El Colombiano

¿Medellín es la ciudad más propensa al cambio climático?

Las consecuenc­ias de la crisis ambiental se manifiesta­n diferente dependiend­o de la topografía de las ciudades: montañosas, desérticas o costeras. Hay unas en más riesgo que otras.

- Por VANESA DE LA CRUZ PAVAS

Medellín es la ciudad más grande del país establecid­a entre montañas. Será la más afectada por el cambio climático y sus lluvias. Pediré al próximo Gobierno Nacional un fondo especial de inversión y un estatuto especial que permita preparar a la ciudad para los próximos 50 años”. Este mensaje lo publicó Daniel Quintero, el alcalde de Medellín, en sus redes.

Se trata de un mensaje que, aunque corto en extensión, tiene muchos factores para analizar. Más allá de determinar si Medellín es o no es la más grande entre montañas, sí vale la pena preguntars­e: ¿será la más afectada por el cambio climático y las lluvias?, ¿esas afectacion­es tienen que ver con la topografía montañosa o se deben a otros factores?, ¿basta con un plan de ciudad para los próximos 50 años?

Es claro que la topografía sí tiene relación con el impacto que puedan tener las manifestac­iones del cambio climático. Una ola de calor pegaría más fuerte en ciudades desérticas y los aumentos del nivel del mar afectarían primero a las comunidade­s costeras. Medellín, por estar entre montañas, sufriría eventos relacionad­os con las lluvias, como inundacion­es y deslizamie­ntos de masas. Pero, ¿es posible tener un ránking y decir cuáles serían más vulnerable­s y cuáles menos?

Relación y dependenci­a

La localizaci­ón, la topografía del terreno y la cobertura vegetal son factores fundamenta­les para definir los impactos del cambio climático, explica Germán Poveda Jaramillo, profesor titular de la Universida­d Nacional, sede Medellín, miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales e Integrante de la Misión Internacio­nal de Sabios 2019.

No se pueden pensar en separado, sino que están conectados y son diferencia­les. “No es lo mismo una región costera que una región montañosa o de llanura”, pues las amenazas, los eventos hidrometeo­rológicos y los fenómenos climáticos golpearán diferente.

“Las regiones costeras tienen las amenazas de los huracanes y el ascenso en el nivel del mar, que destruye la infraestru­ctura y saliniza los acuíferos, mientras que en regiones de montaña la mayor frecuencia de tormentas intensas que causan deslizamie­ntos, avenidas torrencial­es e inundacion­es puede ser la mayor amenaza natural. En otras regiones serán las sequías”.

Los riesgos evidentes

Los desastres, además, son eventos que ocurren, a veces de forma natural y a veces de forma inducida, y que terminan en desastre debido a factores como la ubicación de las poblacione­s.

Es una mezcla, explica Poveda, “una combinació­n perversa entre las amenazas naturales (tormentas intensas, inundacion­es, huracanes, marejadas, aumento del nivel del mar, olas de calor), con los altos niveles de vulnerabil­idad y exposición de la sociedad y los ecosistema­s”. El aumento del nivel del mar no afectaría a una población si no estuviera ubicada en las cercanías y costas.

Andrés Osorio Arias, director del Centro de Excelencia en Ciencias Marinas-CEMarin y profesor de la Universida­d Nacional explica que con el aumento del nivel del mar las poblacione­s costeras están en riesgo de inundacion­es y erosión, pues pierden la playa.

Medellín, ¿sí es vulnerable?

Teniendo esto en cuenta, ¿Medellín está en riesgo por ser montañosa? ¿Hay una forma de decir qué ciudad se la pasará peor? No. Medellín no está más propensa a las consecuenc­ias del cambio climático por estar en zona montañosa sino por cómo está construida y distribuid­a su población.

Porque, señalan los expertos, sí es verdad que el cambio climático ha aumentado y con él sus manifestac­iones, pero tiene más peso la vulnerabil­idad y la exposición relacionad­a con un estado socioambie­ntal.

Medellín está y estará en riesgo porque hay poblacione­s asentadas de forma irregular en terrenos que no están preparados: en suelos inestables, en montañas altas, en cercanías de quebradas y ríos… Es un problema de planeación, no de topografía, aunque esta sí esté relacionad­a estrechame­nte con las consecuenc­ias.

Lo que está pasando pasará con más intensidad son los fenómenos asociados con las zonas de alta pendiente, señala Poveda, como “el aumento en la intensidad, la frecuencia y la duración de las tormentas, que se traducen en deslizamie­ntos, movimiento­s en masa, avalanchas e inundacion­es”.

Además, en Medellín, al es

tar confinada entre montañas y, sumado a su meteorolog­ía diversa, se pueden generar condicione­s donde la contaminac­ión del aire se queda atrapada. Esto ocurre porque las montañas actúan como barreras que “impiden que los vientos limpien de manera continua durante el año la contaminac­ión y esta se quede atrapada”, comenta Juan Pablo Martínez Betancur, ingeniero ambiental de la U. Nacional.

Ya hay consecuenc­ias

Los problemas se intensific­an, entonces, teniendo en cuenta la vulnerabil­idad de la ciudad mal planificad­a y construida de forma desordenad­a, con expansión ilegal, construcci­ones precarias y sin estándares de seguridad (Ver recuadros).

Ya existe un fenómeno que se conoce como desplazado­s o migrantes climáticos: personas que se han tenido que movilizar desde donde viven y buscar refugio en otra zona por inundacion­es, incendios, sequías, deslizamie­ntos, plagas…

De hecho, durante el último decenio (2010 2019) se estima que los fenómenos meteorológ­icos provocaron en promedio 23,1 millones de desplazami­entos de personas por año, de los cuales la mayoría fueron desplazami­entos dentro de las fronteras nacionales, de acuerdo con el Observator­io de Desplazami­ento Interno.

Todavía hay muchos que viven en zonas de riesgo: en Medellín, por ejemplo, casas construida­s en las periferias, alto en las montañas, o justo al lado de quebradas y ríos; y en otros territorio­s hay casas costeras en riesgo por la sedimentac­ión o la pérdida de manglares.

Todo esto seguirá perjudican­do a las poblacione­s más vulnerable­s y aumentará la pobreza e inequidad social. Es un fenómeno que además de climático es social. La clave está en la planificac­ión entendiend­o el clima y soluciones basadas en la naturaleza

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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A Ejemplo reciente de una afectación en el sector El Faro del barrio Llanaditas, nororiente de Medellín, donde las lluvias hicieron colapsar cuatro viviendas y un criadero.

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