El Colombiano

SEXTA COLUMNA

- DISCIPLINA Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Esa palabra, disciplina, es esencial en todas las actividade­s de la vida. Los padres deben imponer la disciplina en los hogares y, con ella, educar a los hijos para el futuro. En el estudio, la disciplina hay que propiciarl­a para el bien y el éxito de los estudiante­s. En la vida del trabajo, la disciplina es fundamenta­l para conseguir los triunfos.

Lo anterior suena muy sencillo, pero no es tan fácil tenerla, aplicarla y hacer que se entienda. En el deporte es la esencia para el triunfo. El deportista tiene que ser disciplina­do en los entrenamie­ntos, cumplido y disciplina­do en las contiendas. El estudiante tiene que ser disciplina­do si aspira a tener éxitos en el futuro. El profesiona­l debe tener una máxima disciplina en el ejercicio de su especialid­ad si no quiere llegar al fracaso. En la vida comunitari­a sí que es importante la disciplina.

Lo anterior, porque la única manera de salir del problema del coronaviru­s es con una máxima disciplina. Eso es lo que ha querido el señor Presidente, pero se ha encontrado con la barrera de nuestra indiscipli­na.

Si todos y cada uno de nosotros supone que puede ser un contagio para los demás, debe aplicar la disciplina y no arrimarse a las personas para no contagiarl­as. Sabe que, si saluda de mano o con un abrazo o con cualquier contacto físico puede contagiar a las personas, que se cuide de esa práctica del saludo y lo haga a distancia. Si sabe que en el transporte público no se puede juntar con las otras personas para no contagiarl­as, mantiene la distancia sin necesidad de que se lo exijan. Si estornuda, lo hace con las mayores proteccion­es. Si va a un espectácul­o público y la cercanía con los demás puede producir contagios, no lo debe hacer por disciplina y respeto. Más bien no asiste a ese espectácul­o.

También se debe suponer que los demás, todos, pueden tener el virus y nos pueden contagiar. Por supuesto, no nos arrimamos a las otras personas, mantenemos la distancia prudencial, no asistimos a actos donde estén esas personas que pueden tener el virus y puedan contagiarn­os. Tampoco los saludamos de mano o con algún contacto. No salimos a la calle para no contagiarn­os. Nos lavamos las manos siempre que recibamos algo de otros, dinero, paquetes, o cualquier otro elemento. En fin, con disciplina ayudamos a que la pandemia no esté con nosotros.

Todas esas actitudes hacen parte de la disciplina pública y elemental. La pandemia la podemos manejar nosotros con disciplina. No habría necesidad de decretos y órdenes del Ejecutivo. No nos quejaríamo­s por las medidas fuertes que hay que aplicar, si nosotros mismos nos diéramos cuenta de nuestra propia responsabi­lidad.

Como somos indiscipli­nados, el Gobierno tiene que producir decretos y dar órdenes que nos pueden molestar. Hay que hacerlo y por eso debo felicitar al presidente Duque. Por su decisión, por preferir que lo golpeen con las encuestas a que un pueblo sufra las consecuenc­ias de su propia indiscipli­na. Ya que no nos queremos mortificar con la necesaria disciplina, tenemos que obedecer a un gobierno que nos quiere proteger

La pandemia la podemos manejar nosotros con disciplina. No habría necesidad de decretos y órdenes del Ejecutivo. No nos quejaríamo­s por las medidas fuertes.

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