Los logros y retos de la Universidad EIA. Entrevista.
La institución encabeza el listado en el departamento y se ubicó cuarta en el país. Sobre esto, su gestión y retos, conversó el rector, Carlos Londoño.
Son 25 años los que ajusta la Universidad EIA (antigua Escuela de Ingeniería de Antioquia) bajo el liderazgo de este ingeniero civil y magíster en Administración de Negocios, que asumió como rector de la institución en 1996.
Previo a llegar a ese cargo, Carlos Felipe Londoño Álvarez fue profesor de cátedra desde 1986 y, también, asumió un tiempo como decano. Tras crear empresa regresó a la universidad y, desde entonces, ha sido ratificado como rector cada cuatro años.
Su actual periodo va hasta 2022 y entre sus retos, además de ser el segundo rector en los 43 años de la institución, se han contado el impulso a la calidad educativa y el paso de escuela a universidad. Ahora, Londoño Álvarez ejecuta un plan de priorización que fijó una nueva ruta tras la llegada de la pandemia.
¿Hasta cuándo va su periodo?
“Vamos hasta 2022. Ya en enero se definirá el futuro de la universidad, después de que el Consejo Superior formule su respectivo balance”.
Lleva 25 años al frente de la universidad, ¿qué destaca de su gestión?
“El trabajo ha estado orientado hacia la calidad educativa. Eso se ha reflejado tanto en el rigor como en la formación humana de nuestros egresados. Hemos sido la universidad mejor ubicada en las pruebas Saber Pro en Antioquia y la cuarta en Colombia, durante los últimos años.
Otro aspecto a destacar fue el paso de Escuela de Ingeniería de Antioquia a Universidad EIA. Con esto llegaron, además de la ingeniería, formaciones en economía y negocios, mediante la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas, y formación en salud, a través de la Escuela de Ciencias de la Vida”.
Cómo va el crecimiento...
“En los últimos periodos hemos creado cinco pregrados, entre ellos el de Medicina, Ingeniería Biotecnológica, Economía y Física. También se han abierto maestrías, caso de un MBA en Administración y otra formación en Finanzas.
La población universitaria, por su parte, ha crecido 20 % en los últimos cuatro años. En pregrado contamos con 2.000 estudiantes y en posgrado con 165. En cuanto a infraestructura, estrenamos una biblioteca, teatro y edificio de operaciones. Eso implicó un crecimiento del 40 % en área construida”.
¿Y las Saber Pro?
“Hemos estado, siempre, entre los primeros en esas pruebas. Eso habla de nuestra capacidad para mantener la calidad educativa. En este aspecto, hay muchas mediciones, pero la Saber Pro es una prueba que presentan todos los estudiantes del país. Con esta se evidencian los aprendizajes de los estudiantes en competencias generales y específicas”.
Tienen un pregrado joven en Medicina.
“El programa lleva dos años, pero debería ajustar cuatro o cinco. Tuvimos todos los obstáculos en su proceso de constitución. No faltaban quienes indicaban que ya no se necesitaba más personal de salud en el país. Y mire la situación en la que nos encontramos”.
Vamos a la pandemia.
“La universidad trabajó en la creación de respiradores, cuando había crisis en el país en este sentido. Poder brindar un dispositivo rápido y económico fue el objetivo. Pese a los percances con ese tema, los prototipos ayudaron a 40 personas que estaban en situación crítica, gracias al respaldo del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos”.
¿Cómo ve el panorama de salud?
“La pandemia nos puso a hablar no solo de salud pública, sino también de un modelo de medicina preventiva. El valor que tiene la salud y la formación e investigación en estas áreas debe replantearse. Hablo de una sacudida: necesitamos más personal y equipamiento para la salud de los colombianos”.
¿Qué concluye sobre el paro?
“Nos hemos preguntado por la poca credibilidad de los jóvenes en las instituciones. Sin embargo, hemos identificado que la universidad sí genera confianza. Entonces, si los jóvenes creen en esta institución, esta debe respaldarlos, no solo escuchar, sino abrir puertas para los más desamparados”.
¿Qué hacen en ese sentido?
“Hacemos parte de Generación E (antiguo Ser Pilo Paga). Ahí las universidades hacen un descuento en la matrícula, sumado a lo que pone el Estado, mediante los créditos que habilita. También tenemos becas y descuentos para estudiantes con carencias económicas.
Además, hemos adelantado gestiones con el Icetex y el sector empresarial para buscar opciones. Pese a eso, hay algo que es pertinente resaltar: los gobiernos se han ocupado en separar educación pública y privada (instituciones sin ánimo de lucro, como estas), y eso aporta muy poco.
Si no cambiamos ese discurso, y hablamos de educación y formación para los co
lombianos —sea pública o privada—, no vamos a avanzar. Lo que debe importar es la calidad. Y abrir oportunidades y apoyos sin esa distinción”.
¿Y las tareas que restan en este periodo?
“Nos gobernamos a través de un plan de desarrollo de cuatro años. Por la pandemia, adoptamos un plan de priorización. Este se concentra en impulsar la digitalización, que hagamos las clases en simultánea, de manera presencial y remota. Pero este proceso no ha terminado. Seguimos construyendo un plan maestro.
También hay expansiones en infraestructura. Está prevista la construcción de un tercer claustro, para ofertar allí los programas nuevos y albergar a otros estudiantes. Avanzamos, igualmente, en proyectos de especialización médica, los cuales serán presentados en los próximos años ante los ministerios de Salud y Educación.
A esto se suman los programas en materia de energía solar. Es el caso de un proyecto que avanza en la Comuna 13, de la mano de EPM y el University College London, que promueve la producción de energía a baja escala”.
¿En qué va el retorno?
“Comenzamos el 12 de julio con el regreso de todos los empleados. Los estudiantes también asisten a clases presenciales, según los aforos. Si no hay capacidad suficiente, pasamos a la alternancia, pero volver al campus es el propósito de la universidad. El balance, hasta ahora, es positivo. Y seguiremos así, si las condiciones epidemiológicas lo permiten”
“La pandemia nos puso a hablar no solo de salud pública, sino, también, de un modelo de medicina preventiva”.
CARLOS FELIPE LONDOÑO ÁLVAREZ
Rector Universidad EIA