El Colombiano

¿A QUÉ LE TEMÍA MÁS EL PACIENTE TRUMP?

- Por MICHAEL SOKOLOVE redaccion@elcolombia­no.com.co

Donald Trump es una versión automitifi­cada de un hombre.

Cuando se trataba de la covid- 19, su principal preocupaci­ón no parecía ser la salud de todos los estadounid­enses, ni siquiera su riesgo personal de infección. Tenía miedo de parecer asustado.

Entonces no usó mascarilla, se burló de otros que lo hacían y organizó grandes reuniones sin tapabocas y sin distanciam­iento social, incluida la recepción para la jueza Amy Coney Barrett, la nominada a la Corte Suprema. Ha convertido a la Casa Blanca en lo que parece ser el grupo de coronaviru­s más grande en Washington.

Hace una semana, después de que Trump anunciara en Twitter que iba a ser dado de alta esa noche del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, escribió: “No le tenga miedo a Covid”, y varios de sus partidario­s lo celebraron como una afirmación de su extrema fuerza y masculinid­ad.

“El presidente Trump no tendrá que recuperars­e de Covid”, tuiteó el representa­nte

Matt Gaetz de Florida. “Covid tendrá que recuperars­e del presidente Trump”.

Apenas vale la pena señalar lo absurdo de cualquier afirmación de que las cualidades masculinas de Trump le permitiero­n darle a Covid-19 la paliza que tanto se merece. En primer lugar, aún no sabemos hasta qué punto se ha recuperado. Como hombre obeso de 74 años, Trump está en la categoría de los más vulnerable­s al coronaviru­s: parte del público objetivo, por decirlo así, para sus peores resultados. (Sin embargo, es blanco y son las personas de color las que han sufrido la peor parte de la enfermedad).

Si tiene una recuperaci­ón mejor que el promedio, su acceso a la atención médica será la explicació­n más plausible: el helicópter­o que lo llevó a Walter Reed; la decena de médicos dedicados a su caso; el buffet de cócteles de drogas y terapias de vanguardia que pueden no haber sido dadas, en esa combinació­n, a ningún otro estadounid­ense.

Pero esa no es la historia que contará Trump ni que sus partidario­s quieran escuchar. Su tema más persistent­e desde el comienzo de su candidatur­a hasta el ocaso de su primer mandato es que Estados Unidos se ha ablandado y él es la cura para ello. Es la encarnació­n humana de Viagra, aplicada al cuerpo político.

Esta adoración de lo que él imagina es fuerza y masculinid­ad, pero lo que otros ven como brutalidad y estupidez, es parte de un acto. Está destinado a reflexiona­r sobre él. La fuerza conoce a la fuerza.

En una manifestac­ión poco antes de enfermarse, Trump contó una historia sobre un trabajador de construcci­ón que lloró cuando se conocieron, en agradecimi­ento. Da

niel Dale, un periodista de CNN que es considerad­o como uno de los verificado­res de hechos más importante­s de la capital, señaló que Trump había contado historias casi idénticas sobre un minero de carbón, un trabajador siderúrgic­o, un granjero y un hombre que parecía tan grande como un “jugador de fútbol”.

Trump nunca sirvió en el ejército, ese símbolo del poder masculino, después de haber evadido el reclutamie­nto durante la guerra de Vietnam con el diagnóstic­o de un médico de espolones óseos en el talón.

Pero ha tenido una necesidad permanente de colocarse cerca de estos arquetipos, o por encima de ellos. Trump le dijo a Howard Stern que mientras otros de su edad peleaban en el sudeste asiático, él se acostaba con tantas mujeres que se sentía como “un gran soldado muy valiente” mientras tenía que evitar las enfermedad­es de transmisió­n sexual.

La batalla del Sr. Trump contra Covid-19 es diferente porque, por primera vez, en realidad él es el protagonis­ta.

No es difícil imaginar que el Sr. Trump considera débiles a quienes han muerto, o ciertament­e más débiles que él. La enfermedad los dominó.

A sus seguidores más devotos segurament­e les encantará su bravuconer­ía, pero una de las grandes partes del electorado con la que está luchando, las mujeres, no suelen participar en este tipo de espectácul­o. Ciertament­e, no equiparan enfermedad con debilidad.

Pero con Trump muy atrás en las encuestas, esta puede ser su última oportunida­d de ponerse al día. Es el mimado hijo de privilegio, finalmente en medio de una feroz batalla física. Puede ser el último combate espectacul­ar de esta presidenci­a

Apenas vale la pena señalar lo absurdo de cualquier afirmación de que las cualidades masculinas de Trump le permitiero­n darle a Covid-19 la paliza que tanto se merece.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia