Hay que pensar en ciudades compactas
“Los episodios cíclicos que tiene el Valle de Aburrá por contaminación del aire deben llevar a una revisión de la distribución de actividades que generan presión sobre el sistema de transporte público para que haya mejor distribución de personas en desplazamientos. No obstante, también se debe tener en cuenta un factor más genérico. La ciudad se ha desarrollado en un valle, su entorno es el de la cordillera central colombiana, donde es más difícil predecir el comportamiento de las variables meteorológicas y en la contaminación pueden incidir fenómenos externos como las corrientes de viento, los grados de exposición solar o la nubosidad. Todo eso es cambiante. Por eso hay que tener mucho cuidado en cómo se correlaciona lo que se mide, por ejemplo, en una estación climatológica ubicada en el punto cero, y cómo se interpreta con base en la realidad local pero con esas variantes del clima regional. También es una realidad que persisten vehículos del transporte público y privado con una base energética de combustibles fósiles, lo que genera CO2 y contamina. Esto, sumado a las variables externas, hacen que en momentos del año se concentren más las emisiones. Hay que seguir trabajando para optimizar el desplazamiento, buscando energías sostenibles y no contaminantes para perfeccionar la infraestructura del transporte de Medellín en ese sentido. Esa línea de avance en el desarrollo sostenible no se puede perder. También es importante, entendiendo las fuentes móviles como las más contaminantes, pensar en una Medellín compacta, una ciudad de la proximidad donde las personas en un barrio no tienen que salir, por ejemplo, de una parte de la ciudad al extremo opuesto para buscar su trabajo, que es lo que ocurre en nuestras urbes segregadas. Es el modelo de la ciudad de los 15 minutos”.