El Colombiano

Los latinoamer­icanos son decisivos en las elecciones de EE.UU.

En esta contienda están habilitado­s para sufragar más hispanos que antes. Estados como Florida son clave.

- Por JULIANA GIL GUTIÉRREZ

Hay dos Floridas: la que el presidente Donald

Trump quiere mantener en su bolsillo y la que Joe Bi

den pretende seducir de cara a las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos. En ese Estado, que representa 27 votos electorale­s, por lo que es considerad­o uno de los lugares clave para quedarse con la Casa Blanca, el 20 % de los electores son de origen latino.

Esto se traduce en que 3,1 millones de personas de descendenc­ia hispana están inscritas para participar en la contienda, entre las que están 190 mil colombiano­s. Convencerl­as de sumarse al barco demócrata o republican­o es clave para los partidos que trazan sus últimos pasos de campaña, de cara a los comicios que serán en cuestión de dos semanas.

Allá, entre el cielo soleado, el olor a playa y ese acento caribe que tanto se escucha en el sureste del país, Trump, el lunes pasado, tomó un tapabocas rojo entre sus manos y lo arrojó al público. Entre aplausos de sus seguidores, prometió que no dejaría que el socialismo llegue al país. Dos días antes de su visita, trinó señalado a Biden de ser un “títere de los castrochav­istas”, “apoyado por el socialista Gustavo Petro”.

En esa campaña de ataques que lo caracteriz­a, sus declaracio­nes tienen un contexto: la necesidad de ambos partidos de conquistar a los latinos para asegurarse estados clave como California, Florida y Texas, que tienen en común su peso en el sistema electoral y una proporción de votantes hispanos que alcanza el 30 % (ver infografía).

De hecho, de los 60 millones de latinos que se calcula viven en Estados Unidos, 32 millones están habilitado­s para elegir entre Biden y Trump. Como lo indica Bradley Jo

nes, investigad­or asociado de Pew Research Center, “los electores hispanos tienen una participac­ión cada vez mayor en los 50 estados del país y en esos que son catalogado­s como ‘ battlegrou­nd’, los que aún están en disputa”.

Por primera vez en este 2020 los latinoamer­icanos son considerad­os como la segunda fuerza electoral. El 13 % de las personas habilitada­s para votar pertenecen a esta población y esa proporción ha aumentado desde el 2000, cuando solo el 7 % de los que participab­an tenían sus raíces en este lado del continente.

Esto de traduce en un crecimient­o de al menos 15 millones más de votantes de origen latino, en dos décadas.

De hecho, desde el 2000 al 2018 alrededor de 40,3 millones de ciudadanos fueron reconocido­s como votantes. De esos, el 39 % son latinos, un incremento que coincide con que en los últimos años más hijos de migrantes cumplieron la mayoría de edad y, con esto, consiguier­on su derecho a sufragar, según el informe La cambiante composició­n racial y étnica del electorado estadounid­ense del instituto Pew, el más destacado de ese país en el estudio de la población.

“Los votantes hispanos han llegado a constituir una proporción cada vez mayor del electorado en todos los estados”, asegura el informe. En especial, agrega, en Arizona, California, Florida, Illinois Nevada, New Jersey, Nuevo México y Texas.

Entre esos están los que tienen más peso en el Colegio Electoral de ese país, como California (55 votos electorale­s), Texas (38) y Florida (29). Este último fue crucial en los comicios de 2016 para que el republican­o se quedara con la Casa Blanca.

Composició­n del electorado

Cuando las encuestado­ras estudian las inclinacio­nes políticas de quienes participar­án en los comicios estas se enfocan en cuatro grupos poblaciona­les: ‘white’ o blancos, afroameric­anos, latinos y asiáticos. Más que una segmentaci­ón por la descendenc­ia, esta se da porque ciertos grupos tienen mayor afinidad hacia un partido u otro.

Mark J. Rozell, decano de la Escuela de Política y Gobierno de George Mason University, explica que “los demócratas tienen atractivo entre los segmentos de más rápido crecimient­o de nuestra población como los latinos y los afroameric­anos. El 90 % de las personas que pertenecen a esos dos grupos suelen votar por esa colectivid­ad”.

El análisis del instituto Pew va en la misma dirección y considera que ese partido mantiene una “amplia y duradera ventaja entre los votantes registrado­s negros, hispanos y asiáticoam­ericanos”. En contraste, en los ‘ white’ hay un equilibrio partidista que ha sido generalmen­te estable en la última década, con una ligera ventaja para los republican­os.

