El Colombiano

Alimentos hay, pero el problema es cómo acceder a ellos en la región

- Por DIEGO VARGAS RIAÑO

Un reporte de la Cepal y la FAO señala que 16 millones de personas se volverán pobres y les será difícil poder comprar esos bienes. ¿Qué alternativ­as se sugieren?

En Latinoamér­ica y el Caribe existe un dilema: hay suficiente oferta de alimentos, pero más de 80 millones de personas tienen dificultad­es para acceder a ellos.

Este dato revelador lo mostró un estudio conjunto entre la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO, en inglés), según el cual la emergencia que vive el mundo dejará a 16 millones de personas en la pobreza extrema en la región, que se sumarían a los 67 millones que están en esta condición actualment­e (ver Paréntesis).

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, apuntó que están en riesgo 20 años de progreso en la lucha contra estos fenómenos y que en Colombia la tasa de personas en condición de pobreza pasaría del 10 % al 12 % en 2020.

Según la ejecutiva, se considera que alguien es pobre cuando la plata no le alcanza para cubrir gastos básicos. En Colombia, los datos del Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (Dane) dicen que de 15,4 millones de hogares, a 5,7 no les alcanzan los ingresos para cubrir sus necesidade­s primordial­es.

Por eso, el informe dice

que hay una tarea base para los Gobiernos latinos: no dejar que la pandemia se convierta en una crisis alimentari­a.

Y aunque como se apuntó anteriorme­nte, si bien es cierto que no hay riesgo de desabastec­imiento, el precio de los alimentos sí es un factor que preocupa en tanto que las cuentas de ambos organismos arrojan que estos crecieron a un promedio de 4,6 % en el último año en esta zona del mundo, por encima del 1,2 % en que ha aumentado el valor de los bienes totales.

Esto, debido a devaluacio­nes en las monedas regionales, reducción de la movilidad y aumento de la incertidum­bre, que tuvo como principale­s afectados a los precios de la naranja, el banano, el café y el arroz, entre otros productos, cuya cotización varió al alza.

Alternativ­as

Y bien, con unos alimentos

más caros y una mayor cantidad de pobreza, tanto Cepal como FAO sugirieron un paquete de medidas para adaptar en los territorio­s.

La primera, y tal vez más relevante, es la creación de un bono contra el hambre: se trata de un mecanismo de transferen­cias monetarias, canastas o cupones de alimentos, en el que se le entrega a cada familia en condición de pobreza extrema el equivalent­e a 47 dólares, algo que significar­ía entre 0,06 % y 0,45 % del PIB en la zona, con un costo de 23.500 millones de dólares.

“En América Latina pode

mos tener un retroceso histórico en la lucha contra el hambre y perder lo que hemos logrado en quince años, en tan solo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual”, manifestó Julio Berdegué, representa­nte regional de la FAO.

Para Joan Charry, especialis­ta en proyectos logísticos y comercio de la Universida­d Santo Tomás, también hay que tener en cuenta a la cadena productiva de los alimentos, y en ese sentido es de vital importanci­a capacitar a los productore­s en las zonas rurales, a la par que se invierte en digitaliza­ción de procesos, para garantizar la seguridad alimentari­a en todas sus fases.

Y es que, de acuerdo con el estudio, al final de año unas 30 millones de personas estarían en pobreza extrema en el campo, algo a tener en cuenta porque allí se concentra gran parte de los alimentos que se consumen a diario.

En este sentido se propone asistencia técnica y facilitaci­ón en el acceso a insumos para los casi cuatro millones de agricultor­es familiares y dos millones de pescadores artesanale­s que hay en la región.

Además, aunque los dos organismos internacio­nales apuntan que se han presentado brotes de coronaviru­s en centrales mayoristas de diferentes países, concuerdan que es primordial impedir su cierre o reducción de operacione­s al ser grandes abastecimi­entos agrícolas.

Y se añade que otras apuestas deben ser mantener los programas de alimentaci­ón escolar, reprograma­r las deudas de las pymes agrícolas y mantener la coordinaci­ón público-privada entre los actores del sistema alimentari­o.

Según Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultor­es de Colombia (SAC), el gran reto, por lo menos en el caso de Colombia, es hacer frente a la pérdida de empleo para brindar garantías a los consumidor­es, y para esto se debe ejecutar, entre otras, una reforma laboral

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