GANADORES Y PERDEDORES
El virus sigue entre nosotros y ya, sin embargo, se comienzan a hacer balances sobre qué países salieron fortalecidos o debilitados del gigantesco choque que provocó sobre la economía mundial. Al respecto, el vaticinio de la revista The Economist (7-102020) es que el resultado final va a ser un cambio en el orden económico global.
Con las cifras de crecimiento del PIB del segundo trimestre disponibles, se observan algunos hechos que prueban la percepción del semanario. Aunque el golpe fue sincronizado y afectó desde febrero a todas las economías sin excepción, la profundidad de la recesión varió en cada caso. En esas circunstancias se espera que, a finales de 2021, cuando quede atrás esta pesadilla, la economía de Estados Unidos tendrá el mismo tamaño que tenía en 2019; la de China será un 10 % más grande, mientras que Europa yacerá por unos años por debajo de los niveles de producto anteriores a la pandemia. Los países en desarrollo, por su parte, con menos recursos para hacer frente a la crisis y muchas necesidades, están frente al serio riesgo de perder una década de progreso en la disminución de la pobreza.
Las diferencias en esos resultados dependen básicamente de la forma como los países han enfrentado la propagación de la enfermedad y, por supuesto, de las características de cada economía en el momento de encarar el choque.
El fortalecimiento de China se debe no solo a que logró contener con medidas draconianas la enfermedad, sino que además tiene una economía con una gran participación de la manufactura. Es la industria del mundo, dicen algunos. El punto es que es más fácil hacer distanciamiento social en las fábricas, que en economías con una alta participación de servicios donde hay un mayor contacto personal.
Las vacilaciones en el manejo de la pandemia por parte del gobierno de Estados Unidos fueron el factor clave para explicar la rápida propagación de la enfermedad y su impacto sobre la economía. Este se pudo atenuar gracias a un gasto público que llegó a 12 % del PIB y una reducción drástica de la tasa de interés, pero las secuelas sobre el mercado laboral se harán sentir por un tiempo.
Europa sale muy debilitada de esta crisis. La pandemia acentuó su esclerótica estructura económica que hace imposible un ajuste ante la gravedad de la situación. Siempre aparece como ejemplo, que en las 5 economías más grandes de la UE, el Estado mantiene temporalmente a trabajadores que no van a poder recuperar sus empleos, simple y llanamente porque desapareció un bloque importante del tejido empresarial.
Faltaría hacer el balance de ganadores y perdedores al interior de los países, pero se pueden adelantar algunas cosas para Colombia. Como en todo el mundo emergente, el temor es el aumento de la deuda externa, así como la disparada del desempleo, sobre todo de mujeres y jóvenes, con la secuela de perder lo que se había ganado en la lucha contra la pobreza. El país también va a tener que encarar un nuevo proteccionismo y mayor dificultad para vender sus productos de exportación, escasos y poco competitivos. El esfuerzo va a tener que ser grande, para que lo que Colombia está perdiendo en la crisis no se transmita con crudeza a las empresas y trabajadores más vulnerables