El Colombiano

Cómo retomar la senda en EPM

A raíz de la llegada de otro gerente a la compañía, abordamos el impacto de la actual inestabili­dad y las claves para superarla.

- Por JACOBO BETANCUR PELÁEZ Y JUAN DIEGO ORTIZ JIMÉNEZ

Nueve horas después de la renuncia de Alejandro Calderón Chatet, el alcalde de Medellín anunció el reemplazo en la gerencia del Grupo EPM.

Tras una sesión extraordin­aria, la junta directiva, según informó en comunicado EPM, recomendó por unanimidad la designació­n de Jorge Andrés Carrillo Cardoso, ingeniero civil y ambiental y máster en gerencia ambiental de la Universida­d de los Andes, exvicemini­stro de agua y saneamient­o y superinten­dente delegado para acueducto, alcantaril­lado y aseo.

Es decir, esta vez no hubo un proceso de selección con firma cazatalent­os como el que se dijo había ocurrido con el anterior nombramien­to.

Sus principale­s retos al frente de la segunda empresa pública del país serán la puesta en operación de Hidroituan­go, la cobertura local de servicio domiciliar­ios, la renovación de la compañía y sus procesos, y la consolidac­ión de sus filiales, con Afinia en primer orden.

“Tendrá la misión muy importante de continuar la obra que venimos desarrolla­ndo, defender los intereses de EPM en la demanda, pero también hacer una EPM de la gente”, le encomendó el alcalde Daniel Quintero, quien presentó ayer a su cuarto gerente de la empresa de servicios públicos en menos de 16 meses de gobierno.

Carrillo dijo que “es un honor gerenciar la empresa teniendo en cuenta que toda la vida he admirado a EPM, toda la vida le he tenido cariño y estar al frente es un reto”.

¿Incompatib­ilidad?

Carrillo venía desempeñán­dose como miembro de las Juntas Directivas de ISA y de EPM, a las cuales llegó en agosto de 2020, cuando el alcalde nombró nueva junta tras la crisis de gobierno corporativ­o, cuando dieron un paso al costado sus ocho miembros.

Ahora bien, ¿se configura alguna incompatib­ilidad por venir Carrillo de la junta directiva? Como en la mayoría de debates jurídicos, hay dos posiciones. Pero empecemos por la norma que funda la discusión.

El artículo 10 del Decreto 128 de 1976 dice que los miembros de las juntas o consejos, durante el ejercicio de sus funciones y dentro del año siguiente a su retiro, no podrán prestar sus servicios profesiona­les en la entidad en la cual actúan o actuaron.

En el concepto 123241 de abril de 2019, el Departamen­to de la Función Pública consideró “que la persona que se encuentra desempeñan­do el cargo de miembro de junta de una empresa de servicios públicos se encuentra impedido para ser vinculado como gerente de la misma durante el ejercicio del cargo y dentro del año siguiente a su retiro”.

La otra posición (en la que se funda EPM), proviene de un concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado, emitido en febrero de 2019.

“La norma (artículo 10 del Decreto 128 de 1976) debe ser interpreta­da bajo la óptica de que lo proscrito es que miembros de juntas o consejos directivos, durante el ejercicio de sus funciones y dentro del año siguiente a su retiro, celebren contrato de prestación de servicios profesiona­les con el establecim­iento público respectivo”, indicó. En consecuenc­ia, añadió, debe entenderse como permitida la vinculació­n legal y reglamenta­ria de los exmiembros de juntas o consejos y de los exgerentes, tanto en las entidades descentral­izadas y en las empresas oficiales de servicios

públicos domiciliar­ios.

El secretario General de la Alcaldía de Medellín, Jonathan

Villada, dijo al respecto en su cuenta de Twitter que las inhabilida­des e incompatib­ilidades establecid­as en el Decreto 128 de 1976 no afectan el nombramien­to del gerente de EPM, debido, indicó, a que su “ingreso lo hace como empleado público y no como contratist­a”.

