El Colombiano

PEDRO GRAJALES ESTRENÓ EL PASAPORTE

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El atleta vallecauca­no Pedro Grajales aún se asombra al recordar que, de competir en unos Juegos Bolivarian­os, fue a dar como debutante a unos Olímpicos, y que para llegar a Tokio, pasó de la noche al día montado en un avión. Ir a Japón no estaba del todo en los planes de unos de los mejores velocistas que ha tenido Colombia en su historia. Grajales debía cumplir con la marca mínima para los 200 metros y la logró, haciendo 21 segundos en la pista del estadio Pascual Guerrero de Cali. Era su primera salida grande del país; incluso la gente le preguntaba en el barrio Obrero que cuándo se iría para los Juegos. Sin embargo, Grajales Escobar, de 24 años, no tenía pasaporte, menos la libreta militar y en aquel entonces trabajaba como instructor en la Base Aérea de Cali. Cuando se presentó ante sus superiores con la noticia sobre su elección y contó que no tenía los documentos exigidos para el viaje, lo regañaron. Sin embargo, lo mandaron a hacer vueltas a la Brigada, y de allí a la Gobernació­n. “Fue una verdadera odisea conseguir mi primer pasaporte”, dice en medio de risas el atleta que hoy tiene 81 años.

El viaje fue algo maravillos­o para él. Era increíble montar por muchas horas en un avión. Quedó aterrado cuando vio a su llegada la modernidad de Tokio, el gentío que cruzaba las calles y se deslumbró con los pasajes peatonales. Lo máximo que había apreciado de una aglomeraci­ón era en las afueras del Almacén

TIA, de Medellín, en su primera estancia en la capital paisa. Todo era nuevo ante sus ojos, y se fascinó más al ingresar por primera vez a la Villa Olímpica y luego al estadio Nacional de Kasumigaok­a. El comienzo de las competenci­as, para sus compañeros Francisco Gutiérrez y Álvaro Mejía, no resultó alentador, porque fueron eliminados en los 100 metros (sexto en su serie, con 11.00) y en los 5.000 metros (13º en su serie, con 14.41.4), respectiva­mente. Pero saltó la liebre y con ella iba el vallecauca­no, quien se lamentó por el hecho de que los atletas no hubieran podido llevar entrenador. “Cuando ingresé a la pista de carbonilla para disputar la primera serie de los 200 metros, estaba como un autómata y me encontré con unos negros grandotes. Yo no sabía ni pizca de inglés. Algo nervioso y con bríos, logré el paso a la segunda ronda al hacer 21.4, siendo tercero, pero desmejoré en la siguiente fase, con 21.7 y fui séptimo”.

Cuenta el dirigente Heberth Artunduaga, en un escrito suyo en la página del COC, que dos días después, Pedro superó el récord nacional en los 400 metros, con 47.2 siendo cuarto en la ronda, pero que en los cuartos de final se ubicó sexto, con 47.8.

El viaje a los Olímpicos le sirvió a Grajales para comprobar que hablar inglés sería clave en su carrera. Cumplida la meta nipona, consiguió una beca y se fue a estudiar a EE.UU.

Fuentes: Pedro Grajales: El bailarín olímpico, por Heberth Artunduaga-COC. Alberto Galvis Ramírez, Colombia Olímpica-COC 1, www.olympedia.org/results/ VEA Deportes.

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