Atención necesaria en la Colombia dispersa
Hace más de medio siglo se organizan servicios médicos móviles por medio de camiones, trenes, aviones o embarcaciones. Estos servicios no son comerciales y generalmente están apoyados por fundaciones, grupos voluntarios, o por los mismos gobiernos. Tienen la ventaja de ser flexibles gracias a la posibilidad de moverse de un lugar a otro y de concentrar la atención en tiempos cortos. Algunos son legendarios como el buque HOPE que se mueve por los diferentes océanos prestando servicios desde el nivel primario hasta el más especializado, o el reciente buque hospital enviado por el gobierno federal en apoyo de la ciudad de Nueva York con más de un centenar de Unidades de Cuidad Intensivo para pacientes con covid-19. En ningún caso las llamadas brigadas médicas pretenden reemplazar a los servicios locales cuando estos existen. En nuestro país es muy conocida la brigada aérea que funciona hace años llevando servicios especializados a municipios distantes. Sería muy importante que, aprovechando la capacidad industrial de la Armada Nacional con sus astilleros, pudiese organizarse un servicio más programado y permanente con buques hospitales dedicados a recorrer los ríos de la Orinoquia y de la Amazonia, en donde la mayoría de pequeños poblados carece de cualquier tipo de facilidad de salud. Lo mismo aplicaría para las dos costas, caracterizadas por altos índices de pobreza y de carga de enfermedad; el modelo ideal para este tipo de servicio es el de la atención primaria con el apoyo de algunas especialidades generales. El Gobierno Nacional podría desde el Ministerio de Salud, con el apoyo de grupos voluntarios y de algunos entes territoriales, organizar un programa de brigadas, utilizando aeronaves, buques hospitales y camiones. Sería una contribución enorme a la salud de la Colombia dispersa y más pobre.