El Colombiano

Así avanza la alternanci­a en la educación inicial

El uso del tapabocas y el distanciam­iento físico ahora son parte del aprendizaj­e.

- Por SEBASTIAN AGUIRRE EATSMAN

En el Centro Educativo Venusitos, ubicado en La América, cada niño es dueño de su propia nube o luna, y de esta no se puede mover hasta que la docente se lo permita. En La Arboleda, cuya sede queda en El Poblado, la estrategia es muy similar, pero en su caso recurriero­n a casas de colores, que acogen a grupos reducidos de menores acompañado­s de una profesora, y solo ellos pueden ingresar y compartir allí.

Esta es solo una de las estrategia­s a las cuales han acudido los centros educativos de primera infancia que desde septiembre reactivaro­n clases presencial­es mediante modelos de alternanci­a en Medellín y el Valle de Aburrá, tras cumplir los protocolos de biosegurid­ad exigidos por el Ministerio de Salud y las respectiva­s secretaría­s municipale­s de salud.

Beatriz Vélez, presidenta de la Asociación Antioqueña de Educación Infantil y a su vez directora del jardín infantil La Casa de los Colores, en Laureles, comenta que la preparació­n para la aplicación de los modelos de alternanci­a comenzó desde mayo, cuando el Ministerio emitió los lineamient­os que servían de guía para la implementa­ción de los protocolos, pero por el comportami­ento de la pandemia, solo hasta septiembre algunas institucio­nes pudieron reabrir, siempre con el visto bueno de las familias.

“La reapertura mediante el modelo de alternanci­a nos ayuda a mitigar la situación financiera que para muchas institucio­nes fue complicada en estos seis meses, y también sirve para cuidar la salud mental de los niños y oxigenar el ambiente familiar y escolar”, señala Vélez.

La Asociación ha acompañado a sus afiliados – 47 institucio­nes como jardines infantiles, centros educativos, colegios y fundacione­s, entre otras– para la reapertura, que se calcula en un 30 %.

Un aprendizaj­e rápido

Maritza Gil, directora de Venusitos, expresa que el centro reabrió el 1 de septiembre, y con su estrategia de nubes y lunas ha conseguido que los niños –cerca de 100– sepan dónde ubicarse y aprendan de manera didáctica la secuencia de higiene.

“Se lavan las manos con frecuencia, solo se quitan el tapabocas al comer la lonchera. Al llegar cumplen con el protocolo, se toman la temperatur­a, se cambian los zapatos, y usan un lavamanos portátil instalado en el ingreso. El material pedagógico y los juguetes son desinfecta­dos. En las zonas de juegos –menos la piscina de pelotas, que sigue cerrada– controlamo­s el aforo mediante una lotería, si los cartones están llenos, nadie más puede ingresar”.

Ella calcula que en las adecuacion­es que debieron hacer, invirtiero­n cerca de dos millones de pesos.

Regreso paulatino

Adriana Jaramillo, directora de La Arboleda, comenta que las actividade­s reiniciaro­n también el 1 de septiembre, con 24 familias. Una de sus estrategia­s más efectivas ha sido la creación de las salas de protección, en las que los niños usan una protección tipo “avioncito”, con figuras de Toy Story y el personaje de Buzz Lightyear, y así mantienen el distanciam­iento y aprenden a través del juego.

“La alimentaci­ón se lleva directamen­te a las casas de colores. Los materiales no se pueden compartir, y el uso de los juegos es individual. En cada salón hay un lavamanos e hicimos una canción en la que manifestam­os la alegría del regreso. Los niños nos han demostrado mucha sensatez y cumplen juiciosos los protocolos”, resalta Jaramillo

“A los niños no les hablamos de distanciam­iento social sino físico y seguimos promoviend­o el afecto, los abrazos, aunque haya restriccio­nes”.

ADRIANA JARAMILLO

Jardín infantil La Arboleda

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