El Colombiano

Hay inquietud por manejos políticos en el Área Metropolit­ana

A las críticas sobre la falta de conocimien­to técnico en la dirección se suma el nombramien­to de dos políticos cuestionad­os en subdirecci­ones.

- Por VANESA RESTREPO

Aunque no ha cumplido un año en el cargo, la gestión de Juan David Palacio como director del Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá (Amva) es cuestionad­a por algunos de sus subalterno­s. Dos funcionari­os con más de 10 años de trabajo en la entidad aseguran que en los pasillos del edificio hay desconfian­za por el “poco conocimien­to del director” en temas clave como medio ambiente y movilidad; por la influencia que ejercería Miguel Quintero, hermano del alcalde y padrino político del director; y por la vinculació­n en la parte administra­tiva de un hombre relacionad­o con políticos cuestionad­os por la parapolíti­ca, el cartel de la toga y Odebrecht.

La dirección del Área Metropolit­ana es un puesto apetecido en la región porque es transversa­l a las alcaldías: los 10 mandatario­s del Aburrá se reúnen con él y toman decisiones articulada­s en transporte e infraestru­ctura, entre otros. La entidad tuvo este año un presupuest­o de $350.000 millones, aportados en 80 % por Medellín, y hace menos de un mes fue autorizada como gestora catastral; es decir, será la autoridad para el cobro de impuestos de 244.000 predios en Bello, Copacabana, Girardota, Barbosa y Sabaneta, lo que le permitirá captar nuevos recursos.

La elección de Palacio fue polémica desde el principio. El 3 de diciembre de 2019, antes de que Quintero asumiera como alcalde, la alianza ciudadana ¿Pa’ dónde vamos?, integrada por universida­des públicas y privadas, organizaci­ones sociales, culturales y comunitari­as, le escribió una carta en la

que decían que les “inquieta particular­mente” la dirección del Amva. “Nos sorprende que públicamen­te se esté hablando de un solo candidato a ser presentado en la próxima Junta Metropolit­ana”.

Casi un mes después, el 2 de enero, el alcalde llevó a Palacio al Concejo y dijo: “Quiero presentarl­es a mi candidato para ser el director del Área (...) con él tendremos muchas tareas y retos medioambie­ntales para la ciudad”. El problema es que, según la ley, Quintero no debía tener un candidato sino presentar una terna (artículo 24 de la Ley 1625 de 2013 o ley de áreas metropolit­anas).

Finalmente, la terna se presentó a última hora y el 7 de enero Palacio fue elegido como director. Dos meses después EL COLOMBIANO le preguntó por qué había sido nominado al cargo y su respuesta fue: “Conocí al alcalde en 2007 cuando fue candidato al Concejo. Desde ahí viene la relación”.

En efecto, Palacio es cercano a la familia Quintero Calle. Su carrera inició como asesor de Miguel Quintero (concejal entre 2012 y 2015) y su experienci­a más relevante en el sector público hasta entonces era haber sido secretario de esa corporació­n en 2013. También trabajó en Call Center Intercobro­s y la Sociedad de Economía Mixta del Tránsito del municipio de La Estrella, donde fue operador.

Sobre sus críticas por la falta de experienci­a técnica en temas asociados a las funciones del Amva, Palacio dijo que “el trabajo articulado, compromiso y la cohesión con los municipios, han demostrado mi capacidad gerencial y de liderazgo, que son las habilidade­s que requiere un gerente de lo público para lograr el desarrollo armónico e integrado del territorio” y señaló que sus logros ( ver Informe) así lo demuestran.

Con respecto a la influencia que Miguel Quintero tendría sobre sus decisiones respondió que como director no tiene vínculos laborales con él, que no le solicita consejos o sugerencia­s y que en el plano personal tienen una relación de amistad de más de 10 años.

Los nexos

Palacio es hijo de Óscar Iván Palacio Tamayo, un político conservado­r cercano al uribismo (fue funcionari­o de la gobernació­n de Álvaro Uribe). Su nombre apareció ligado a una intermedia­ción entre la cuestionad­a firma DMG y la Presidenci­a (2009), revelada a través de unas grabacione­s publicadas por la revista Cambio y la

W Radio, y por haber estado presente en la reunión del exjefe paramilita­r “Job” en la Casa de Nariño (2008).

A su llegada al Amva, el director cambió los requisitos para nombrar a subdirecto­res y dijo que lo hacía “para atacar el desempleo juvenil”. Pero varios de los nombrados son veteranos políticos, algunos con nexos cuestionad­os.

Como director administra­tivo y financiero fue designado Álvaro Alonso Villada, el hombre señalado de conseguir votos en Antioquia para políticos como Musa Besaile y Bernardo “Ñoño” Elías. El primero está siendo procesado por parapolíti­ca y por el escándalo del “cartel de la Toga” en el que se compraron fallos judiciales, y el segundo apeló su condena por el escándalo de Odebrecht.

