Venteros del estadio no saben cuál será su destino
La transformación de la unidad deportiva implicará que los muevan de los módulos actuales. Irían a una zona gastronómica.
Los contrastes de la modernización: mientras la Agencia APP de la alcaldía hace cuentas alegres de la manera como avanza el proceso de transformación del estadio Atanasio Girardot, para lo cual ya 11 inversionistas han manifestado interés en ejecutar el proyecto, entre los comerciantes del sector solo hay incertidumbre, miedo y gran cantidad de dudas.
Teresa de Jesús Caro, una señora de 66 años que lleva 46 como ventera en la unidad deportiva, resume un sentimiento que es general entre sus compañeros de trabajo y lucha: “lo que creemos es que nos van a sacar de acá o nos van a llevar a un sitio en donde nos vamos a morir de hambre, porque por acá ya estamos acreditados, tenemos la clientela y en otra parte sería como empezar de cero”.
Con su trabajo allí, Teresa sacó adelante a sus 7 hijos y les ha ayudado a los nietos. Ella ocupa un local a un costado de la cancha Marte, una zona por la que circulan sobre todo las personas que se ubican en la tribuna sur del estadio, más cerca de la carrera 70.
En los módulos alrededor abundan las pancartas pegadas en las puertas con letreros que dicen “queremos justicia” o “se está ignorando nuestra historia en el estadio”.
Eduardo Pamplona, uno de los líderes de los comerciantes, dice que son cerca de 300 distribuidos en tres zonas: por la carrera 74, sector Obelisco; por el Parque de Banderas; y el suyo, más cerca del coliseo Yesid Santos, la pista de atletismo y la Marte.
“A los de la 74 les dicen playa alta, porque es la zona donde más circulan personas y les va mejor; a los de las banderas, playa media; y a nosotros playa baja, porque somos los más abandonados, por acá no circula casi nadie, hay inseguridad y abandono”.
Las pruebas de lo que dice están a su lado: faltan contadores de agua en varios de los 48 locales alrededor y hay más de veinte desocupados; desde enero no tienen servicio de agua ni de energía y fuera de eso el vandalismo ha hecho mella, pues varios módulos han sido tomados como orinales por habitantes de calle o personas que deambulan por la unidad deportiva.
Tres momentos
Pero la historia no siempre fue triste. Pamplona, que lleva 30 años en la zona, dice que vivió épocas de cierto esplendor, especialmente cuando durante los juegos Odesur que se realizaron en Medellín (2010) se les sacó de la calle y se les construyeron las casetas actuales, cómodas, con servicios y protegidos del clima. “Antes estábamos en la calle, en carretas, después en carpas y en 2010, para los juegos, nos construyeron los locales”, afirma Pamplona.
El momento de más dudas, sin embargo, es el actual, pues además del abandono de que han sido objeto, la mayoría tienen cuentas de servicios y de arriendo atrasadas y las ventas han caído, antes por la pandemia y ahora por el invierno. Los estresa la incertidumbre de cuál será su destino con las obras de modernización del Atanasio.
Afirman que han tratado el tema con la Subsecretaría de Espacio Público, con el Inder y con la Agencia APP, pero nadie da respuestas claras.
“Queremos que se sienten con nosotros y nos digan qué va a pasar, dónde vamos a quedar” y en esa medida negociar la situación, afirma Ismelda Gómez Ortiz, otra vocera de los comerciantes.
Para despejar dudas, la Agencia APP ha explicado que en las cuatro obras que abarca la modernización del Atanasio, una consiste en la habilitación de una zona gastro (de alimentación) que se ubicará en el sector del Parque de Banderas.
Rodrigo Foronda, director de la Agencia APP (Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las alianzas Público Privadas) explicó al periódico Gente que allí se ubicarán los cerca de 250 venteros que tienen contrato vigente con la alcaldía. La negociación con ellos estará a cargo del concesionario, lo que garantizará su permanencia en la unidad deportiva. Los venteros esperan que se los expliquen a ellos