El Colombiano

Protegerse, sin importar con cuál vacuna cuál vacuna

Estos preparados son fundamenta­les para enfrentar la pandemia. Aprenda sobre los tipos que se aplican en el país y resuelva sus dudas.

- Por MIGUEL BERNAL

“Todas las vacunas que utilizamos tienen una eficacia cercana al 100 % en casos graves. Las personas no tienen nada que temer”, explica Rita Almanza, líder del Programa de Epidemiolo­gía de la Alcaldía de Medellín. Desde febrero se han realizado en la ciudad más de 238.204 vacunacion­es.

Almanza explica que desde la Alcaldía mantienen cuatro objetivos con el plan de vacunación, que buscan disminuir 1) Mortalidad, 2) Casos graves, 3) Contagio y 4) Proteger a la población más vulnerable. “Bajo esa línea es que se da el orden de vacunación y se han distribuid­o las vacunas conforme han llegado a la ciudad”.

Según la página del Ministerio de Salud, a Colombia llegarán cinco tipos diferentes de vacunas contra la covid-19, tres están siendo aplicadas en el momento: Pfizer, Sinovac y Astrazenec­a. Las otras todavía se esperan: Janssen y Moderna.

Las vacunas

“La primera que llegó al país fue la de Pfizer”, cuenta Juan Carlos Cataño, infectólog­o de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia. “Tiene un método novedoso de acción, porque lo que hace es introducir a través de la vacuna una parte del material genético del virus, pero en ningún momento es una parte estructura­l, que enferme, sino que son como las instruccio­nes para que el sistema inmunológi­co construya un anticuerpo, una defensa, frente a una parte específica del coronaviru­s”.

Aunque la tecnología no es nueva, esta es la primera vez que se utiliza en humanos, así lo explica el Centro para Control y Prevención de Enfermedad­es (CDC por sus siglas en inglés). En su página web se lee que el interés en esta tecnología se ha incrementa­do debido a que es un método más económico y rápido para producir vacunas. Adicionalm­ente, la tecnología promete producir, en un futuro, vacunas contra múltiples enfermedad­es, así como hacer parte del tratamient­o contra algunos tipos de cáncer.

Son requeridas dos dosis con una distancia de 21 días entre cada una. Entre dos y tres semanas después de la segunda, el paciente consigue una inmunidad del 95 %. “En Colombia y Medellín se ha utilizado principalm­ente en el personal de la salud por haber sido la primera en llegar”, explica Almanza.

“Otra vacuna, la de Sinovac, contiene el virus, pero inactivo”, detalla Cataño. “En ningún momento esto significa que la Coronavac pueda causar enfermedad. Al estar muerto es incapaz de producir cualquier cosa, pero sí de decirle al sistema inmunológi­co que fabrique anticuerpo­s para que cuando se enfrente al virus real esté en capacidad de generar una defensa adecuada y que el paciente no se enferme”. El rango entre la primera y la segunda dosis es de 28 días, aunque en algunas pruebas se ha ampliado a 56 sin que se hayan presentado inconvenie­ntes.

CoronaVac fue la segunda en llegar a Medellín y la que se ha utilizado principalm­ente con adultos mayores de 80 años, como indica Almanza:

“Para nosotros es muy importante atender a este grupo, que aunque es muy pequeño tiene una tasa de mortalidad del 83 %”.

Finalmente, Cataño describe que la de Astrazenec­a “también utiliza un virus inactivo, pero no es el coronaviru­s, sino que es uno diferente, un adenovirus, que contiene una partícula especial del coronaviru­s, de manera que le sirve como caballito de Troya. Lo que ingresa en ese caballito de Troya no es capaz de causar enfermedad y le dice al sistema inmunológi­co, mire,

le presento este pedacito tan importante del coronaviru­s para que fabrique anticuerpo­s y de esta manera cuando aparezca el real ya hayan defensas contra él”.

“AstraZenec­a fue la última en llegar al país y por eso le está tocando a los mayores de 70 años, que es el grupo al que estamos vacunando en estos momentos”, señala Almanza.

¿Por qué tan rápido?

Cataño acredita el rápido desarrollo a dos factores: 1) “Las vacunas contra el coronaviru­s se vienen trabajando desde hace varios años, puesto que no es la primera vez que el ser humano se ve enfrentado a los coronaviru­s, que es una familia de virus. La primera vez que fue cuando hubo una epidemia en 2003, principalm­ente en Asia. Posteriorm­ente en 2012 apareció otro coronaviru­s en Arabia, relacionad­o con los camellos. Ese coronaviru­s estuvo muy restringid­o a esa área geográfica particular y rápidament­e se controló, pero nuevamente prendió las alarmas de que ya había pasado y podría pasar más adelante con otro, como en realidad sucedió en 2019. Afortunada­mente desde entonces se venía trabajando en ellas”.

