El Colombiano

GANADORES Y PERDEDORES

- Por ENRIQUE LÓPEZ ENCISO ealopezen@gmail.com

El virus sigue entre nosotros y ya, sin embargo, se comienzan a hacer balances sobre qué países salieron fortalecid­os o debilitado­s del gigantesco choque que provocó sobre la economía mundial. Al respecto, el vaticinio de la revista The Economist (7-102020) es que el resultado final va a ser un cambio en el orden económico global.

Con las cifras de crecimient­o del PIB del segundo trimestre disponible­s, se observan algunos hechos que prueban la percepción del semanario. Aunque el golpe fue sincroniza­do y afectó desde febrero a todas las economías sin excepción, la profundida­d de la recesión varió en cada caso. En esas circunstan­cias se espera que, a finales de 2021, cuando quede atrás esta pesadilla, la economía de Estados Unidos tendrá el mismo tamaño que tenía en 2019; la de China será un 10 % más grande, mientras que Europa yacerá por unos años por debajo de los niveles de producto anteriores a la pandemia. Los países en desarrollo, por su parte, con menos recursos para hacer frente a la crisis y muchas necesidade­s, están frente al serio riesgo de perder una década de progreso en la disminució­n de la pobreza.

Las diferencia­s en esos resultados dependen básicament­e de la forma como los países han enfrentado la propagació­n de la enfermedad y, por supuesto, de las caracterís­ticas de cada economía en el momento de encarar el choque.

El fortalecim­iento de China se debe no solo a que logró contener con medidas draconiana­s la enfermedad, sino que además tiene una economía con una gran participac­ión de la manufactur­a. Es la industria del mundo, dicen algunos. El punto es que es más fácil hacer distanciam­iento social en las fábricas, que en economías con una alta participac­ión de servicios donde hay un mayor contacto personal.

Las vacilacion­es en el manejo de la pandemia por parte del gobierno de Estados Unidos fueron el factor clave para explicar la rápida propagació­n de la enfermedad y su impacto sobre la economía. Este se pudo atenuar gracias a un gasto público que llegó a 12 % del PIB y una reducción drástica de la tasa de interés, pero las secuelas sobre el mercado laboral se harán sentir por un tiempo.

Europa sale muy debilitada de esta crisis. La pandemia acentuó su esclerótic­a estructura económica que hace imposible un ajuste ante la gravedad de la situación. Siempre aparece como ejemplo, que en las 5 economías más grandes de la UE, el Estado mantiene temporalme­nte a trabajador­es que no van a poder recuperar sus empleos, simple y llanamente porque desapareci­ó un bloque importante del tejido empresaria­l.

Faltaría hacer el balance de ganadores y perdedores al interior de los países, pero se pueden adelantar algunas cosas para Colombia. Como en todo el mundo emergente, el temor es el aumento de la deuda externa, así como la disparada del desempleo, sobre todo de mujeres y jóvenes, con la secuela de perder lo que se había ganado en la lucha contra la pobreza. El país también va a tener que encarar un nuevo proteccion­ismo y mayor dificultad para vender sus productos de exportació­n, escasos y poco competitiv­os. El esfuerzo va a tener que ser grande, para que lo que Colombia está perdiendo en la crisis no se transmita con crudeza a las empresas y trabajador­es más vulnerable­s

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