RECHAZO EXPLÍCITO DEL SENADO A UNO DE SUS MIEMBROS
El senador de la llamada lista de los “decentes”, Gustavo Bolívar, había sido postulado por la corriente petrista para ser vicepresidente segundo del Senado. Al efectuarse la votación, el resultado mostró uno de los mensajes políticos más contundentes que se hayan visto en los últimos años: 66 senadores, de 99 que votaron, lo hicieron en blanco. Será difícil de olvidar una muestra tan directa de repudio del Senado a candidatura alguna, y de rechazo más explícito a un senador.
La normatividad garantiza representación a la oposición en los cargos directivos de ambas cámaras en el Congreso. Lo que no dice, como equivocadamente lo están pretendiendo hacer ver los escasos simpatizantes de Bolívar, es que esa elección tenga que recaer en una persona determinada. De hecho, derrotado Bolívar de esa forma tan apabullante, para la vicepresidencia segunda fue elegido otro senador a quien sus colegas consideran más presentable para esa dignidad.
En los debates parlamentarios y en la relación entre políticos de distinto signo hay agudas polémicas, encontrones fuertes y diferencias irreconciliables.
Pero, en general, se respetan ciertos límites. El senador Bolívar, no obstante, ha insultado y agredido repetidamente a muchos de sus colegas. Su estilo es burdo, de una ordinariez y falta de altura política que genera repulsa hasta en políticos de su misma cuerda