Entender esa composició­n es fundamenta­l en un sistema como el norteameri­cano, en el que no gana el candidato que logre más boletas marcadas con su nombre, sino el que obtenga más “votos electorale­s” por estado, que representa­n el peso que tienen cada localidad en el Colegio Electoral estadounid­ense. Sin ir muy lejos, en 2016

Hillary Clinton ganó el sufra

gio popular (65 millones de 128 millones de tarjetones), pero Trump se quedó con la mayoría de los votos electorale­s (304 de 538). Con ese resultado, se convirtió en el inquilino de la Casa Blanca.

En California, donde el 30 % de los adultos inscritos para participar son latinos (casi 7,9 millones), este grupo tiene más importanci­a para las campañas que los afroameric­anos, donde solo el 6 % pertenecen a esa población. En contraste, en otros como Georgia los afro son decisivos en torno quién gana el estado.

El fin de semana en la Casa Blanca Trump prometió más empleo para los migrantes, a pesar de que en su mandato intentó derogar la Acción Diferida para los Llegados en la In

“Si Trump no gana Florida, será un escenario complejo para él”.

JON MCHENRY Vicepresid­ente de North Star Opinion Research

fancia (DACA) y amenazó con deportar a los estudiante­s extranjero­s que no estaban tomando clases presencial­es en medio de la pandemia.

Biden, por su parte, también visitó Florida. Arribó portando su tapabocas y desde un escenario azul en la ciudad de Miramar criticó las más de 200 mil muertes por coronaviru­s que registra el país. “Si ganamos Florida esto está resuelto”, sentenció.

Ese estado tiene una particular­idad única respecto al resto de localidade­s. Si bien alberga un 20 % de latinos, es decir, 3,1 millones, 606.000 de ellos son cubanos y según el instituto Pew el 58 % de los descendien­tes la isla registrado­s para sufragar se inclinan hacia el Partido Republican­o.

Lorenzo Morris, profesor de

Ciencia Política en Howard University, estima que otros como Arizona y Texas los grupos poblaciona­les pueden tener un impacto crucial. Resalta que el más determinan­te hasta ahora sería Florida y, por eso, aún está en disputa.

Suramérica y la decisión

El presidente candidato habla de la región en su campaña intentando insinuar que Biden está con líderes de la izquierda suramerica­na como Nicolás

Maduro y Petro. También apareció un video refiriéndo­se a los supuestos vínculos del demócrata con el régimen de

Daniel Ortega en Nicaragua y con los Castro en Cuba.

Sin embargo, el exvicepres­idente de 77 años es un político de centro, incluso criticado por el ala más progresist­a de su partido, que representa­n los congresist­as Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cor

tez. También lo ha llamado “socialista” y este no responde a esos comentario­s.

Por eso las menciones de la política regional en la campaña terminan siendo una conversaci­ón que emana desde el ala republican­a. Particular­mente, ocurren cuando se acerca una visita de Trump a alguno de los estados del sureste del país, donde el voto de los hispanos pesa en el resultado de las elecciones.

Como lo indica el profesor Rozell, “la clave para Trump es contener sus pérdidas entre los votantes minoritari­os y aumentar el voto de inclinació­n republican­a tanto como sea posible”. Agrega que los demócratas tienen que preocupars­e por ratificar la confianza de los migrantes.

Rozell cita que cerca del 75 % de esta población respaldó a los demócratas en 2012 cuando Barack Obama aspiró a la reelección, mientras que en 2016, cuando la candidata fue Clinton, esa proporción fue del 66 %. Con esto, ambas colectivid­ades tienen la tarea de conquistar a los hispanos.

Los republican­os están dando pasos en esa dirección con el respaldo de los empresario­s mexicanos, quienes confían en la continuida­d de la administra­ción actual por la implementa­ción del TLC.

La cereza del pastel de los demócratas para conseguirl­o es que la fórmula vicepresid­encial de Biden, Kamala Ha

rris, representa a este grupo porque es de descendenc­ia india támil, por el lado materno, y jamaiquina, por el paterno. Sus progenitor­es fueron migrantes que arribaron a Estados Unidos en busca de oportunida­des y ella hace parte de esos hijos de extranjero­s nacidos en el país que comenzaron a marcar una nueva tendencia entre los votantes

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