El Colombiano

ÁLVARO GÓMEZ: UN LEGADO QUE VIVE, UN CRIMEN IMPUNE

- Por FEDERICO GUTIÉRREZ ZULUAGA @FicoGutier­rez

El próximo 2 de noviembre se cumplen 25 años del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, un gran líder político cuyo legado perdurará en el tiempo. Su asesinato, sin embargo, continúa en la impunidad.

Sobre su legado habría mucho por decir, comenzando por su propuesta de un gran Acuerdo sobre lo Fundamenta­l, a través del cual promovía, con gran talante democrátic­o, superar los intereses particular­es para coincidir en el bien común de la nación, respetar la vida, fortalecer la justicia y el Estado Social de Derecho, generar prosperida­d económica para vencer la pobreza, preservar el medio ambiente y muchas ideas que hoy se ven plasmadas en la Constituci­ón Política de 1991, de la que hizo parte como presidente de la Asamblea Nacional Constituye­nte.

Sobre su muerte, es preocupant­e que tras 25 años del crimen, la justicia colombiana no haya determinad­o responsabi­lidad alguna y las investigac­iones se dilaten entre versiones encontrada­s. Una de ellas se revive por estos días con la autoinculp­ación de las Farc como posibles autores del asesinato; declaració­n que no puede descartars­e pero que sí tiene que ser probada con toda contundenc­ia y rigor judicial, más allá de las supuestas razones que hacían de Ál

varo Gómez un objetivo militar para este grupo armado ilegal. Esto implica descartar o confirmar definitiva­mente otros eventuales autores como los señalados en diferentes líneas de investigac­ión, entre ellas la de la propia familia, que a través de su abogado ha logrado reunir “322 pruebas entre testimonia­les y documental­es” que sostienen la culpabilid­ad del narcotráfi­co en confabulac­ión con algunos políticos y militares.

Conocer por fin la verdad y hacer justicia frente a un hecho que tanto daño le hizo a la democracia del país, sí que sería un gran avance para la verdadera paz y reconcilia­ción en Colombia. Aquí no sólo la JEP y la Comisión de la Verdad tienen que actuar, también la Fiscalía debe mantener sus líneas de investigac­ión sin descartar ninguna hipótesis sobre el magnicidio del líder conservado­r, pues todos sabemos que las Farc siempre le han mentido al país sobre sus crímenes, como cuando trataron de encubrir 21 narcotrafi­cantes solicitado­s en extradició­n y hacer pasar como guerriller­os a 254 personas que no pertenecía­n a la organizaci­ón y así “colarlos” al Proceso de Paz para que recibieran los beneficios de la desmoviliz­ación y del acuerdo con el gobierno.

La justicia colombiana no puede permitir que las Farc sigan engañando al país, ni mucho menos que creen una “franquicia de impunidad” para encubrir graves delitos y delincuent­es. No puede equivocars­e frente al caso de

Álvaro Gómez Hurtado; tiene la responsabi­lidad histórica de esclarecer este magnicidio y de exigir toda la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición frente a los crímenes atroces y de lesa humanidad cometidos por las Farc en medio del conflicto armado.

Creo que todo este caso requiere prudencia y respeto por la actuación de la justicia. Pero también se necesita celeridad y efectivida­d. Y a propósito de ese acuerdo sobre lo fundamenta­l al que todos deberíamos volver, reitero la necesidad de coincidir en un pacto para cerrar ciclos de violencia, avanzar hacia la reconcilia­ción y llegar así a una verdad y justicia sin impunidad no sólo en el caso de Álvaro

Gómez Hurtado, sino también en los demás magnicidio­s (y homicidios) que han coartado la posibilida­d de construir una Colombia mejor a través de líderes con una gran altura política, social y humana.

No más historias de violencia sin fin. El Estado, a través de su sistema de justicia, debe exigir y garantizar la verdad

Reitero la necesidad de coincidir en un pacto para cerrar ciclos de violencia, avanzar hacia la reconcilia­ción y llegar así a una verdad y justicia sin impunidad.

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