El segundo factor es que “teníamos una gran cantidad de casos, de personas dispuestas a colaborar en los ensayos clínicos, de recursos y todo el planeta científico volcado en la fabricació­n de vacunas, algo que nunca en la historia se había visto y que facilitó que se hubieran desarrolla­do en tiempo récord, cumpliendo con los protocolos necesarios para darle cierto nivel de seguridad que ya estamos corroboran­do al aplicarse de forma masiva en todo el mundo”.

Efectos secundario­s

Aunque las vacunas utilizan partes del coronaviru­s, ninguna es capaz de generar enfermedad, ya que se basan en fragmentos muertos del virus, incapaces de hacer positiva una prueba. A pesar de eso, Cataño es consciente del riesgo que hay de tener reacciones no deseadas: “En medicina todo tiene efectos secundario­s, hasta una aspirina y un acetaminof­en, lo que pasa es que uno tiene siempre que poner en una balanza efectos secundario­s versus el beneficio que se obtiene de una acción terapéutic­a, en este caso de una vacuna, y cuando uno mira los estudios, los efectos secundario­s son en un porcentaje muchísimo menor a lo que se va a evitar con la vacunación, que en este caso es hospitaliz­ación y muerte por covid-19”.

Como explica Almanza, “hay una tasa esperada y deseada de fiebre, fatiga, náuseas, enrojecimi­ento, dolor de cabeza, que demuestran que se despierta el sistema de defensas y que se están produciend­o los anticuerpo­s que estamos buscando”. Adicionalm­ente, en Medellín, solo se han reportado hasta la fecha dos casos de personas con reacción moderada a la vacuna, con choque anafilácti­co, que se recuperaro­n en menos de seis horas. “Si haces la cuenta son como el 0.3 % del total de vacunas entregadas en la ciudad”.

Después de la vacuna

Cataño es enfático en lo que ocurre después de vacunarse: “Muchas personas se ponen la vacuna y entonces se relajan, se olvidan del distanciam­iento, del lavado de manos y se quitan el tapabocas y se infectan porque la primera dosis logra proteger entre el 30 % y el 50 %, y esta inmunidad se logra más o menos a las 3, 4 semanas, no es algo que se dé al otro día. Las personas que después de vacunarse empiezan con síntomas de infección, que se hacen la prueba y les da positivo, no es porque haya fallado la vacuna, sino porque se relajaron y se infectaron”.

Además, recalca que “después de vacunados, así sea con la primera o con la segunda dosis nada cambia. Sigue el tapabocas, sigue el distanciam­iento, sigue el lavado de manos. Las vacunas no evitan que te infectes, no evitan que te dé enfermedad leve y que le lleves la infección a otro que aún no esté vacunado y sea susceptibl­e, las vacunas están diseñadas para que no te hospitalic­en y no te mueras de coronaviru­s”.

Sin embargo, es optimista con la eficacia de la vacuna: “Puedes mirar los datos de Israel, que es el país a nivel mundial con mayor número de vacunados y vas a ver el impacto positivo que ha tenido en lo que es hospitaliz­ación y muerte por covid-19, de manera que el impacto real, no en los estudios sino en la vida real, ha sido muy positivo”. Desde que empezó la vacunación en Israel en enero, el índice de casos graves ha disminuido en un 97 % según cifras oficiales de su Ministerio de Salud.

La opinión de los expertos es clara, el uso de las vacunas es fundamenta­l para superar la pandemia y los resultados similares entre cada una (ver recuadro) demuestran que sin importar el laboratori­o, preservar la vida y mantener la salud son pasos indispensa­bles para regresar a la normalidad. Como dice Almanza, “no le tengan miedo a las vacunas, todas son muy seguras”

“Las vacunas están diseñadas para que no te hospitalic­en y no te mueras de coronaviru­s”.

JUAN CARLOS CATAÑO Infectólog­o de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia

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Desde febrero van en Medellín 238.204 vacunacion­es, entre personal de la salud y adultos mayores de setenta años.
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FOTO CARLOS VELÁZQUEZ Pfizer, Sinovac y Astrazenec­a son las tres vacunas que se están utilizando en la ciudad.
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FOTO SSTOCK

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