TUITERO. 65.300 SEGUIDORES
“La guía es afortunada porque estábamos atrasados como país en tratar este tema con interés y seriedad. Sin embargo, se queda muy corta y llega tarde. Tiene una mirada superlimitada de lo que puede hacer un influenciador, pues este no solo promociona productos y servicios a cambio de dinero: también puede convocar a una movilización social, apoyar un proyecto de ley, invitar a participar en un concurso o una campaña humanitaria. Previendo malas prácticas, ¿es más peligroso que un ‘instagramer’ promueva unos zapatos o que un tuitero participe en una campaña sucia o de matoneo contra un político? Lo segundo lo ingnora completamente la guía de la SIC. Por mi parte, suelo informar sobre eventos de tecnología desde mis redes y desde las del medio Impacto TIC, ¿ahí también se debe decir que es publicidad? Por ello, la guía es un primer paso, pero más que utilizar el hashtag #publicidad, lo que se debe promover es la transparencia y el respeto a los usuarios por parte de los influenciadores y quienes los contratan”.