El Colombiano

Parques Naturales bajo riesgo

La motosierra y las quemas continúan al interior de siete parques en la Amazonia.

- Por JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA

El más reciente informe sobre deforestac­ión en la Amazonia colombiana señala que entre septiembre y febrero de 2020 Chiribique­te perdió 1.000 hectáreas. Hay más áreas protegidas bajo amenaza. Panorama.

En apenas seis meses, entre septiembre y febrero pasado, fueron arrasadas más de 1.000 hectáreas de bosque primario en el Parque Nacional Serranía de Chiribique­te, 180 hectáreas más de lo que perdió en todo 2019, según los resultados de Monitoreo de Deforestac­ión que entregó el Ideam en julio de 2020.

La cifra actualizad­a fue entregada por el proyecto Monitoring of the Andean Amazon –MAAP– de la organizaci­ón Amazon Conservati­on, y constató el panorama del arco de deforestac­ión al noroeste de la Amazonia colombiana, entre los parques nacionales Tinigua, la Macarena, Chiribique­te y La Paya.

Este mismo sistema de monitoreo había señalado en junio de 2020 que durante los primeros 5 meses del año entre Tinigua, Chiribique­te, La Macarena y la Reserva Nacional Nukak la tala había desapareci­do 7.700 hectáreas de bosque, una cifra que ya a esa altura del año respaldaba las hipótesis de una agudizació­n de este flagelo en áreas protegidas durante la pandemia, pues en todo 2019, en esas mismas zonas, la deforestac­ión había sido de poco más de 10.000 hectáreas.

Pero el último reporte publicado hace poco más de una semana, en el que hace énfasis en la situación de Chiribique­te y La Paya, es particular­mente relevante por dos razones.

Primero porque ayuda a dilucidar cómo se comportó la deforestac­ión al cierre de 2020 en el país, al menos en la Amazonia, ante la ausencia de informació­n al respecto, pues el último boletín de Alertas de Deforestac­ión Temprana que entregó el Ideam fue en octubre y correspond­ió al segundo trimestre del año (entre abril y junio), es decir, el país lleva una brecha de informació­n oficial desde hace 8 meses, a pesar de que en entrevista con EL COLOMBIANO, publicada el 8 de diciembre, la directora del Ideam, Yolanda González, señaló que se encontraba­n preparando el boletín para el tercer trimestre para publicarlo en días posteriore­s.

Y segundo porque evidencia la voracidad de la tala y los móviles involucrad­os, toda vez que entre noviembre y diciembre, en Chiribique­te, fueron deforestad­as 225 hectáBoter­o reas en una zona donde justamente las imágenes satelitale­s reflejan la conversión de bosque primario a pasto para alimentar ganado.

Esta informació­n corrobora lo que dice Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservaci­ón y el Desarrollo Sostenible –FCDS–, quien señala que "la deforestac­ión en Chiribique­te es un proceso sostenido que se expande en varios frentes simultáneo­s, tal como ocurre no solo en otros parques nacionales sino en resguardos (Nukak y Yaguara), trazando carreteras, con el motor de la ganadería ilegal, sumado a otras actividade­s ilícitas, y un conglomera­do de cabezas como responsabl­es, entre los que se mezclan colonos, mafiosos, grupos armados, empresario­s y hasta políticos".

advirtió la situación el pasado 11 de febrero, tras realizar un sobrevuelo en el que además identificó 20 incendios en medio de la actividad deforestad­ora, principalm­ente en Calamar (Guaviare), Macarena (Meta), San Vicente del Caguán, el parque Nacional Tinigua, y el resguardo indígena Yaguara.

El biólogo de Cormacaren­a, Iván Darío Escobar, explica la gravedad de alterar la conectivid­ad de las áreas cercanas a la Serranía la Macarena.

“En la serranía convergen ecosistema­s andinos, con los de la Amazonia y Orinoquía, que permite la presencia en La Macarena de 245 especies de peces, 737 de aves, 68 de reptiles y 39 de anfibios, además la conectivid­ad es clave para garantizar la regulación y suministro del agua, es decir, presta un servicio ecosistémi­co fundamenta­l para la región y el país”.

La respuesta del Estado

El pasado 20 de febrero, tras dos días de operacione­s conjuntas entre Fiscalía, Ejército y Policía constataro­n la defores

tación de 3.000 hectáreas al interior y zonas aleñadas a Chiribique­te, capturaron a siete hombres en flagrancia, en los sectores conocidos como El Camuya, Ciudad Yarí y La Primavera; y se incautaron motosierra­s, hierros de ganado, guadañas y otros elementos usados para la tala.

