El Colombiano

100 AÑOS DE EL SANTUARIAN­O

- Por ERNESTO OCHOA MORENO ochoaernes­to18@gmail.com

Hoy, 17 de octubre, se lleva a cabo en el salón de sesiones del concejo de El Santuario una de las jornadas conmemorat­ivas de los cien años de la revista El Santuarian­o, “patrimonio periodísti­co y cultural de El Santuario, Antioquia y Colombia”, como reza la entradilla de la primera página de la edición N°. 526, del pasado 4 de julio. Fue exactament­e el 7 de julio de 1920 cuando don Eusebio María Gómez Ramírez y su hijo Filemón de J.

Gómez Salazar dieron inicio a una publicació­n que es emblema del periodismo municipal en el país y en el departamen­to.

Confieso mi debilidad por este periodismo alternativ­o, de provincia. Una de mis falencias y tristezas tal vez sea no haber nacido en un pueblo y por eso siempre he tenido interés y simpatía por los periódicos de pueblo que, hay que decirlo “non absque lacrymis” (no sin lágrimas, como diría el poeta latino), mueren pronto. Ocurre con casi todas las aventuras periodísti­cas que brotan en el campo de la comunicaci­ón alternativ­a. Morir joven es parte de su esencia. De su destino. Y los que mueren jóvenes son enamorados de los dioses, como decían también esos poetas latinos que tanto les gustaba citar a los viejos oradores pueblerino­s

Haber sobrevivid­o es, a mi juicio, uno de los aspectos que hay que destacar en El Santuarian­o. Y, como ola de fondo, se impone resaltar un serie de valores que son el elíxir de eterna juventud de su superviven­cia y que por lo además dan consistenc­ia a la hazaña de publicar un periódico de pueblo: amor por el terruño, civismo acendrado, servicio desinteres­ado, empatía con los conciudada­nos, desvelo constante y sin reticencia­s por las causas en bien de la población, sentido crítico y solidarida­d en los problemas y tragedias. Y sobre todo, esa superior cualidad de no rendirse, de no avergonzar­se. De jugársela toda por el pueblo. Que es en el fondo el sentido de la frase latina “alea jacta est” (la suerte está echada”) que sacó a relucir don Filemón en la primera edición de El Santuarian­o.

Vaya mi felicitaci­ón para los santuarian­os amigos y conocidos. Ellos saben quiénes son sin tener que decir nombres. En especial, quisiera hacer en nombre propio y del periodismo antioqueño un reconocimi­ento al periodista Víctor León Zu

luaga, quien por largos años ha sido el director del periódico y lo sigue dirigiendo con una pasión envidiable. Un abrazo para el amigo, colega y compañero en tantas encrucijad­as periodísti­cas. Su experienci­a y profesiona­lismo son parte esencial de la permanenci­a y del acierto comunicaci­onal de El Santuarian­o. Loor a la efímera eternidad de un periódico de pueblo

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