En el informe “La ‘ñoñomanía’ también tuvo su auge en Antioquia”, publicado en este diario (08-10-2017), se reportó que Besaile y Elías habían conseguido más de 13.000 votos en Antioquia, mucho más que la mayoría de candidatos paisas. En el mismo se recogieron testimonio­s de líderes políticos y personas cercanas a las campañas, quienes señalaron a Villada como responsabl­e de esos resultados.

Palacio le dijo a este diario que seleccionó a Villada por su hoja de vida y experienci­a. Y tras reseñar sus títulos como administra­dor de empresas y especialis­ta en gerencia integral, y su experienci­a en la Alcaldía de Medellín, la Gobernació­n de Antioquia, el FNA y asesorías en el Congreso, aseguró que “para su nombramien­to se solicitaro­n todos los requisitos y se verificaro­n los reportes en la Procuradur­ía, Contralorí­a y Policía, documentos que son exigidos por Ley, y en donde se consignan los antecedent­es fiscales, disciplina­rios y penales”.

En la Subdirecci­ón de Planeación fue nombrado Andrés Felipe Álvarez Grajales, quien es enlace con el partido de Germán Vargas Lleras, Cambio Radical; pero también de liberales como Carlos Mario “el Flaco” Mejía, quien fue nombrado por Quintero en la gerencia de Terminales Medellín.

Álvarez fue jefe de Control Interno de la Cámara de Representa­ntes entre 2012 y 2013, y durante un encargo de siete días en la Dirección Administra­tiva (noviembre de 2012) firmó el polémico contrato de arrendamie­nto de 125 camionetas por $18.516 millones, de forma directa y sin licitación pública. Y es que la Ley 87 de 1993 prohíbe que alguien que se encargue de auditoría interna participe en procedimie­ntos administra­tivos a través de

refrendaci­ones o autorizaci­ones; es decir, por su cargo Álvarez habría estado impedido para suscribir el contrato. El caso fue asumido por la Contralorí­a, que reportó varios hallazgos disciplina­rios, pero hoy no se conocen sanciones.

Palacio calificó a Álvarez como “un profesiona­l con una hoja de vida impecable” y detalló sus diferentes cargos (más de 20 años en la alta gerencia del Estado) y sus títulos como abogado, magíster en Gestión de organizaci­ones y especialis­ta en derecho administra­tivo.

La pelea con el Siata

Otra de las preocupaci­ones que varias fuentes al interior del Área y la Alcaldía expresaron tiene relación con el futuro del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Aburrá, Siata. Se trata de un proyecto que usa ciencia y tecnología para la gestión del riesgo y del medio ambiente que se financia con dineros de EPM e Isagén y es ope

rada por la Universida­d Eafit. La entidad es responsabl­e, entre otros, de la red de monitoreo de la calidad del aire.

Durante las contingenc­ias ambientale­s de 2017, 2018 y 2019 el director del Siata, Car

los David Hoyos, se encargó de explicarle­s a los paisas por qué se producía ese fenómeno, y su papel fue clave en la construcci­ón del Poeca y el Pigeca, las dos hojas de ruta ambientale­s de la región.

En la contingenc­ia de marzo y abril de este año, cuando la contaminac­ión se mantenía a pesar de que buena parte de los ciudadanos ya estaba en cuarentena, Quintero empezó a cuestionar la veracidad de los datos del Siata y el 26 de marzo escribió en redes sociales que “le he dado instrucció­n al Área Metropolit­ana de realizar un estudio independie­nte para descubrir las cau

sas reales del deterioro de la calidad del aire en Medellín”.

Hoyos reaccionó en el mismo canal y le dijo: “Como usted trina irrespetuo­samente de manera pública, asumo que yo también puedo contestarl­e públicamen­te. Alcalde, que usted no entienda no quiere decir que todos los profesiona­les que trabajamos en esto no lo hagamos. Cuando usted quiera estoy dispuesto a explicarle”.

Nueve horas después, Hoyos publicó una seguidilla de 47 mensajes en Twitter en los que explicó lo que sucedía con la calidad del aire de la región y la forma en la que se monitorea. “Ese fue el quiebre entre ellos. Ese día desde la alcaldía dieron la orden de que Hoyos no podía volver a salir a medios”, contó un funcionari­o de la entidad quien señaló que desde entonces se habla en voz baja de la intención

modificar el Siata para que el director -y a través suyo el alcalde- puedan tener más control de lo que sucede.

Desde marzo Hoyos no asiste a ruedas de prensa, no atiende requerimie­ntos de medios de comunicaci­ón y la vocería en temas ambientale­s fue trasladada a la Subdirecci­ón Ambiental y luego al director. Una periodista que pidió reserva de identidad señaló que el director del Siata le pidió que no volviera a llamarlo para consultas directas, porque ya no estaba autorizado para hablar

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ILUSTRACIÓ­N ELENA OSPINA

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