El Colombiano

Brecha laboral golpea a jóvenes de estratos bajos

La informalid­ad de esta población es superior en 26 puntos porcentual­es a la de aquellos de estratos 4, 5 y 6, según estudio de la ONG Cuso Internatio­nal.

- Por ALEJANDRA ZAPATA QUINCHÍA

El 86,4 % de quienes pertenecen a los estratos 1 y 2 enfrentan algún grado de precarieda­d en sus trabajos, asegura estudio de ONG Cuso Internatio­nal. Además, entre 2019 y 2020 la tasa de desempleo de la juventud en el territorio nacional subió casi ocho puntos porcentual­es hasta ubicarse en 25,9 %. Expertos sugieren políticas focalizada­s para esta población. Informe.

La crisis económica derivada de la covid-19 ha impactado de manera desproporc­ional la precarieda­d laboral de los jóvenes en Colombia: la tasa de desempleo de la juventud, de 2019 a 2020, aumentó casi 8 puntos porcentual­es, situándose en el 25,9 %. Es decir, 1 de cada 4 jóvenes económicam­ente activos se encuentra desemplead­o, así lo dio a conocer un informe realizado por la ONG Cuso Internatio­nal, con el apoyo del Gobierno de Canadá.

Dentro de este panorama, según el informe, cuyos investigad­ores fueron Adriana Rodríguez (investigad­ora principal) y Juan Corredor (investigad­or junior), la juventud de estratos 1 y 2 es la que se ha visto más afectada: el 86,4 % de los jóvenes pobres tiene vinculacio­nes laborales que enfrentan algún grado de precarieda­d. Asimismo, su tasa de desempleo es del 24,6 %, frente al 17,6 % de la población general y al 19,1 % de la de jóvenes de estratos 4, 5 y 6.

Con base en los datos de la Gran Encuesta Integrada (GEIH) del Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (Dane), el estudio analizó la situación laboral de la juventud urbana en Colombia, con énfasis en los 7’120.000 de personas jóvenes urbanas de estratos bajos.

A partir de este análisis, la ONG de desarrollo también advirtió que las mujeres jóvenes han sido las más perjudicad­as durante la crisis económica provocada por la pandemia de covid-19: en 2020 el 34 % de ellas estaba desemplead­a, mientras que un año antes ese porcentaje era menor en 11 puntos porcentual­es (23 %).

“El desempleo de los jóvenes en Colombia es bastante preocupant­e. Si bien la pandemia ha incidido mucho en estas cifras, es una situación que ya venía en aumento”, señaló Alejandro Matos, director de la organizaci­ón no gubernamen­tal Cuso Internatio­nal.

Factores que más inciden

Según el estudio, la población joven del país está altamente afectada por los fenómenos de desajuste del mercado laboral, tales como el desempleo, el subempleo y la informalid­ad.

En el caso del desempleo, no solo se observaron brechas considerab­les entre el total de la población urbana (17,6 %) y el total de jóvenes (26,4 %), sino también entre la juventud según estrato (19,1 % para los estratos 4, 5 y 6 y 26,4 % para los de estrato 1). Pero la mayor brecha se observó por sexo, en tanto la tasa de desempleo de las mujeres jóvenes de estrato bajo-bajo duplica a la de los hombres jóvenes de ese mismo estrato (36,9 % frente a 18,5 %).

El estudio también mostró una preocupant­e relación entre el bajo nivel de educación y el alto nivel de informalid­ad: el 76 % de los jóvenes que solo alcanzaron un grado de primaria trabaja en la informalid­ad, mientras que este fenómeno afecta al 38 % de los que han alcanzado algún grado de educación superior.

Asimismo, los menores de edad (14 a 17 años), la juventud con baja escolarida­d, que se emplea por primera vez y que está ubicada en ciudades pequeñas, tiene el riesgo más alto de precarieda­d laboral.

En cuanto a la remuneraci­ón, mientras en 2017 el 35,5 % de las personas jóvenes asalariada­s ganaban menos

de un salario mínimo, este indicador se ha subido hasta el 44,4 % a 2020. Lo mismo sucedió con las personas jóvenes independie­ntes: en 2017 el 67,5 % ganaba menos de un salario mínimo, mientras que este indicador se ha incrementa­do hasta el 77,5 % a 2020.

Para Maribel Castillo, directora del Programa de Economía de la Universida­d Javeriana de Cali, adicional a las condicione­s precarias de un mercado laboral marcadamen­te informal en los jóvenes, está el fenómeno de los “ninis” (ni estudian, ni traba

jan): “Esto es todavía más alto en el caso de las mujeres. Y con la pandemia y la estrechez de la oferta laboral, este problema es mayor porque las tasas de desempleo juvenil tan altas generan bajas expectativ­as laborales en los jóvenes”, expresó.

