EL MITO DE LOS RESENTIDOS
Ciudad de México.— Entre una parte de las élites mexicanas corre la idea de que el apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador proviene del resentimiento y la venganza. De un grupo social que, debido a su baja calidad de vida, quiere castigar a los ricos y llevarlos a la bancarrota. En esta percepción, revivida en columnas y ensayos, los votantes de López Obrador son resentidos rencorosos, vindicativos y cortoplacistas.
No es así. Por el contrario, el sentimiento que motiva el apoyo a López Obrador es la percepción de que las cosas van mejorando y la esperanza de que mejoren. No es el odio el que mueve el voto hacia Morena, es el optimismo.
A pesar de que la pandemia ha sido un duro golpe a la economía mexicana —el PIB cayó un 8,5 por ciento en 2020—, muchos consideran que la situación está mejor que antes. El porcentaje de personas que se considera clase media ha aumentado con respecto al inicio del sexenio, sobre todo entre las personas que se identificaban a sí mismas como parte de los estratos más bajos de ingreso. Se trata de un asunto de percepción más que de una realidad, pero esa visión habla de razones no relacionadas con el resentimiento para el apoyo continuado a López Obrador.
El problema es que el actual gobierno no parece estar equipado ni encaminado para mejorar la situación de la mayoría de los mexicanos y ese optimismo de tantos podría terminar en una situación desastrosa en el futuro próximo: si la alternancia no ha funcionado, ¿qué detiene a los electores de desconfiar aún más de la democracia?
La mejora perceptual de clase socioeconómica probablemente está relacionada con el incremento del salario mínimo, el cual ha aumentado un 44 por ciento desde que comenzó el sexenio, causando que, antes de la pandemia, la pobreza laboral llegara a su mínimo en 12 años. Y también a los programas de transferencia de efectivo que, si bien no distribuyen más recursos que en el pasado, probablemente sí llegan a una cantidad mayor de personas.
Pero atribuir el apoyo a López Obrador al resentimiento es un mito. De hecho, lo que domina en México es otro mito: que la pobreza se debe a la falta de esfuerzo y no a fallos estructurales que limitan la movilidad social y ensanchan la desigualdad. Según una encuesta de 2018, más del 20 por ciento de los mexicanos creen que la pobreza existe porque la gente no trabaja lo suficiente para salir adelante por sí mismos, y el 43 por ciento de los mexicanos creen que pueden ser ricos. La verdad es que la probabilidad de que una persona que nació en una familia de estratos bajos de ingreso llegue a ser rico es menos del 3 por ciento.
Entiendo el éxito de la hipótesis del resentimiento entre las élites mexicanas: para ellas es más sencillo creer que el éxito de López Obrador se debe a que sus votantes están resentidos que asumir su responsabilidad en crear un país en el que la riqueza se ha distribuido tan mal. En México, los niveles de pobreza, el poco gasto social, la acumulación de la riqueza en unos cuantos y la permanencia de un modelo económico que favorece los salarios bajos han creado una sociedad donde la movilidad ascendente es extraordinaria. Tal pareciera que las élites no ven eso, o no quieren verlo, porque prefieren vivir complacientes en un mundo donde los vindicativos, rencorosos y malos son los votantes de López Obrador
Atribuir el apoyo a López Obrador al resentimiento es un mito. De hecho, lo que domina en México es otro mito: que la pobreza se debe a la falta de esfuerzo y no a fallos estructurales que limitan la movilidad social y ensanchan la desigualdad.