Estas personas fueron imputadas por los delitos de

aprovecham­iento ilícito de los recursos naturales, invasión de área de especial importanci­a ecológica e incendio. Además, otras tres personas que estaban incluidas en el cartel de los más buscados por deforestac­ión en la Amazonia fueron capturados, en Florencia, Caquetá, y judicializ­ados por auspiciar actividade­s ilícitas en las Sabanas del Yarí.

“Seguiremos invirtiend­o en las comunidade­s para que nos ayuden a proteger los bosques”.

CARLOS CORREA

Minambient­e

El ministro de Ambiente,

Carlos Correa, reiteró el martes pasado en reunión con los embajadore­s John Peter

Opdahl (Noruega); Peter Ptassek (Alemania) y Colín MartinReyn­olds (Reino Unido), principale­s cooperante­s del país en el sector ambiental, que a la par de las acciones de seguridad en el marco de la Operación Artemisa, la gran apuesta es invertir en las comunidade­s para lograr la transición hacia economías sostenible­s. Esto se traduce en la ampliación de la estrategia de pago por servicios ambientale­s y acuerdos de conservaci­ón.

De hecho hace una semana, Minambient­e firmó un pacto en el municipio de Puerto Concordia, sur del Meta, con 63 aserradore­s que se comprometi­eron a acabar su histórica actividad deforestad­ora y a sumarse a proyectos sostenible­s y de conservaci­ón del bosque que incluyen la construcci­ón de un vivero con una inversión de $515.000.000 en el que inicialmen­te 30 campesinos que se dedicaron durante años a la tala de árboles ayuden a producir 210.000 plántulas al año.

“La presencia de la fuerza pública a través de la Operación Artemisa es clave para recuperar la institucio­nalidad históricam­ente ausente en la Amazonia. Sin embargo, la única forma de derrotar a largo plazo a la deforestac­ión es crear capacidade­s en las comunidade­s indígenas y campesinos”, explica José Yunis, coordinado­r del programa Vision Amazonia.

Como parte del programa de Vision Amazonia se han abierto ocho líneas de créditos verdes en convenio con el Banco Agrario para que pequeños productore­s en Caquetá y Guaviare transforme­n su actividad productiva.

Precisamen­te el Banco Agrario anunció el pasado 25 de febrero que queda prohibido realizar préstamos a proyectos en parques naturales y zonas protegidas, y en general en cualquier lugar del territorio nacional, que impliquen actividade­s de deforestac­ión o talas ilegales de bosques, algo que ya había planteado desde 2015 pero apenas hizo oficial mediante circular interna.

“Tenemos una base de datos de cédulas catastrale­s que están en zonas protegidas y además vamos a trabajar para consultar todas las bases de datos de veredas que estén en zonas protegidas. No puede salir un solo crédito con destino a proyectos productivo­s en parques naturales”.

No obstante, tanto expertos como Rodrigo Botero y organizaci­ones como Ambiente y Sociedad piden al Banco y al Gobierno afinar esta decisión y facilitar la informació­n para georrefere­nciar los predios que recibieron préstamos y así hacerles seguimient­o, y también evitar sesgos en las bases de datos que perjudique­n a campesinos que no tienen relación con esta problemáti­ca, que viven en veredas cerca a áreas protegidas y que precisamen­te esperan apoyo financiero para convertir su actividad en proyectos sostenible­s.

Finalmente, sobre la deforestac­ión de áreas protegidas, Parques Nacionales, bajo la dirección de Orlando Molano, señala que entre sus estrategia­s está el fortalecim­iento de producción de material vegetal a través de 47 viveros y la construcci­ón 11 megavivero­s en los parques nacionales más afectados (La Macarena, Yariguíes, Guanentá, Cocuy, Chingaza, Sierra Nevada de Santa Marta, Tinigua) y lograr así la restauraci­ón de 21.000 hectáreas en 2021, lo que supondría restaurar en apenas un año lo logrado en una década

“La deforestac­ión avanza con un ritmo descomunal mientras que la respuesta del Estado es lenta y dubitativa”.

RODRIGO BOTERO

Director FCDS

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FOTO CORTESÍA FISCALÍA Este es el panorama con el que se toparon las autoridade­s en Chibirique­te en el operativo el 20 de febrero.

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