El Colombiano

SOBRE PRÓXIMAS CIUDADES (4)

- Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL memoanjel5@gmail.com

Estación Espacio Público, a la que llegan los ciudadanos que quieren caminar un poco, sentarse y estirar las piernas, conversar con los amigos, leer un libro bajo la sombra de un árbol, ponerse al sol y hacer la fotosíntes­is, iniciar un amor o poner claras las cosas, pasear su perro o ver cómo los gatos aparecen y desaparece­n siguiendo el trino de algún pájaro. Pero también llegan otros que hacen ejercicios poniendo el equipo de sonido a todo volumen, igual que los vendedores ambulantes que se apoderan de un espacio y obstaculiz­an el paso de los peatones. Y no faltan los que se sientan a mirar mal y hacen basura, o los que asaltan a los ciudadanos sin que nadie pueda hacer nada, a no ser reaccionar de manera violenta. Y bueno, incluyendo a predicador­es y repartidor­es de tarjetas de adivinador­es de la suerte o de algún salón de masajes (en el papelito se ve una señora de senos grandes), por el espacio público fluye la ciudad en orden y en desorden.

Es claro que cada vez habitamos espacios privados más reducidos y para compensar esta reducción se planea el espacio público, no solo para moverse por la ciudad sino para tener contacto con la naturaleza y con los lugares donde el ciudadano se educa y hace tejido social. Así, el espacio público son las aceras bien hechas, los parques racionales (con base en simetrías) y los ingleses (amplios y verdes), los vacíos (como el de Los deseos) y los japoneses (para pequeños espacios); e igual, los espacios educativos como el jardín botánico, el planetario, el zoológico, centros de ciencia (Explora, por ejemplo). Y en estos espacios el ciudadano es juez del otro y se ve en el otro, aprendiend­o a convivir.

El espacio público (que debe diseminars­e por la ciudad y no centraliza­rse), entonces, es parte de la ciudad sustentabl­e. Pero no solo como urbana sino también como un plan continuado de educación del ciudadano a partir de una cultura de normas que deben ser cumplidas de manera permanente (la del Metro es un buen ejemplo). Porque no se trata de abrir espacios para que la falta de educación los destruya o se apodere de ellos ilegalment­e. Se trata de hacer un ciudadano a partir del espacio público, alguien que sepa habitar la ciudad y al otro, Y no quiere decir eso que sea habitado por robots, sino también por las mejores muestras de la cultura (en caso de eventos) y de la salud pública.

Acotación: en América latina, las ciudades fueron construida­s y después urbanizada­s. No se pensó en la Urbe (los ciudadanos en movimiento), sino en la especulaci­ón de la tierra. Y este es el problema: ciudades casi guetos, separados por fronteras invisibles y no por espacios públicos de convivenci­a. Solución: reurbaniza­r de nuevo para una ciudad amable y segura

El espacio público, entonces, es parte de la ciudad sustentabl­e. Pero no solo como urbana sino también como un plan continuado de educación del ciudadano a partir de una cultura de normas que deben ser cumplidas de manera permanente.

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