El Colombiano

Aleja Ospina y Juliana Cano buscan cumplir su cita con el karate.

Dos antioqueña­s esperan viajar este 6 de marzo a Turquía, sede de la Premier League. Ya tienen el cupo, pero les falta dinero para cumplir su nuevo sueño.

- Por JHEYNER A. DURANGO HURTADO

Alejandra Ospina Carmona y Juliana Cano tienen varias cosas en común. Rostro angelical, sonrisa contagiosa, dulce voz y piernas y brazos que, a simple vista, parecen delicados como una porcelana.

No obstante, basta con observarla­s entrar al tatami (pista de combate) para sorprender­se con su transforma­ción. Mientras lanzan golpes de puños y patadas, realizan bloqueos o sueltan uno que otro grito que hacen eco por todo el escenario, dan señales del poderío que tienen. Poseen tanta destreza y habilidad para lo que hacen, que están ranqueadas entre las mejores 200 karatecas del mundo, y eso que aún no llegan a los 20 años de edad.

Pero en este deporte no solo se requiere de fuerza física para salir adelante, también de una voluntad férrea que les permita seguir aspirando a resultados importante­s pese a las constantes adversidad­es, sobre todo económicas, que se presentan en el camino. Y esa mentalidad para no rendirse tan fácil también la comparten, es como si estuviera en su ADN.

“Desde que comencé en esta especialid­ad, siempre, a diferencia de otras disciplina­s que sí cuentan con más respaldo, he visto que las ayudas para competir, para alimentars­e bien, para adquirir la indumentar­ia o viajar, salen, en la mayoría de veces, de nuestros padres, la familia o personas de buen corazón”, cuenta Juliana, de 18 años, y quien al lado de Alejandra, obtuvieron el cupo para competir, entre el 8 y 15 de marzo, en la Premier

League en Estambul, Turquía, uno de los torneos más prestigios­os del karate y al que asisten solo 64 deportista­s.

Pero si su clasificac­ión fue difícil, luego de conseguirl­a en el Mundial de 2019 en Chile, poder juntar el dinero (necesitan cerca de 10 millones de pesos) que les permita estar en suelo turco se ha convertido en su mayor batalla. En sí, ha sido una odisea que no las deja dormir tranquilas.

Contra el viento y marea

Hasta hace 20 días, debido a la crisis económica que despertó la pandemia del coronaviru­s, y al poco tiempo que entidades como el Ministerio del Deporte, Indeportes Antioquia o la Liga de Karate tuvieron para destinarle­s ayudas desde que conocieron la noticia de que tenían aval para participar en Estambul, Alejandra y Juliana daban por perdida aquella oportunida­d.

Sin embargo, gracias al espaldaraz­o brindado por la Fundación Soy Más Deporte, que le gestionó tiquetes a Ospina, y alojamient­o a Alejandra, las antioqueña­s hallaron una luz para lograr su sueño.

“De ellas me llamó la atención su perseveran­cia, insistenci­a. No paraban de escribirme, y al escucharla­s me fascinó su pensamient­o, ideales, su historia. Quería que fueran ese punto de inflexión del karate en Colombia, y estoy seguro que con el respaldo que les estamos dando y con el que reciben de otras personas, con su pujanza, van llegar lejos”, cuenta Andrés Felipe Ocampo, director y fundador de la Fundación Soy Más Deporte.

“Ya estamos más allá que acá”, comenta, mientras suspira, Alejandra, que, con su colega, continúan gestionand­o recursos para no pasar afugias en territorio europeo.

Con ese envión anímico, pese a ser deportista­s de alto rendimient­o, han hecho rifas, vendido tamales, donas pan dulce-, sodas micheladas, y hasta apuestas mientras otros compiten. También han pedido donaciones a través de sus redes sociales.

“Sabemos que el torneo en Turquía nos abrirá muchas más puertas. Pese a que dejamos de competir un año, jamás dejamos de entrenar. Nos sentimos fuertes”.

JULIANA CANO

Karateca paisa

“Nadie dijo que fuera fácil llegar a la cima. Todo esto que estamos viviendo nos motiva más, no queremos rendirnos. Les damos gracias a todos los que nos han apoyado”. JULIANA OSPINA Karateca antioqueña

“Es muy normal que en Colombia y muchos otros países de Latinoamér­ica no se tenga apoyo deportivo hasta que no eres alguien. Por eso pido ayuda, para que me vean, para ir a los eventos, ganar experienci­a, subir nivel y demostrar que nada me va a detener. Esta realidad que vivimos es un choque fuerte, porque no soy la única talentosa aquí. Conozco a muchas personas que han dejado el deporte simplement­e porque no cuentan con apoyo, y se comprende. Aunque existimos otras que no se conforman y que luchamos por escalar alto”, manifiesta Alejandra, que aún toca puertas para reunir el dinero del tiquete. Con los ahorros y préstamos de su mamá (Ángela Carmona, secretaria) y lo recaudado en una rifa que está haciendo busca llegar a la meta de lo que necesita.

No paran

Ni las lesiones las ha frenado. Alejandra, que cursa cuarto semestre de Comunicaci­ón Audiovisua­l en la Universida­d de Medellín, ha sufrido pubalgia; Juliana, quien comenzó el tercer año de Odontologí­a en la Autónoma de Las Américas, tuvo luxación en la mandíbula y fractura de los dedos de sus pies.

“Desde que tengo memoria hemos estado en un corre corre buscando manos amigas. Le decía a Aleja que era raro, hasta hace unos meses por la pandemia, que no estuviéram­os ingeniándo­nos la manera de buscar plata para lograr ir a un torneo, ya estamos tan acostumbra­das a esto, por eso no es extraño que nos vean vendiendo postres o cualquier otra cosa, pero lo hacemos porque tenemos metas, no solo de ganar, también de enseñar que este deporte es disciplina,

perseveran­cia, aprendizaj­e, progreso, responsabi­lidad, pues sino rindo en él me quitan el auxilio para estudiar, y se me descuido en la universida­d no puedo continuar en el karate”, sostiene Cano.

Ospina continúa: “Ahora más que nunca, debido a que esta disciplina entró al programa olímpico, es que luchamos para que algún día Colombia sea potencia en karate, y sabemos que con triunfos se fijarán en nosotros, pero necesitamo­s primero ir a los torneos”. Para el deportista y sensei,

Guillermo Ramírez, el karate siempre ha sido de lucha, perseveran­cia y entrega. “Cuando no se cuenta con el apoyo suficiente pasan dos cosas: amedrentar­se o sacar esa casta que te ayude a superar los obstáculos. El carácter, la disciplina que se tiene, las ganas, solo te la dan esos momentos difíciles. Si la persona se limita encontrará esos muros, pero si los quiere pasar tendrá sus frutos. En el caso de estas dos niñas se les ve el empuje para lograr lo que desean”.

En Colombia Alejandra y Juliana son las mejores en la categoría juvenil, ahora, con la ilusión de estar en su primer torneo internacio­nal ante las élite, se las arreglan dentro y fuera del escenario para poder viajar. En ambas partes evidencian que son unas guerreras

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FOTO JULIO CÉSAR HERRERA Alejandra (izquierda), 94 del ranquin mundial, y Juliana, 130°, ya han dado muestras de su calidad en el país y en eventos centroamer­icanos, panamerica­nos y mundiales. Si se les da, esperan dejar huella en Turquía.

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