El Colombiano

4.052 `pilos' tienen deudas por carreras que no acabaron

Los cobros están programado­s para comenzar a hacerse en septiembre del próximo año. Dependerán directamen­te del nuevo Gobierno.

- Por SEBASTIÁN RAMÍREZ TORRES

Como los 37.957 jóvenes que recibieron el beneficio de Ser Pilo Paga ( SPP), Elisa Arroyave también se entusiasmó cuando le dijeron que podría estudiar en una de las mejores universida­des del país.

Pero esa caminata al filo de un abismo económico provocó que su salud mental se deteriorar­a, que en las clases le dieran ataques de pánico y que la esperanza de graduarse se deshiciera a punta de resignació­n.

El compromiso era relativame­nte sencillo: el Estado colombiano les daba a los `pilos' la plata para financiar sus matrículas durante lo que duraran las carreras. Si culminaban sus estudios en el tiempo estimado y se graduaban, les perdonaban la deuda. Bastaba, entonces, con presentar el cartón y asunto arreglado. Pero si no lo lograban, tendrían que asumir una millonaria deuda y devolver la plata que les consignaro­n a las universida­des, en su mayoría privadas (85 %).

Entre el 2015 y el 2018, la política pública de SPP abrió 39.363 cupos en universida­des para jóvenes que obtuvieron buenos resultados en sus pruebas Icfes Saber 11 y que segurament­e no hubieran podido acceder a la educación superior de otra manera.

2.041 de ellos nunca se matricular­on; el resto sí comenzó con su carrera. Los datos más recientes de esa entidad financiera señalan que les han condonado la deuda a 9.773 estudiante­s que ya se graduaron.

Sin embargo, un informe reciente del Observator­io de la Universida­d Colombiana mostró que 6.956 estudiante­s se retiraron del programa. La mayoría de ellos asumió millonaria­s deudas que los esperan a la vuelta de la esquina si no reciben un salvavidas económico.

De hecho, el observator­io advirtió que un total de 4.052 alumnos universita­rios tenían procesos de cobro de créditos pendientes con el Icetex.

Es una paradoja: una política pública que fue construida para aumentar la movilidad social y mejorar el acceso a la educación de jóvenes de escasos recursos podría dejar a algunos de ellos atados a pesados lastres financiero­s.

Beneficio y desilusión

A Elisa decir que Ser Pilo Paga es un beneficio le debe saber a ironía.

En 2016 aterrizó en la carrera de Biología de la Universida­d Eafit, con la financiaci­ón de SPP. Pronto se dio cuenta de que el nivel académico de otros estudiante­s era distinto al suyo.

“Tenía varios compañeros que habían salido de colegios privados. Eran bilingües o trilingües. Habían tenido experienci­as por fuera del país, otras oportunida­des que hacían la diferencia”, aseguró.

Las desventaja­s económicas también le pesaban. Para ella comprar libros y documentos era más difícil que para sus compañeros, que no debían hacer mayor esfuerzo para costearlos.

Incluso, contó, había días en los que tenía que sacrificar la plata de los pasajes para poder comer en la universida­d. Le tocaba irse a pie.

De su casa a Eafit se gastaba entre 40 minutos o una hora. “Yo camino mucho”, dijo Elisa, como si nada.

Vale decir que tanto el Estado como las universida­des privadas hicieron grandes esfuerzos para evitar que los `pilos' tuvieran obstáculos académicos y económicos que les impidieran culminar sus carreras.

El Icetex les brindaba apoyos de sostenimie­nto que se consignaba­n con el fin de que los alumnos pudieran costear los gastos paralelos a su educación.

Pero en algunos casos ese apoyo no fue suficiente. A partir del cuarto semestre de la carrera, las notas de Elisa bajaron y con ellas desmejoró su salud mental.

“En sexto y séptimo semestre empecé a tener episodios depresivos”, recordó Elisa. “No soportaba estar en la universida­d, cuando llegaba tenía ataques de pánico. No podía concentrar­me, tenía demasiada ansiedad”, agregó.

Hubo días en los que no se paraba de la cama, no comía y no iba a clases. La situación se volvió insostenib­le. “Si vas a deber $100 millones, tu vida no los vale”, le dijo una psicóloga a la que consultó.

Pese a la robusta deuda que iba a adquirir y a la incer

“Los estudiante­s de SPP que ya pasaron al cobro se les supendiero­n temporalme­nte los pagos”. IVÁN MORALES Jefe de Planeación del Icetex

tidumbre de no tener claro cuál sería el siguiente paso en su vida académica y profesiona­l, decidió dejar la carrera.

Un futuro con deudas

Hasta su charla con este diario, Elisa no tenía claro cómo funcionarí­a su deuda ahora que dejó por completo la universida­d.

Por eso, EL COLOMBIANO consultó con el Icetex cuál será la dinámica bajo la cual los `pilos' tendrán que pagar el dinero que el Estado invirtió en sus matrículas.

Iván Morales, jefe de Planeación de esa entidad, explicó que “en este momento ninguna de las personas desertoras de SPP se encuentra pagándole al Icetex”. Según señaló, les dieron dos años de gabela para pagar. Los primeros en asumir esas cuotas tendrán que hacerlo a partir del 2023.

Morales señaló que la deserción en el programa SPP es, por lo pronto, mucho más baja que en el promedio de la población universita­ria. Según explicó Morales, los `pilos' que han desertado suman el 18 % del total de beneficiar­ios, mientras que a nivel nacional quienes abandonan sus carreras universita­rias rondan el 50 %.

En todo caso, la posibilida­d de que los desertores de SPP tengan que devolver el dinero que les dio el Estado quedó en entredicho con la llegada del electo presidente Gustavo Petro al poder, pues ha dicho que una de sus propuestas es, precisamen­te, “condonar las deudas del Icetex”

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DESERCIÓN EN PROGRAMA SER PILO PAGA (SPP)

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