¡CIEN VECES GRACIAS!
Llego tarde a la celebración del Día del Padre. Pero no he dejado de pensarlos, que conste en el acta. Y como no todos los homenajes tienen que estar regidos por Fenalco, hoy les dedico este espacio, inspirada en cien razones para la gratitud, en cien idiomas diferentes, que unos hijos ya grandes expresan a su padre en un libro que honra su existencia y habla del desempeño en su rol.
En este listado, sin dar nada por sentado, reconfirman que no hay que ser un superhéroe ni hacer cosas extravagantes para merecer respeto y reconocimiento en el proceso de la crianza. Se llama recoger frutos, y no es tan difícil. Elegidos al azar, algunos botones de la lista para esta muestra:
“Gracias por darnos la vida. Por el respeto y el buen trato siempre. Por corregir con diálogo. Por mantener a la familia unida. Por ser el mejor Niño Jesús del mundo. Por el privilegio de estudiar lo que quisimos. Por los sacrificios. Por no rendirte nunca. Por tu amor sin condiciones. Por el curso de conducción. Por tu generosidad. Por estar ahí siempre. Por ser ejemplo de honradez. Por tu lealtad. Por enseñarnos matemáticas sin soltar el lápiz. Por no parar de soñar. Por la sinceridad en tu mirada. Por alegrarte con nuestros logros. Por contarnos mil veces el cuento de la mazamorrita. Por jugar con nosotros el escondidijo más divertido. Por creer en nosotros y aceptarnos como somos. Por tus abrazos, de los que solo nos ha privado este virus. Por cuidarte, lavarte las manos, usar tapabocas y quedarte en casa. Por los crucigramas, incluso los dañados. Por ser la mejor compañía para la mamá. Por los fríjoles rancheros que te quedan tan ricos. Por ser reflejo de amor. Por ser tan fitness y deportivo. Por leer conmigo los documentos de epistemología. Por enseñarnos a darlo todo por la familia. Por aceptar nuestras mascotas con amor. Por las películas que disfrutamos juntos. Por los patines y las bicicletas archivados. Por inspirar a los demás. Por enseñarnos buenos modales. Por la dedicación, amor y sentido de pertenencia por tu empresa. Por ser apasionado y sacar tiempo para hacer lo que te gusta. Por transmitirnos confianza y ser nuestro amigo. Por ser proactivo y levantar la mano para ayudar. Por sanar y no repetir historias dolorosas de tu niñez. Por las noches que nos recibiste en tu cama. Por soportar las groserías de la adolescencia. Por tu disciplina. Por ponernos límites y exigirnos más cuando era necesario. Por invitarnos a ser espirituales sin imponernos creencias a la fuerza. Por querer a nuestras parejas. Por tomar decisiones difíciles siempre pensando en nuestro bienestar…”.
Felicitaciones a todos los que se sientan identificados, porque entendieron que la paternidad hace rato dejó de ser solo la figura proveedora y que los padres presentes, formativos y amorosos son fundamentales en el desarrollo de una familia armónica. Lo que ponen en sus hijos se queda guardado para siempre en la memoria del corazón: frases, momentos y sentimientos forman una historia tejida a varias manos que llamamos vida
... la paternidad hace rato dejó de ser solo la figura proveedora y los padres presentes, formativos y amorosos son fundamentales en el desarrollo de una familia armónica.