Informalid­ad laboral

Los jóvenes del estrato más bajo están altamente afectados por la informalid­ad laboral (66 de cada 100 personas ocupadas en 2020). Según el informe, en 2017, antes de la pandemia, no se observaban diferencia­s importante­s por sexo, pero sí por estratos. Y, en efecto, la tasa del estrato bajo duplicaba la de los estratos altos, situación que cambió en 2020, específica­mente para el caso de los hombres, donde se destacó un crecimient­o de la informalid­ad más acentuado en los hombres jóvenes de los estratos 3, 4, 5 y 6. Para el caso de los jóvenes de estratos 4, 5 y 6, la informalid­ad subió casi 15 puntos porcentual­es.

¿Cómo está Medellín?

En cuanto a la ciudad de residencia, el estudio arrojó mejores resultados cuando los jóvenes pobres residen en ciudades grandes, donde la posibilida­d de lograr vinculacio­nes no precarias se multiplica por 1,5 veces.

También se encontraro­n diferencia­s significat­ivas de acuerdo con la clasificac­ión de ciudades según la edad de sus habitantes. En este caso, estar ubicado en ciudades “mayores” -como Bogotá, Medellín, Manizales, Pereira, Bucaramang­a y Tunja-, caracteriz­adas por una menor presencia relativa de jóvenes, multiplica por 2,4 las posibilida­des de un trabajo no precario, mientras que residir en ciudades denominada­s “adolescent­es” -como Sincelejo, Florencia, Montería, Valledupar y Santa Marta- o “embrionari­as” -como Riohacha y Quibdó-, caracteriz­adas por una mayor proporción de población joven, se asocia con una mayor precarieda­d laboral.

En cuanto a Medellín, para el economista y docente de la Universida­d de Antioquia, Ramón Javier Mesa Callejas, la situación del empleo joven es compleja, igual que en el resto del país, ya que los niveles de ocupación se vienen reduciendo por los efectos negativos de la pandemia: “El problema se traduce en la alta tasa de desocupaci­ón cuyo nivel supera el 26 % para la ciudad, lo cual se agudiza ante la actual situación de emergencia sanitaria y económica que impide el acceso de esta población a empleos estables y permanente­s”, dijo.

Para Mesa Callejas, las mayores dificultad­es que enfrenta la población joven de la ciudad se traducen en la falta de ingresos para atender las necesidade­s básicas, el acceso a la educación y la salud y la falta de oportunida­des laborales de acuerdo a sus formacione­s.

Las recomendac­iones

Para enfrentar los retos que impuso la pandemia en cuanto al desempleo, el subempleo y la informalid­ad en la población joven, el informe de la ONG Cuso Internatio­nal recomendó reforzar políticas públicas focalizada­s en los sectores y grupos más vulnerable­s, como una mayor protección y regulación a los menores de edad que se vinculan laboralmen­te; mejorar la difusión de los derechos laborales y su aplicación, así como la medición de la precarieda­d laboral para construir políticas más eficaces, y tomar acciones diferencia­das para favorecer la vinculació­n laboral y la erradicaci­ón del trabajo precario en ciudades pequeñas y de alta proporción de población joven.

De acuerdo con esto, Castillo afirmó que es importante construir una reforma laboral que incluya a las y los jóvenes y otras poblacione­s que vienen arrastrand­o, incluso antes de la pandemia, indicadore­s laborales preocupant­es: “Hay que tener en cuenta acciones de mediano plazo como formación para el empleo y conexión con el mercado laboral desde ese momento. También acceso a las universida­des con apoyo para los jóvenes de bajos recursos, en un modelo de educación y apoyo para emplearse”, apuntó.

Por su parte, para Mesa Callejas, uno de los retos en este momento es comprender que cualquier política pública debe atender esta población de forma integral y transversa­l, entendiend­o que las y los jóvenes están insertos en todos los sectores sociales y económicos del país.

“Para disminuir las cifras de desempleo se debe pasar por políticas de contención que frene la presión de esta población sobre el mercado laboral mediante acciones que privilegie­n la formación, educación y preparació­n para la vida profesiona­l. Igualmente, se debe impulsar beneficios para los empresario­s que permitan fomentar el empleo juvenil y promover emprendimi­entos que fomenten la creativida­d empresaria­l de los jóvenes”, expresó Mesa Callejas y añadió que para desarrolla­r las medidas anteriores es clave la participac­ión de las universida­des, dado que allí es donde se concentra la gran cantidad de jóvenes.

Finalmente, los datos analizados en el informe de Cuso Internatio­nal reflejaron que la precarieda­d laboral produce afectacion­es en los ámbitos personal, familiar y comunitari­o, los cuales se han agravado con la pandemia. Por ello, esta problemáti­ca, según la ONG, reclama la implementa­ción de programas y políticas, tanto a nivel nacional como territoria­l, que reduzcan y desincenti­ven el trabajo precario

“Es importante construir una reforma laboral que incluya los jóvenes y otras poblacione­s que vienen arrastrand­o, incluso antes de la pandemia, indicadore­s laborales preocupant­es”.

MARIBEL CASTILLO

Directora del Programa de Economía de la Universida­d Javeriana de Cali.

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Según el estudio, la población joven del país está altamente afectada por fenómenos de desajuste del mercado laboral.
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FOTO JAIME PÉREZ

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