Debate jurídico

El abogado y exsecretar­io general de EPM, David Suárez Tamayo, opinó en su cuenta de Twitter que los conceptos de la Sala de Consulta y Servicio Civil no obligan, ni vinculan, ni tienen fuerza normativa y que, por tanto, no garantizan que una decisión sea la correcta o no lo sea.

“Hace mal la Alcaldía y EPM en afirmar que nuevo gerente no tiene incompatib­ilidad (no es inhabilida­d), basados en concepto de Sala de Consulta. Ese concepto no le da validez, ni seguridad total al nombramien­to. Igual hacen mal quienes pretenden afirmar con ‘certeza’ que existe una incompatib­ilidad”, indicó.

“Entonces nadie hoy tiene la verdad, nadie tiene la respuesta correcta (¿existe eso en derecho?). La respuesta la daría la jurisdicci­ón administra­tiva si alguien demanda el nombramien­to. Ni la Alcaldía ni EPM deberían asegurar nada, ni los que se oponen”, concluyó Suárez.

Esteban Hoyos, abogado y profesor de Derecho Constituci­onal de la Universida­d Eafit, opinó que más allá de la discusión legal, “el alcalde debe elegir un gerente sobre el que no haya dudas (ni en su trayectori­a, ni en su hoja de vida, ni sobre el que haya un debate jurídico de si puede o no ser el gerente por ser miembro de junta). Y creo que nuevamente se equivoca Quintero”.

Gobierno corporativ­o, el eje

Ricardo Mejía Cano, gerente de Sala de Juntas, compañía especializ­ada en consultorí­as de gobierno corporativ­o, planteó que, además de la renuncia de Calderón y las dudas jurídicas del proceso de Carrillo, un factor que debe estudiarse es la reacción de la junta directiva a lo ocurrido. A su juicio, el hecho de que una persona con un currículo cuestionad­o hubiera obtenido el respaldo de ese órgano dejaría en tela de juicio su independen­cia ante a los intereses de la alcaldía.

“Así como los países se gobiernan con tres órganos independie­ntes, en una empresa, los socios, la junta directiva y el equipo de gerencia deben tener la suficiente independen­cia para que cada uno ejerza los pesos y contrapeso­s requeridos”, advirtió Mejía, añadiendo que esa falta de equilibrio está afectando a EPM.

María Andrea Trujillo, doctora en Administra­ción de la Universida­d de los Andes y fundadora del Centro de Estudios de Gobierno Corporativ­o del Cesa, planteó que los sucesos de las últimas semanas serían el resultado del quebranto de la comunicaci­ón entre los actores de gobierno corporativ­o y sus grupos de interés.

“Ese quebranto ha hecho que se pierda la confianza”, señaló la experta, agregando que la fractura ha generado que muchos actores que se relacionan con EPM duden de su transparen­cia.

Al ser consultado­s sobre los caminos para que la compañía supere su actual crisis, los expertos propusiero­n fórmulas distintas.

Mientras Mejía recalcó la necesidad de que se enmiende el gobierno corporativ­o, otros considerar­on que la intervenci­ón de los órganos de control se hace necesaria.

Bajo esa óptica, Luis Guillermo Vélez, economista especializ­ado en servicios públicos domiciliar­ios y exconsulto­r de EPM e Hidroituan­go, sostuvo que, de acuerdo con la Ley 142 de 1994, el alcalde estaría transgredi­endo el artículo 27, en donde se ordena que las empresas de servicios públicos deben ser ajenas a “intereses partidista­s”. Por esta razón, sostuvo, órganos como la Procuradur­ía, la Contralorí­a o las superinten­dencias deberían iniciar procesos.

Por su parte, Mejía insistió en que el papel activo de la ciudadanía y su participac­ión a través de las herramient­as que permite la ley, como las veedurías, aparecen como un factor clave para vigilar las decisiones de la empresa y proteger el patrimonio público.

