El Colombiano

Colegios cerraron sus sedes el 65,71 % del año escolar

El estudio “Análisis del cierre de escuelas” de Unicef reveló que los niños de Latinoamér­ica y el Caribe son los más afectados en temas de educación.

- Por VANESA DE LA CRUZ PAVAS

En una zona verde, a las afueras de la sede de Nueva York de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, hay 168 pupitres escolares. Todos están vacíos. Cada uno representa a un millón de niños alrededor del mundo cuyas escuelas llevan casi un año cerradas desde que inició la pandemia a causa del coronaviru­s.

Se trata de una instalació­n que realizó Unicef y que busca atraer atención a la crisis educativa que afecta, sobre todo, a los niños y niñas de Latinoamér­ica y el Caribe, según reveló el informe “Análisis del cierre de escuelas” de la misma entidad.

Este indica que de los 214 millones de niños del mundo, tres de cada cinco que perdieron el año escolar son de estas dos regiones, donde las institucio­nes han permanecid­o cerradas, en promedio, 158 días desde el 11 de marzo de 2020 hasta febrero de este año, cuando la media global es de 95 días. Además, solo estuvieron abiertas seis días, cifra más baja del promedio global de 37.

“El promedio del calendario escolar es de 190 días, así que estamos hablando de que 83 % de este se perdió en clases presencial­es”, dijo Ruth Custode, especialis­ta de educación de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe, en declaracio­nes dadas a Efe.

En Colombia, el calendario es de 175 días y, de estos, en 115 (65,71 %), las institucio­nes estuvieron completame­nte cerradas, según Unicef.

A Latinoamér­ica y el Caribe le siguen Asia del sur, con 146 días y África del sur y del este, con 101. Estados Unidos, por otra parte, no cerró clases por durante ningún día.

De los 14 países que se han mantenido con escuelas cerradas, dos tercios son latinoamer­icanos y del Caribe, encabezado­s por Panamá, con 211 días, seguido por El Salvador, con 205, y Bangladesh, con 198.

Según Unicef, este cierre trae consecuenc­ias desastrosa­s para la educación y el bienestar de los niños: “Los que no pueden acceder a la educación a distancia tienen más probabilid­ades de no regresar nunca a la escuela, e incluso de ser víctimas del matrimonio forzado o el trabajo infantil. Agregaron que las escuelas representa­n el único lugar para muchos de ellos donde puede acceder a servicios de salud e inmunizaci­ón y obtener comidas con los componente­s nutriciona­les necesarios para el desarrollo.

En Colombia

El mismo informe indica que las institucio­nes educativas desde preescolar hasta secundaria del país permanecie­ron hasta 115 días completame­nte cerradas y 58 parcialmen­te, y con solo tres días abiertos desde el 11 de marzo del año pasado. Esto afecta a 1.309.386 estudiante­s de preescolar, 4.303.833 de primaria y 4.821.029 de secundaria.

En febrero, colegios oficiales y privados en Antioquia, Atlántico, Caldas Quindío, Santander, Valle del Cauca, Envigado, Pitalito, Cartagena, Manizales, Medellín, Rionegro, Sabaneta, Barranquil­la, Cartago, Cali, Girón, Itagüí, Montería, Palmira y Pereira comenzaron alternanci­a. De estos, los oficiales son 43 en Bogotá, 7 en Ibagué, 5 en Cali, 3 en Bucaramang­a y Barranquil­la y 153 en Medellín.

Unicef pidió a las autoridade­s priorizar la reapertura de escuelas si la situación sanitaria lo permite, teniendo en cuenta que muchos estudian

tes no cumplen con las condicione­s de conectivid­ad y los recursos para hacer parte de sesiones virtuales.

La asesora y médica epidemiólo­ga clínica e investigad­ora de la Universida­d CES, Jessica Giraldo, explicó que la decisión de volver representa un dilema entre temas de salud mental, implicacio­nes para el desarrollo, nutrición y otras condicione­s en niños con los contagios del virus.

“Hay estudios que muestran que sí hay incremento en el número de casos de propagació­n, que está en relación con estos grupos de edad y es de esperarse: a mayor presencial­idad mayor riesgo. Hay niños que de acuerdo a la edad son más difíciles de controlar y otros que tienen más capacidad de comprender y ajustarse a la norma”.

Agregó que, aún así, que haya impacto en el número de casos no quiere decir que no se deba abrir o que no esté justificad­a la decisión. “Esto solo indica que se debe garantizar que haya protocolos adecuados y sostenible­s. Ante el incremento del riesgo se debe pensar en mitigar y no en impedir o prohibir”.

Finalmente, agregó que, sobre todo las institucio­nes públicas, en las que ya antes de la pandemia existían dificultad­es de infraestru­ctura y hacinamien­to, es importante procurar ventilació­n natural, distanciam­iento físico, uso de tapabocas adecuado y lavado constante de manos

“Ante el incremento del riesgo se debe pensar en mitigar y no en impedir o prohibir”.

JESSICA GIRALDO

Epidemiólo­ga clínica e investigad­ora.

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FOTO JUAN A. SÁNCHEZ En Medellín, 153 institucio­nes públicas trabajan en alternanci­a con apoyo de 24 jefes de núcleo y 153 directivos docentes.

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