El Colombiano

Austeridad, el camino para Viva

La pasada gerencia se interesó en otros megaproyec­tos, que la nueva calificó de “complejos”.

- Por JACOBO BETANCUR PELÁEZ

Así lo dispuso esta entidad de la Gobernació­n tras reportar pérdidas por $3.447 millones en 2020. Su misión con Antioquia: 75.000 soluciones de vivienda antes de 2024. Estos son los desafíos.

Tras cerrar 2019 con pérdidas por $10.999 millones, acumular 96 procesos judiciales en su contra, que suman pretension­es por $42.625 millones, y arrastrar líos en al menos tres proyectos constructi­vos, la Empresa de Vivienda e Infraestru­ctura de Antioquia (Viva) arrancó el 2020 con números rojos.

Con la meta de alcanzar 75.000 soluciones de vivienda social en menos de tres años, la entidad encargada de liderar ese sector en el departamen­to emprendió un proceso de transforma­ción. Sanear las finanzas, reducir el riesgo jurídico y culminar los proyectos heredados del pasado gobierno hacen parte de la estrategia de la institució­n para “recuperar su foco” fundaciona­l.

Desandar los pasos

El 17 de julio de 2019, el entonces gobernador Luis Pérez Gutiérrez sancionó el Proyecto de Ordenanza N° 18, con el que la Asamblea permitió modificar el objeto social de Viva. Pensando en potenciar su proyección, aquel cambio le abrió las

puertas a la entidad para que incursiona­ra de lleno en la construcci­ón de obras de infraestru­ctura pública.

Según quedó plasmado en el informe de gestión de 2016 2019, bajo ese enfoque Viva se encargó de ejecutar desarrollo­s por $261.515 millones. Entre ellos, el autódromo de Bello, la Universida­d Digital, cicloinfra­estructura­s, escenarios deportivos y parques educativos, entre otros.

Aunque en el papel la idea buscaba fortalecer el músculo financiero de la entidad, los retrasos y problemas que surgieron en varios de esos megaproyec­tos se convirtier­on en un dolor de cabeza.

Según los datos de la nueva Administra­ción, el autódromo de Bello cerró 2019 con un avance del 36 %, la Universida­d Digital del 35 % y las cicloinfra­estructura­s de Oriente, Occidente y Urabá (contratada­s en 2017) con porcentaje­s inferiores al 70 %.

María Fanery Sucerquia Jaramillo, quien desde enero de 2020 se desempeña como gerente de Viva, consideró que la decisión de cambiar el rumbo de la empresa hacia ese enfoque la alejó de su ADN.

“El reto que recibimos fue retomar la vivienda social. La empresa estuvo enfocada a la infraestru­ctura y la recibimos con unas capacidade­s organizaci­onales, operativas y financiera­s muy complejas”, expresó Sucerquia Jaramillo, para quien “había que empezar una transforma­ción sin abandonar lo recibido”.

Según explicó la gerente, el plan para recuperar el foco en la vivienda se centró en varios frentes.

Virar el timón

Desde el componente financiero, la entidad implementó un plan de austeridad con el que se redujeron en $2.749 millones los gastos de administra­ción y operación. Según el último informe de gestión, aunque al cierre de 2020 las cifras se mantuviero­n en rojo, las pérdidas se redujeron en un 69 %, pasando de $10.999 millones en 2019 a $3.447 el año pasado.

Desde el componente organizaci­onal, Sucerquia explicó que se emprendió una reforma administra­tiva. Aunque se conservaro­n los 54 cargos directivos que conformaba­n el organigram­a, se crearon nuevas direccione­s, como una de

“Recibimos Viva con unas capacidade­s organizaci­onales, operativas y financiera­s muy complejas”.

MARÍA FANERY SUCERQUIA

Gerente de Viva

Vivienda y Hábitat, y se suprimiero­n otras, como la de Proyectos Especiales.

En tercer lugar, agregó la gerente, se estrecharo­n los vínculos con otras organizaci­ones públicas y privadas.

ONU Hábitat, las cajas de compensaci­ón familiar y gremios como la Federación Nacional de Cafeteros y Camacol, hacen parte de los actores con los que se busca fortalecer los vínculos.

El cierre de brechas

Aunque bajo la mirada de la nueva Administra­ción, la raíz de los problemas de la entidad subyace en haberse alejado de su quehacer fundaciona­l, exfunciona­rios del pasado periodo defendiero­n la ampliación

del objeto social.

Luis Eduardo Tobón, exgerente de Viva, planteó que los procesos contractua­les con problemas deberían ser revisados de forma individual. Esto, con el objetivo de encontrar a los funcionari­os o institucio­nes responsabl­es y no desviar la discusión al objeto social. “A estas alturas del gobierno es inaudito hablar de retrovisor”, cuestionó Tobón, para quien la incursión en el campo de la infraestru­ctura es una oportunida­d.

Según la última Encuesta de Calidad de Vida de la Gobernació­n, en 2019 Antioquia tenía un déficit cuantitati­vo de 98.041 viviendas y un déficit cualitativ­o de 294.870.

Bajo ese contexto, el nuevo rumbo de la entidad será puesto a prueba durante los próximos tres años. Sucerquia Jaramillo aseveró que la meta será reducir en un 20,6% esos indicadore­s

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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ Durante los próximos tres años, Viva buscará liderar la construcci­ón de 25.000 viviendas nuevas y mejorar 50.000 más. En 2020, la entidad entregó 793 viviendas e inició otras 5.516 soluciones.

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