MAYÚSCULAS, NEGRILLAS Y REALIDAD PARALELA, PARA LELOS
Las palabras del presidente Duque en la instalación del Congreso hacen referencia a los asuntos que preocupan a la sociedad y a quienes están pendientes de los que tendrán posibilidades en las elecciones de 2022.
Como es ya común en este gobierno y en los sectores que lo respaldan, la perspectiva que se plantea tiene dos terribles problemas: una ausencia fundamental de empatía con la sociedad a la cual le quiere hablar, rasgo que se hereda del discurso del “bachiller” Macías el 7 de agosto de 2018, pues parece escrito en una realidad paralela. Y un exceso de negrillas, mayúsculas, mayúsculas y negrillas, que rompen una tradición de discursos bien escritos. Este se caracteriza por la chabacanería en el uso de estos “resaltadores”, sumado a un sinnúmero de gerundios y palabras exaltadas que, de tanto tratar de decir, no dicen.
Una buena estrategia para recuperar los mensajes importantes es leer los apartados sin resaltadores. Allí está la nuez de lo poco que se ha tratado de hacer más o menos bien: vacunación, reforma a la Policía y algo sobre jóvenes. Poco, en realidad, en medio de tanto resaltado, solo asesores que no han aprendido a escribir y presidente que no sabe qué ha hecho bien