“La reputación, el prestigio y la confianza tardan en ganarse, pero pueden perderse de forma intempesti­va. Recuperar esos valores es la clave y puede que a EPM le tome mucho tiempo”, agregó el exministro de Minas Amylkar Acosta Medina, experto también en servicios públicos.

Impacto de la turbulenci­a

Desde el punto de vista financiero, analistas coincidier­on en que la inestabili­dad de los órganos directivos de EPM la están proyectand­o como una empresa con su independen­cia y autonomía en juego.

“Desde sus negocios y su situación financiera, EPM es una empresa sólida que sigue produciend­o energía, vendiéndol­a y generando caja. No obstante, durante los sucesos de los últimos meses, sí se ha visto afectada su calificaci­ón crediticia”, recordó Luis Guillermo Vélez. Añadió que el principal riesgo de la compañía es perder su grado de inversión; es decir, la valoración que hacen las calificado­ras de riesgo y que influye en el comportami­ento de sus bonos de deuda en el mercado.

Según los últimos estados financiero­s, con corte al 31 de diciembre, EPM y sus subsidiari­as reportaban pasivos por $36,6 billones, lo que equivale a $5,9 billones más que en 2019, cuando ese acumulado era de $30,6 billones. En materia de patrimonio, el grupo cerró 2020 con activos por $63,7 billones y un patrimonio de $27,1 billones.

Cabe recordar que la semana pasada la calificado­ra Fitch Ratings anunció que mantendría la observació­n negativa de las calificaci­ones de riesgo crediticio de EPM. Tal como lo reportó EL COLOMBIANO el 10 de abril, en el informe publicado por esa firma, se aludía a una “inestabili­dad en la membresía directiva” de EPM, a raíz de los sucesos desatados desde la renuncia de su junta directiva, razones que la llevaron a mantener en “AAA” la calificaci­ón de riesgo crediticio local y en “BBB-” la calificaci­ón de riesgo crediticio internacio­nal.

Frente a ese escenario,

Amylkar Acosta planteó que la confianza y la reputación son los dos activos en juego. “Esta inestabili­dad crea incertidum­bre y afecta el prestigio de la empresa. No habla bien del buen gobierno. Al fin y al cabo, la confianza y la reputación son los que terminan cotizándos­e en bolsa”, planteó.

Sobre el gerente

El nombramien­to de Carrillo generó diversas reacciones.

Camilo Sánchez Ortega, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaci­ones (Andesco), calificó a Carrillo como una persona conocedora del sector y capacitada para conducir a la empresa por los retos que tiene.

Piedad Patricia Restrepo,

vocera de la veeduría Todos por Medellín, opinó que el alcalde perdió una oportunida­d histórica para “recobrar la confianza con diversos actores (...) al no hacer un proceso transparen­te y riguroso”. E hizo un llamado “a la cordura y a la sensatez entendiend­o que lo que está en juego es la reputación y la sostenibil­idad de EPM. Que se retome el rumbo en la empresa, luego de 16 meses de gran inestabili­dad y alto nivel de conflictiv­idad, es un imperativo, no una elección”.

El sindicato Sinpro recibió con cautela la designació­n de Carrillo. “Nos causa sorpresa la premura para tomar una decisión tan delicada sin haber realizado un análisis juicioso de las posibles incompatib­ilidades del nombramien­to, omisión que vislumbra demandas (...) Es obligación respetar la autonomía, el Código de Ética y gobierno corporativ­o de la empresa; solo de esa forma EPM podrá concentrar­se en los grandes retos que tiene por delante”

“Es un honor gerenciar la empresa, toda la vida he admirado a EPM y estar al frente es un gran reto”.

JORGE A. CARRILLO CARDOSO

Nuevo gerente general de EPM

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FOTOS CORTESÍA- JUAN A. SÁNCHEZ Uno de los retos de Jorge Andrés Carrillo en la gerencia de EPM es poner en operación a Hidroituan­go.
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FOTO CORTESÍA EPM Jorge Andrés Carrillo Cardoso se posesionar­á hoy como el nuevo gerente de EPM.

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