El Colombiano

OJO AL 22

- Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Todo se está dando para acercarnos cada vez más al abismo. Se repite la historia inexorable­mente. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Vamos camino a que esto suceda.

A principios del siglo XIX se presentaro­n traiciones al Libertador Bolívar. A quien nos dio la libertad, a quien nos señaló el camino de la democracia, a quien organizó un Estado libre y democrátic­o. Esa historia no la conocen los jóvenes, esa historia no se enseña en los primeros años de la educación escolar, esa historia la esconde Fecode. Hoy se repite.

Bolívar sufrió atentados de quienes llevó a la cumbre del poder. Sufrió el desprecio y el abandono de quienes recibieron los ascensos y honores del Libertador. El héroe de nuestra independen­cia y de cuatro países más, que llevó a la gloria a quienes luego lo traicionar­on, murió en la pobreza absoluta después de haber sido uno de los ricos más poderosos de Venezuela. Murió en el abandono de quienes recibieron todos los honores del héroe. Esa es la humanidad, la misma que ahora repite la traición a quien nos salvó de la situación que vivíamos a principios del siglo XXI.

Álvaro Uribe recibió un país secuestrad­o. En el que no se podía salir a disfrutar de las tierras y paisajes que nos regaló el Creador. Donde la riqueza de sus tierras no se podía explotar gracias a los terrorista­s que atentaban contra todo lo que significar­a progreso y desarrollo. Le entregaron un país sin futuro, dominado por los cocaleros. Miles de hectáreas cultivadas de coca, laboratori­os para su procesamie­nto, transporta­dores y mercaderes de la cocaína. Un país ansioso de autoridad. Todo cambió cuando llegó al poder.

El presidente Uribe, una vez posesionad­o, organizó las caravanas para recuperar el turismo y el disfrute de los paisajes y riquezas de nuestras tierras. Atacó a los cultivador­es y procesador­es de la droga. Combatió el narcotráfi­co, nos devolvió la seguridad, la confianza en nuestras Fuerzas Militares y de Policía. Ahora lo combaten quienes perdieron el dominio del territorio colombiano. Lo persiguen los viudos de la riqueza mal habida. Lo atacan quienes perdieron los beneficios que produce el delito. Lo atacan quienes querían tomarse el poder por la fuerza, quienes ahora pasaron de delincuent­es a honorables congresist­as, sin un solo voto y gracias al deseo obsesivo de un premio Nobel.

Todo está preparado para el año 2022. La toma del poder con los votos de la izquierda extrema y la indiferenc­ia de quienes no participan en las elecciones. De aquellos que dicen no votar por unos corruptos y que, con esa actitud, le abren las puertas del triunfo a los corruptos que buscan el poder para implantar la corrupción como ha pasado en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y tantos países que han caminado de la opulencia a la ruina.

El año 2022 nos señalará nuestro futuro. Si nos volvemos a equivocar como en el 2010, Colombia caerá al abismo que avizoramos tan cerca. De nosotros depende nuestro futuro. Ojo al 22 como nos advierte nuestro presidente de ahora, de antes y de siempre. Uribe sí sabe para dónde nos conducen. ¡Ojo al 22!

El año 2022 nos señalará nuestro futuro. Si nos volvemos a equivocar como en el 2010, Colombia caerá al abismo que avizoramos tan cerca

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