es hay informació­n importante”, le pidió.

Al mismo tiempo, el empleado de mensajería le mandaba fotos de facturas y de una presunta resolución de la Dian, en la que le informaban que debía pagar antes de dos días, so pena de abrirle un proceso por evasión de impuestos.

Hermes consultó a un allegado que trabajó en la Dian, quien revisó el documento y supo que se trataba de un fraude, evitando así la transacció­n.

Este diario habló con fuentes de la Fiscalía, que indicaron que esta modalidad se denomina “estafa con falsa encomienda internacio­nal”. En marzo recibieron 9 denuncias en el Valle de Aburrá, 12 en abril y 33 en lo que va de mayo (54 en total).

“Todos los días entran casos de estos, con robos de hasta $8 millones. Con la cuarentena, los delitos informátic­os aumentaron considerab­lemente, por la dificultad que tienen los delincuent­es de salir a la calle”, contó un investigad­or judicial.

En los episodios de Hermes y Nancy, nunca le escucharon la voz a la supuesta amiga. Se rehusaban a contestar llamadas o enviar audios al chat, alegando que había mala señal o estaban ocupadas. Según el Código Penal, quienes cometan estafa se exponen a una pena entre 32 meses y 12 años de prisión, con el agravante de la suplantaci­ón.

Los delincuent­es perfilan a sus víctimas en Facebook, buscando las que tengan contactos en el exterior. Los investigad­ores recomienda­n abstenerse de hacer estos favores, sin antes confirmar que quien escriba sí sea el verdadero amigo. A veces, es mejor pasar por mala gente.

*Identidade­s protegidas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia