¡VIVA LA FILARMÓNICA!
Levanten la mano todos aquellos que han encontrado un bálsamo en el arte y la cultura durante este año tan difícil. En lo personal la experiencia de la pandemia, con sus altibajos de incertidumbres, miedos, frustración y cansancio hubiera sido aún más dura y difícil sin el soporte de buenas lecturas, grandes películas, y sobre todo de la música. Me han acompañado en el trabajo, así como en los momentos de relajación, las melodías de Mozart, Chopin, Rajmáninov. Pero también volví a escuchar la música italiana que marcó mi adolescencia y juventud, sobre todo, Lucio Dalla, Mina, Eros Ramazzotti, Fiorella Mannoia. La música es una de las formas más antiguas del arte humano, y también es un formidable antídoto para la resistencia frente a guerras, injusticias, opresiones, en tiempos de crisis. Recuerdo con emoción las imágenes de un médico de cuidados intensivos que en un descanso, con su uniforme y máscara, tocaba en el piano “Don’t stop me now”, no me detengas ahora, de Queen.
Así mismo, me emocionó la generosa iniciativa de la Filarmónica de Medellín de regalar momentos musicales frente a los hospitales de la ciudad, para ofrecerles aliento a pacientes y médicos durante el pico de la pandemia. Por eso, me sorprendió escuchar en la radio, que un momento musical (dos minutos y medio, para ser precisos) ofrecido por la misma Filarmónica a los pasajeros que viajaron en un vuelo de Avianca de Medellín a Bogotá fuera objeto de un escándalo desproporcionado, alimentado además en las redes sociales por quienes no fueron testigos y partícipes del evento. Mientras que los pasajeros del vuelo aplaudieron y agradecieron el gesto de la Filarmónica desde el aire, aquí en la tierra algunos usuarios en Twitter les tiraron tomates y huevos podridos virtuales a la orquesta que nada más pretendía llevar unas notas de serenidad. ¿Por qué será que en lugar de aplaudir la creatividad y la iniciativa de un sector cultural, además tan golpeado por la pandemia, lo insultamos de manera tan bárbara? ¿Por qué actuamos de manera tan inhumana frente a lo que nos mantiene humanos?
De alguna manera, la reacción ante el momento musical ofrecido por la Filarmónica se nos presenta como una imagen relampagueante que desenmascara el hábito cultural que se ha venido apoderando de nuestra sociedad, erosionando la solidaridad social y nuestros vínculos comunitarios; me refiero al hábito de derrumbar y deshacer con el único fin de desmantelar, sin asumir la responsabilidad de construir y de conectar. Hay que reflexionar sobre la sociedad que estamos generando cada vez que insultamos, desprestigiamos, mientras nos negamos a entender, profundizar y reflexionar. En una carta pública, la directora ejecutiva de la Filarmónica de Medellín, Ana Cristina Abad Retrepo, nos ha invitado en estos días a meditar alrededor de algunos interrogantes fundamentales: ¿Qué es lo relevante y lo que genera hoy “tendencia” en Colombia?, ¿cuál es la conversación que debemos avivar de aquí en adelante como orquesta y como sector? Exactamente: aquellas conversaciones cuya calidad nos revela la calidad de nuestro presente y las posibilidades de nuestro futuro
Mientras que los pasajeros del vuelo aplaudieron y agradecieron el gesto de la Filarmónica desde el aire, aquí en la tierra algunos usuarios en Twitter les tiraron tomates...