Volvió a la vida el templo del rock, el teatro Carlos Vieco
Con música, rock y un aforo medido se dio apertura a este espacio al aire libre cuyas obras de reconstrucción tuvieron un costo de más de 9.600 millones de pesos.
Alas 6:00 de la tarde del pasado jueves, los rasgueos de guitarras eléctricas y los golpes a la batería que se escuchaban en el teatro al aire libre Carlos Vieco, en medio de un ensayo, hicieron evocar el pasado a quien los escuchó y recordar ese impulso primario que hacía correr a la entrada del lugar para no perderse la presentación completa de su banda favorita.
Luego de un cierre de siete años de este lugar, llamado el templo del rock antioqueño, y que se dio debido a una falla estructural y a problemas de filtraciones de aguas subterráneas que amenazaba su integridad, el emblemático espacio volvió a funcionar.
Quienes asistieron entraban con cautela para constatar por sí mismos si era cierto el “milagro” de la reapertura de este espacio, sitio de bautizo de grandes bandas del rock nacional como Ekhymosis, Estados Alterados, Perseo, Orión y La Pestilencia, así como de otros eventos como el Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Grupos de hombres y mujeres comenzaron a congregarse a las afueras del lugar. Algunos de ellos fueron los jóvenes que años atrás vestían de jeans, tenis y camiseta negra, pero que llegaron trajeados con “pinta” de oficina.
Primero a conversar
Reencontrarse con los amigos, sentarse en el suelo con los pies cruzados, tomar cerveza, y hablar de la vida; eso sí, ya no de bandas y de temas juveniles, sino de préstamos bancarios, el colegio de los hijos o uno que otro problema mecánico. Así distrajeron la espera los asistentes a la reapertura, pero a pesar de todo, la esencia era la misma que se vivía en el Teatro Carlos Vieco en sus tiempos de gloria, antes de su cierre. A eso de las 6:30 p.m. comenzó el ingreso al público, las gradas se fueron llenando con la capacidad del aforo permitido.
Mientras el tiempo pasaba para que iniciara el conversatorio entre el baterista y actor Ramiro Meneses, la vocalista y fundadora de la banda Lilith, Sara Delgado, y el gestor cultural Juan Jairo García, la alegre emoción de los cerca de 600 asistentes se hacía evidente.
Entre los convocados a la apertura estuvo Román González, uno de los hombres que con sus críticas y el po
der de las redes sociales mostró el abandono y la “profanación” en la que estaba sumido este lugar.
González le contó a EL COLOMBIANO que su misión y compromiso más grande con el teatro Carlos Vieco es y será mantener el mismo espíritu con el que este espacio acogió a tantos jóvenes como él en las décadas de los ochenta y los noventa.
“Que los rockeros veteranos nos apadrinemos de las nuevas generaciones, los invitemos acá, que les hagamos transferencia de conocimiento y que les enseñemos lo bonito que es hacer arte. Lo importante para una ciudad como Medellín es estar del lado de la creación. Espero ver esas gradas de gente cada ocho días viendo festivales de música, bailando, todo el mundo contento. Cuando eso suceda y vea este lugar lleno de almas gritando, voy a estar muy feliz”, agregó González.
Y sonó la música
Con la participación de algunos miembros de la filarmónica de Medellín, se abrió oficialmente el concierto con la canción A forgotten Cemetery de la banda Witchtrap. El teatro le gritaba a Medellín su triunfal vuelta a la vida. Después sonaron melodías de
Atanathor, Ekhymosis, Tenebrarum, Masacre, Kraken y Reencarnación. Con guitarras, baterías, violines y la ovación del público el Carlos Vieco regresaba tras siete años de silencio. Bienvenido de vuelta templo del rock