TODO UN MENÚ DE ACTIVIDADES
Karaoke: seguir las letras de canciones infantiles o las que más les gusten a los niños. Pueden mezclar la actividad con una pijamada familiar.
Hacer ejercicio: buscar rutinas sencillas y divertidas, que sean llamativas para los niños.
Inventar nuevos juguetes: hacer títeres, un caballito con el palo de una escoba. La casa está llena de materiales que se pueden convertir en juegos.
Lecturas en vivo: el objetivo en este caso es interpretar los personajes, actuar sus diálogos.
Acampar o hacer un picnic: si tiene patio puede crear su propia carpa con un palo y una cobija. Otra opción es un picnic en el balcón o en medio de la sala.
Agregar a la agenda
Los menores volverán eventualmente a sus actividades tradicionales, y para hacerlo sin afectar su desempeño necesitan rutinas establecidas: hora de levantarse, de dormir, de comer, de cepillarse los dientes, de hacer tareas, de jugar. “Las rutinas fijas son importantes porque generan seguridad en los niños; ellos pueden sentir temor y cuando se establecen horarios ven que la vida sigue, perciben que no hay grandes alteraciones”, explica el pediatra y docente Felipe Andrés Palacio.
Dentro de la rutina deben incluirse actividades familia
res. Las que están basadas en el juego son claves para el desarrollo físico y psicosocial, explica el pediatra, mientras que otras como cantar, hacer juegos de roles o cocinar impulsan el desarrollo cognitivo, afectivo y motriz.
El experto añade que los momentos dedicados al ocio también deben contemplarse. “Los padres piensan que los niños deben estar ocupados todo el tiempo y no le dan importancia al ocio, a no querer hacer nada”. Unos minutos al día le ayudan al cerebro a descansar, a mirar las cosas con otra perspectiva, activar la curiosidad y el pensamiento