SENCILLAMENTE, EDUCACIÓN
Educación, aprendizaje formal e informal, desarrollo de talento, autoeducación: estas son algunas de las actividades más importantes en la sociedad, la capacidad de adquirir y transferir conocimientos y habilidades. En el hogar, en el trabajo o dentro de las instituciones, la educación es una pieza clave del desarrollo personal y profesional. Un componente esencial de la educación y su éxito son los educadores, de las más nobles ocupaciones o profesiones. De hecho, mi primer trabajo fue como maestro, salido directamente de la universidad para una facultad de medicina... obviamente, fue un absoluto desastre. No tenía idea de lo que estaba haciendo y probablemente no tenía el conocimiento que los estudiantes tanto necesitaban. Sin embargo, cuando uno trabaja en una universidad como investigador, volverse profesor es casi un riesgo laboral, independientemente de la vocación. Pero por alguna extraña razón, he tenido la increíble oportunidad de enseñar desde entonces. Esta experiencia durante los últimos 20 años, en diferentes idiomas y países, es ya parte de mí, de mi forma de vivir, trabajar y aprender; y con el tiempo, crecí en el papel de educador, la pasión que lo mueve y cómo debería encajar en él: enseñar es la mejor manera de aprender; enseñar se trata de construir confianza; y enseñar es más que simplemente transferir conocimiento, se trata de ganarse tanto los corazones como las mentes de los estudiantes.
La estructura familiar, en diferentes culturas, es otro componente fuerte de la educación. En mi caso, tenía dos modelos muy diferentes en casa. Mi padre, muy distante cuando era joven, jugó un papel esencial cuando era mayor. Las enseñanzas claves que retengo: construir sobre una visión, aprender toda la vida y superar nuestros propios límites. Mi madre tenía un enfoque mucho más holístico. Desde muy joven me enseñó la independencia, desde cocinar y limpiar hasta como asumir responsabilidades ante mis actos.
Enseñar es más que simplemente transferir conocimiento, se trata de ganarse tanto los corazones como las mentes de los estudiantes.
Con su formación científica, ella me impulsó a descubrir el mundo a partir de hechos, que la matemática es divertida y lo importante que era saber hacer preguntas para obtener respuestas significativas. Y siendo de las personas más humanas y cariñosas que conozco, ella me enseñó la importancia de poner a otras personas primero, me ayudó a aceptar mis propios defectos y a no tener miedo de intentarlo. Pero si tuviera que destacar una lección de los dos, un mensaje silencioso y que siempre llevaré conmigo, sería: nunca te rindas; no cedas ante lo imposible y abrumador, ante la injusticia o matones; rendirse jamás. Lo que no me dijeron -y que aprendí con el tiempo- es que a veces, solo a veces, hay días en que el sol no nace y hay que luchar para que la oscuridad no venza.
La educación, en todas sus formas, es sencillamente una de las cosas más importaantes en el mundo. Pero no se trata solo de habilidades y aprender rápidamente a adaptarse al mundo en constante cambio o al mercado laboral. Se trata de aprender a pensar, crear conocimiento y construir cosas nuevas, desarrollar el carácter o vivir en sociedad. La educación toma no solo tiempo sino fundamentos que no pueden ser olvidados o ignorados. En palabras de Mahatma Gandhi
“Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir para siempre”