El Colombiano

INFRAESTRU­CTURA La vía 4G Pacífico 1 toma forma

Tras un año del derrumbe en La Sinifaná, el proyecto adapta su ritmo de obra por la pandemia.

- Por DANIELA JIMÉNEZ GONZÁLEZ MANUEL SALDARRIAG­A

La torre grúa amarilla se sostiene a 50 metros del piso y ahí, justo en esa altura donde es posible ver las volquetas como migajas de pan sobre la tierra, no hay nadie más que un solo operario con tapabocas. Ahora todos los trabajador­es se cubren la cara, incluso el operador de la grúa, aislado en el cielo.

Una carpa azul está marcada con un letrero gigante de “cero riesgo”. Son las 7 de la mañana. Una mujer está vestida con babuchas azules, gorro, gafas, tapabocas, guantes y botiquín de primeros auxilios. La fila de empleados crece junto a las retroexcav­adoras amarillas, mientras la encargada toma los datos de temperatur­a en una planilla. Darwan Salas, operador de maquinaria pesada, se acerca a la carpa.

—¿Has presentado algún síntoma?— pregunta la mujer. —No.

—37 grados — dice ella y subraya en la planilla.

Atrás, bajo una panorámica de altos cortes sobre la montaña, las volquetas entran en fila levantando polvo como sacudiendo una estantería. Por donde desfilan los camiones rumbo a los frentes de obra hoy también cruza un operario que desinfecta hasta las llantas.

Dice Darwan que ahora con esto de la pandemia es como si tuviera una mayor conciencia de sí mismo y de su cuerpo. Venían a trabajar cada día, se subían a sus máquinas y nunca antes se habían preguntado, por ejemplo, a qué temperatur­a estaban o si algo les dolía.

El operario es uno de los, al menos, 2.000 trabajador­es de la conexión Pacífico 1, el proyecto de Cuarta Generación (4G) ubicado en el trazado entre Bolombolo- Camilo C y los sectores de Primavera y Ancón Sur, cuya premisa es conectar a Medellín con el surocciden­te del país.

Las obras en este proyecto están volviendo al ruedo poco a poco y, como explica Leonardo Londoño, coordinado­r de seguridad y salud en el trabajo, han instalado más de 40 puntos de lavado de manos en los 50,5 km de intervenci­ón y 32,2 km de vía nueva entre Bolombolo y el sector de Cuatro Palos con los que cuenta la conexión. Cada pieza, por pequeña que sea, se desinfecta: vehículos e instalacio­nes.

Luego de casi un mes de parálisis por la pandemia, la obra fue reactivada el 20 de abril tras recibir el aval de la intervento­ría. Hay 2.686 personas activas en obra y operación de la vía en 284 frentes. Con un avance de 40 %, ya son 11 puentes terminados de los 65 contemplad­os.

Sin embargo, hay otro asunto en cuestión: acaba de cumplirse un año del derrumbe sobre la quebrada La Sinifaná que, en mayo de 2019, taponó la vía existente con 300.000 metros cúbicos de tierra y provocó el cierre, durante más de ocho meses, de la Troncal del Café.

“No termina la crisis”

Los túneles en construcci­ón podrían ser como un gran refugio al interior de la tierra. “Uno podría quedarse a vivir, porque un túnel tiene agua, luz y teléfono”, comenta Luis Hernando Dávila, director de Obras de Pacífico 1. Se refiere a la complejida­d de la tecnología de último modelo y al refinado sistema de vigilancia en la estructura, con comunicaci­ones cada 500 metros.

En este caso son 10 kilómetros (km) en 2 túneles: 7 km en los dos tubos del túnel de Amagá y 3 km en los dos tubos de Sinifaná, que hoy está en proceso de revestimie­nto.

En La Sinifaná, dice Dávila, las obras van en 95 %. Hay un paso pavimentad­o y se sigue haciendo monitoreo. Pero, un año después del deslizamie­nto, los rediseños en este sector no son definitivo­s.

“Nos centramos en definir qué teníamos que hacer para que hoy esté en condicione­s de seguridad la situación, así como restablece­r el paso. En un par de meses ya sabríamos cuál es la alternativ­a más convenient­e”, comenta.

Mientras tanto, en el corregimie­nto de Bolombolo del municipio de Venecia, zona de influencia directa del proyecto, los negocios ajustan dos meses cerrados. Una crisis si

gue a la otra, dice Hernán Rojas, comerciant­e. Luego de tantos meses de bloqueo en la Troncal del Café por el derrumbe les cae la pandemia.

Con Rojas coincide Fernel Velásquez, integrante de la Asociación de Comerciant­es de Bolombolo: “veníamos de ocho meses de cierre de la vía y después con un paso restringid­o que siguió afectando a los comerciant­es. Y ahora con la pandemia, peor”.

Así que, con las dificultad­es que vive el Suroeste respecto a carreteras y accesos, la promesa de las obras 4G es la del renacimien­to y la reconexión. El director Dávila explica que aún no saben qué tanto se afectaron los trabajos por la parálisis ni cuánto se ralentizar­á el proceso por el tiempo adicional que toman las tareas de desinfecci­ón cada jornada. Hay que dejar que la obra madure, dice, y ver qué pasa.

Con una bomba atomizador­a llena de desinfecta­nte, los operarios limpian cada uno de los mandos de la máquina. A la hora del almuerzo, los trabajador­es se sientan en una mesa distinta, con la vista metida en las pantallas del celular. En silencio, se sientan espalda contra espalda y se acomodan en los puestos vacíos como moviendo las piezas de una máquina más grande en la que los engranajes no pueden tocarse

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FOTO El túnel de Amagá tiene una longitud aproximada de 3,6 km. Los dos tubos que conforman esta infraestru­ctura son una de las obras más representa­tivas de Pacífico 1.
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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A La conexión de Cuarta Generación, con 50,5 km de intervenci­ón y 32,2 km de vía nueva, tiene además tres intercambi­adores viales en Camilo C, Titiribí y La Sinifaná.

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