El Colombiano

En dos municipios buscan ciudadanos en casa para vacunarlos.

En La Estrella y La Ceja decidieron ir a buscar a sus ciudadanos en la zona rural para aplicarles las dosis.

- Por MIGUEL OSORIO MONTOYA

Algunas zonas de Antioquia, de lo puro lejos como dicen los campesinos, apenas llega la luz del sol. Hay territorio­s apartados, en lo más profundo de un escarpado cañón o en la cima de una cordillera. En esos puntos lejanos, inimaginab­les, también vive gente. Y hasta esos lugares tienen que llegar las vacunas contra la covid-19. El reto es atravesar la espesura, el camino sinuoso o el río caudaloso para llevarlas a los habitantes.

Leopoldo Giraldo, gerente de vacunación de Antioquia, reconoció que hay zonas muy apartadas en el departamen­to, a las que ha tocado llegar en helicópter­o. “A cada pueblo llegamos dos o tres días después de que nos entregan las dosis. Los municipios que tienen etapas abiertas han recibido Janssen, lo que ha logrado acelerar la vacunación en zonas apartadas, pues solo es una dosis”, explicó.

Añadió que las zonas alejadas son múltiples y disímiles. Las hay en pueblos como El Carmen de Viboral, Urrao, San Francisco o Vigía del Fuerte, por ejemplo. “La dispersión geográfica limita las eficiencia­s. Por ejemplo, se va a una zona, se trabaja todo el día y solo se ponen 10 biológicos. En algunas partes hay problemas de orden público. Son variables que generan retrasos en la ruralidad”, remató Giraldo.

El gerente, sin embargo, dijo que las cifras de vacunación se manejan de manera global y no están discrimina­das entre zonas rurales y urbanas.

Estrategia puerta a puerta

De los 125 municipios que tiene el departamen­to, dos comenzaron a llevar las dosis contra la covid a las zonas rurales y a aplicarlas entrando a cada casa. Uno de ellos es La Estrella, al sur del Valle de Aburrá. Tiene un territorio quebrado, en las estribacio­nes del cerro El Romeral. El otro es La Ceja, que está sobre una meseta, a 2.100 metros sobre el nivel del mar, pero que tiene zonas alejadas, como La Miel, a dos horas del casco urbano.

Lo que han hecho La Ceja y La Estrella es más que llevar dosis a sus lugares más lejanos. Con un equipo médico entran a cada una de las casas y, en la comodidad del hogar, sin haber tenido que mover un dedo, el usuario recibe la vacuna. “La gente no tiene que salir a buscar la vacuna, sino que nosotros salimos a buscarlos”, dijo Diego Velásquez, gerente de la ESE Hospital La Estrella.

Esa labor diaria de “cazador de pacientes” la viene realizando, desde el 12 de julio, la vacunadora Adriana González. Cada día, a las 8:00 de la mañana, comienza un recorrido por los recovecos más apartados de La Estrella. Por lo general, va de la zona más alta hacia abajo, deteniéndo­se en cada casa, para saber si hay algún paciente apto para recibir la dosis. “Vacunamos a trabajador­es, amas de casa. Abordamos cada vivienda, sin excepción. En muchas partes encontramo­s personas que no habían podido acceder a la vacuna por falta de plata para los peajes o por problemas de movilidad”, comentó la vacunadora.

Juan Sebastián Abad, alcalde de La Estrella, explicó que la decisión de llevar la vacunación puerta a puerta surgió, precisamen­te, de las precarieda­des de algunas comunidade­s: “En algunos sectores, $2.000, que es lo que cuesta un pasaje, representa dejar de comer, de comprar arepas o los huevos. Si la gente no viene, hay que buscarla. Hemos encontrado casos de personas que no se habían vacunado por falta de dinero o problemas en su movilidad”.

Ese es el caso de Marleny Vélez, una mujer de 62 años que vive en la vereda La Culebra. Para llegar a ese lugar, de calles escarpadas y estrechas, hay que ir hasta el corregimie­nto de La Tablaza y luego subir por una vía secundaria. La mujer, que lleva año y medio en el sector, no había recibido el biológico por las dos razones que comenta el alcalde: “Tengo muchas varices en las piernas. Me duele mucho y no puedo caminar. Es que, les cuento, que me agarra un dolor en los tobillos y luego me sube a las rodillas. Tengo que bajar escaleras y caminar para coger un bus que me lleve a La Estrella. El otro problema es que tampoco he tenido plata para los peajes”, explica.

Con la atención de la vacunadora, Marleny recibió, al fin, la dosis única de Janssen. Esta es la que están aplicando puerta a puerta en La Estrella, en las zonas rurales apartadas, como lo recomendó el Ministerio de Salud. Santiago Álvarez, secretario de Salud de La Estrella, precisó que el pueblo recibió 6.400 dosis de Janssen y, una vez las tuvieron, fue que decidieron ir a cada casa. “Tenemos 14 equipos, cada uno de tres personas, recorriend­o las veredas. Hasta el momento, en la semana que llevamos, hemos puesto 1.074 dosis”, dijo.

En la vereda El Llano, también en Tablaza, uno de los 14 equipos recorría la zona. Estaba integrado por Blanca Nubia Soto, la vacunadora, y dos personas más, un agente de la Policía para proteger los biológicos y una encargada de llevar el registro de cada uno de los usuarios. Mientras recorrían la vía principal de El Llano, que está sin pavimentar, una mujer, de afán, les dijo que se detuvieran en la puerta y le aplicaran la vacuna.

El argumento fue que tenía que irse a trabajar y no podía esperar a que fueran a su casa. Entonces, el equipo de vacunación se sentó en la única mesa de la tienda del sector y la vacunó. Para sorpresa de todos, el rumor de que estaban vacunando en la tienda se extendió y la gente comenzó a llegar. “Fue algo espontáneo, que no esperábamo­s. Empezaron a hacer fila, así que hicimos una pausa y les fuimos aplicando la dosis. Esas cosas son las que le dan satisfacci­ón a uno en este trabajo”, dice la vacunadora.

El caso La Ceja

Diana Quiceno, secretaria de Salud y Protección Social de La Ceja, cuenta que en ese municipio se hizo un piloto de vacunación puerta a puerta. El lugar escogido fue el barrio Obreros de Cristo, en donde la covid ha tenido un gran impacto, en palabras de la fun

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