El Colombiano

Barrett, un timonazo a la derecha para la corte

La inminente llegada de Amy Coney Barrett al Tribunal Supremo consolida una mayoría conservado­ra.

- Por SERGIO ANDRÉS CORREA

Concluyero­n las audiencias en el Senado de EE. UU. para confirmar a Amy Coney Barrett, la nominada de Donald Trump al Supremo. Todo indica que la votación será a su favor. Este es el poderoso tribunal al que llega.

Ayer, el Senado de EE. UU. concluyó cuatro días de extensos cuestionar­ios en los que la nominada por Donald Trump para ocupar una silla en la Corte Suprema de Justicia de ese país, Amy Coney Barrett, rindió cuentas sobre sus posturas frente a diversos temas, pero, sobre todo, en torno a la independen­cia con la que asumiría decisiones judiciales que entrararía­n en conflicto con su fe católica.

Si nada extraordin­ario ocurre, el Senado votaría antes del 22 de octubre y la jueza sería confirmada como integrante del máximo tribunal, en reemplazo del ícono progresist­a Ruth Bader Ginsburg, considerad­a una de las más fuertes voces del feminismo, que falleció el pasado 18 de septiembre.

Tras la nominación de Barrett, medios como The New York Times, The Washington Post y Bloomberg han barajado dos premisas: que su llegada consolida una mayoría conservado­ra en la corte, que ya está integrada por cinco jueces versus tres del ala liberal, y que sus creencias religiosas podrían influencia­r su jurisprude­ncia. Pero, ¿por qué es tan importante el perfil personal de cada juez que llega al máximo tribunal estadounid­ense?

Para comprender­lo, el investigad­or de Sistemas Internacio­nales de la U. Externado, David Castrillón, plantea una diferencia­ción inicial entre quienes se autodenomi­nan “originalis­tas”, es decir, que buscan una interpreta­ción literal de la Constituci­ón y los deseos de quienes la redactaron emitiendo opiniones muy conservado­ras, frente a aquellos juristas que, por el contrario, buscan una interpreta­ción más contextual de las leyes.

“Quienes no son originalis­tas se ubican en diferentes gradientes y la personalid­ad de esos jueces influye en la forma en la que toman decisiones, y esas miradas tienen que ver con su identifica­ción dentro del espectro político. Entonces hay jueces que le dan prevalenci­a al aspecto individual­ista de la Constituci­ón, mientras que otros, como lo hacía Ruth Bader Ginsburg, dan prioridad a los intereses de un grupo. Por ejemplo, en un tema como el aborto, prevalecía la protección de las mujeres como colectivo, que la del feto de forma individual”, explica.

En ello concuerda Erin O’Leary, docente de la St. Louis University School of Law, quien añade una perspectiv­a desde el bipartidis­mo: “La pérdida de Ginsburg como la jefa del ala liberal de la corte materializ­a los temores de los progresist­as en todo el país. A dos semanas de un proceso electoral de alto riesgo (a juzgar por las encuestras), la mayoría republican­a en el Senado está

más que apurada en lograr una confirmaci­ón rápida”.

Barrett sería la quinta mujer en llegar a una corte que en 231 años de historia solo ha tenido dos jueces afroameric­anos, una hispana y tres hijos de migrantes. Pero en opinión de Castrillón, ella “no llegará a hacer historia por lo que es. Ya Sandra Day O’Connor fue la primera mujer blanca en llegar al tribunal. Barrett tendrá peso por lo que cree y ahí sí es relevante que engrosará una mayoría de jueces católicos en un país protestant­e”.

Para medir las fuerzas que actualment­e entran en tensión en el tribunal, con informació­n del proyecto Oyez, una reconocida iniciativa académica de la Cornell Law School, Justia y el ChicagoKen­t College of Law, que compila y analiza la jurisprude­ncia del Supremo, EL COLOMBIANO presenta un perfil de cada togado y cómo ha votado en cuatro casos claves a nivel político y de derechos.

En el primero, Distrito de Columbia v. Heller (2008), el tribunal derogó una disposició­n de la capital federal que prohibía el registro de armas de fuego y restringía su porte. En el segundo, Bostock v. Condado de Clayton (2020), los jueces interpreta­ron la Ley de Derechos Civiles de 1964 para proteger a un empleado público gay que sufría discrimina­ción en su lugar de trabajo.

En el tercero, Espinoza v. Montana (2020), la corte determinó que un programa estatal de becas escolares, que prohibía a los beneficiar­ios utilizarla­s en escuelas religiosas, era discrimina­torio y no se ajustaba a la Constituci­ón.

Y, por último, en Trump v. Mazars USA (2020), los togados considerar­on que aplicando un test de equilibrio de poderes, el Congreso puede pedir a un presidente en ejercicio la presentaci­ón de sus registros financiero­s, aun cuando estos revelen asuntos privados y no oficiales

4 mujeres han sido juezas del Tribunal Supremo de EE. UU. en 231 años de historia.

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Amy Coney Barrett acudió presencial­mente a responder las preguntas del Comité Judicial del Senado de EE. UU.
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FOTO EFE

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