El Colombiano

Diego El Cigala contó en qué se parecen el mariachi y el flamenco.

El cantaor reinterpre­tó boleros y rancheras tradiciona­les mexicanas a manera de homenaje hacia esa cultura.

- Por VALERIA MURCIA VALDÉS

La primera vez que El Cigala cantó en México, lo hizo solo con una guitarra a la mano y esa voz flamenca con la que se dio a conocer como cantaor en solitario desde finales de los noventa. Iba a presentar su disco Entre Vareta y Canasta. Fue hace casi 20 años que se dio esa primera cita con el público mexicano. “Era a ver qué pasa”, a ver cómo caía su música en ese país y “cayó de maravilla”, dice con orgullo desde República Dominicana, donde pasa la cuarentena. “El público mexicano es bello y cuando atrapa a un artista, cuando te acoge en sus brazos, es para siempre”.

Desde ese primer encuentro ya no ha parado y cree que ha ido todos los años, al menos dos veces. Su conexión se ha mantenido fuerte con el tiempo, tanto así que decidió dedicarle un homenaje flamenco a rancheras y boleros que nacieron allá. Se llama Cigala Canta a México y lo lanzó a finales de mayo de este año. Cenizas, Perfidia, El Gato, Somos Novios y Soy lo Prohibido fueron algunas de las primeras canciones que entraron en esa lista, en la que El Cigala quería reinterpre­tar esos temas que se populariza­ron en la voz de Javier Solís, Los Panchos, Vicente Fernández, Elenita Vargas, José Alfredo Jiménez y su gran amiga Chavela Vargas.

Cuenta que ella fue un gran motivo de inspiració­n para este disco. “Con Chavela nos queríamos mucho, éramos muy amigos”. Le llamaba “mi gitano be

llo” o “mi gitano hermoso”.

Él le cantaba y ella le respondía: “Todo eso va a quedar en tu voz maravillos­a cuando un día le cantes a México”, recuerda El Cigala, como quien tiene una promesa pendiente por cumplir. “Ella era fantástica, un portento y tenía una manera de cantar y de expresar como nunca he visto en mi vida”.

Respetar los clásicos

La producción de este álbum estuvo a cargo de Jaime Calabuch “Jumitus” y la selección de los temas fue muy cuidadosa. “No había nada forzado, si no lo descartába­mos. Era dejarte llevar un poco por el arte y a lo que tu corazón dictara”.

Como es música tan importante para tanta gente y para él, lo que buscaba, sobre todo, era que su voz encajara con las canciones y que no chocara una cosa con otra, “que fuera milimétric­o”. Cree que lo que une ambas tradicione­s musicale es que, “tanto como la música mexicana como el flamenco van de la mano porque son para el pueblo”, y por eso se exigía respeto para interpreta­rlas.

Terminarlo en cuarentena

Para la grabación se rodeó de los que considerab­a los mejores. En los estudios de Sony Music en Ciudad de México compartió junto al Mariachi Gamma 1000, La Sonora Santanera, Los Macorinos, el Trío de Chucho Valdés Jr. y el Mariachi Vargas. Poco después arrancó la pandemia y tuvo que grabar algunas de las voces por su cuenta, en República Dominicana. “Frente al confinamie­nto tenía la vía de escape que siempre ha sido la música”, expresa.

Tenía pensado estrenar la producción en vivo a mediados de mayo en el Auditorio Nacional de México. Tenía agendados a un montón de invitados para compartir en escena, incluyendo al maestro Armando Manzanero, pero sabe que por ahora ese acontecimi­ento tendrá que esperar.

Estaba a punto de arrancar una gira que llegaría a Colombia, un país que ha recorrido y que lleva cerca del corazón, pero no se le quitan las esperanzas de poder lograrlo en un tiempo no muy lejano. Yo lo da como un hecho, aunque no tenga la fecha del encuentro aún siga siendo incierta

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FOTO CORTESÍA Gran parte del trabajo del álbum se adelantó antes de la pandemia, pero quedaron pendientes algunas voces que El Cigala grabó durante el confinamie­nto.

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