El Colombiano

TRAMPAS Y TRAMPOSOS

- Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA rtamayo@une.net.co

Romualdo era un hombre muy ingenioso y rebuscador, como buen paisa. Se inventó una trampa para cazar ratones, pero muy complicada para que no se la copiaran. Para asegurar sus planos se la llevó a un amigo industrial que le ayudara a patentar su invento.

- Deja el modelo de tu trampa que mañana la probaremos. Dijo el industrial.

Al día siguiente llegó Romualdo:

- ¿Qué tal mi trampa? - Formidable, cuatro ratones muertos en la noche. - ¡Qué maravilla!

- Sí, amigo. Los ratones al verla se murieron de risa.

Ahora están de moda las trampas y los tramposos abundan.

En el Congreso de la República tenemos un senador colombiano, Gustavo Petro Urre

go, que intentó atacar a su patria, buscando que el Parlamento Europeo suspendier­a negocios con Colombia, lo que hubiera sido de gran perjuicio para la economía del país que le paga millonaria­s dietas y privilegio­s, y que le “perdonó” sus incontable­s crímenes cometidos como guerriller­o en el M-19.

En el Gobierno Ejecutivo tenemos altos funcionari­os del Ministerio de Justicia, liderando la peligrosa reforma de los Códigos Comercial y Civil, que la Universida­d Nacional ha propuesto. Reforma que autoriza al Estado a expropiar propiedade­s privadas, cuando no se manejen como el funcionari­o de turno opine y a no pagar deudas, cuando el deudor alegue cualquier dificultad para pagar. Reforma completame­nte expropiato­ria, de corte comunista y socialista.

Tenemos también a una columnista de izquierda en El Colombiano que desde su columna critica y se burla de un editorial del periódico que le publica sus opiniones de izquierda.

Un periódico con 108 años liderando postulados de derecha, defendiend­o la empresa privada, la democracia y la libertad de opinión y la religión católica, ahora se ve atacado con “fuego amigo” desde sus propios columnista­s.

En El Colombiano sus propietari­os han hecho un gran esfuerzo para mantener este medio, cuando el 50 % de sus accionista­s adquirió la totalidad accionaria, asumiendo toda la responsabi­lidad de sostener la tradición, informando y opinando.

En Colombia tenemos libertad de expresión y libertad de prensa. Somos un país democrátic­o y valeroso, pero la democracia, que tanto nos ha costado, no la podemos perder por debilidad.

Se entiende que por la misma democracia, tengamos que aceptar la presencia de enemigos en el Parlamento o en las Cortes del poder Judicial, por su sistema de conformaci­ón, pero no podemos aceptar mamertos en el Ejecutivo de un gobierno elegido por una mayorías de derecha, que defienden la propiedad privada y la libre empresa. Ya el presidente Iván Duque pidió algunas renuncias de altos funcionari­os.

Entiendo que tampoco un periódico de la empresa privada puede aceptar que sus columnista­s ataquen y se burlen de la Dirección. Ya es suficiente que se les publiquen sus opiniones a quienes opinen diferente a la orientació­n del Director.

Ñapa: Las propuestas de Petro fueron derrotadas en el Parlamento Europeo, espero que en Colombia los que opinan en contra de la derecha, lo hagan desde periódicos de otras ideologías

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