COLOMBIA Comisión entregó informe al presidente y a las víctimas
Duque recibió el texto de manos de De Roux. El presidente le dijo que puede disentir de algunos puntos y le entregó un reporte de militares víctimas del conflicto.
El histórico Informe Final de la Comisión de la Verdad fue entregado este martes a dos actores fundamentales: el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque, y las víctimas, quienes fueron el centro de estos cuatro años de trabajo. “Recibimos el reporte. Tendremos la posibilidad de converger, pero también de disentir”, dijo el mandatario tras recibir el documento.
Una llamada de última hora desde la Casa de Nariño cambió los planes que tenía la Comisión de hacer la entrega oficial el próximo 6 de julio, y adelantó la reunión para este miércoles en la noche.
El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión, llegó a la cita acompañado del asesor político de la Comisión, Antonio Madariaga, y con las comisionadas Marta Ruiz, Patricia Tobón Yagarí y Alejandra Miller.
“El objetivo es entregarle al presidente las conclusiones de lo que nosotros hemos hecho después de escuchar a las víctimas, repensar este país desde el dolor de ellas. Esperamos tener un encuentro en este momento en el que el país quiere la reconciliación y quiere que construyamos colectivamente un encuentro amable, sencillo, franco”, resumió el padre De Roux.
El evento comenzó con un ambiente tenso por la ausencia del jefe de Estado en la presentación oficial del Informe, que se dio el pasado martes, y por las críticas de Duque a una de las recomendaciones de la Comisión para acabar el conflicto. (ver recuadro)
De hecho, Duque le entregó un informe con “el sufrimiento de los integrantes de la Fuerza Pública que han sido víctimas” en una evidente respuesta a los críticos de la Comisión que dicen que no se escuchó a los militares.
Previo a este encuentro con el Gobierno, Francisco de Roux y los demás comisionados le entregaron el Informe a las víctimas en el Parque de los Artesanos, de Bogotá.
Entregar el legado
Una voz triste y compasiva se apoderó del escenario cuando el padre De Roux afirmó que ocho de cada 10 víctimas del conflicto armado fueron civiles.
“De cada 10 personas que fueron asesinadas en esta guerra, solo 2 eran combatientes. Murieron cientos de colombianos y colombianas sin armas, inocentes”, dijo el padre con la mirada firme hacia las víctimas.
Esa premisa, entregada por el Informe Final, le dio de nuevo el lugar prevalente y protagónico a cada una de esas personas que padeció el conflicto armado y que viajaron desde el Chocó, el Norte de Santander y el Oriente antioqueño, entre otros, para recibir ese documento que promete narrar sus dolores, sus luchas y sus esperanzas de paz para un futuro sin guerra.
La ceremonia se alejó de los protocolos estrictos con los que sí contó el evento de este martes, día en que se entregó de manera oficial el Informe Final. Esta vez no había políticos de corbata, ni victimarios, tampoco muchos reflectores. Quizás por eso se sintió más ameno y natural.
Con una sonrisa en el rostro
y una mano en el corazón, Isabela Vernaza, víctima de secuestro, reconoció el valor de las víctimas para contar su dolor durante estos cuatro años de trabajo de la Comisión.
“Hoy nos abrazamos con aquellos que creíamos que eran nuestros enemigos. Esto hace cinco años hubiera sido imposible, conocer la verdad nos lo permitió”, dijo Vernaza. Como ella, la Comisión estima que hay 50.770 personas que padecieron el secuestro entre 1990 y 2018.
Pero el trabajo para llegar a esa verdad no fue fácil. Fue la misma comisionada Marta Ruiz la que reconoció que reco
lectar los testimonios fue una labor que requirió más de una sentada. “Llegamos a los territorios creyendo que en una tarde nos iban a contar todo, pero estábamos equivocados. En algunos casos fueron necesarios años para que las víctimas nos contaran su dolor y los responsables se sintieran culpables”, detalló la comisionada.
Y es cierto. En varios de esos encuentros que EL COLOMBIANO acompañó, fue evidente el silencio ante la imposibilidad de narrar años de violencia y las lágrimas de impotencia que muchas de esas víctimas derraman aún por su ser querido asesinado o desaparecido.
Pese a esa timidez inicial, la Comisión ha estado en tantos eventos con las víctimas, que los encuentros entre funcionarios e invitados ya no son como entre desconocidos. Se dan de manera íntima, con abrazos y nombres propios de por medio.
Desde noviembre de 2018, cuando inició su mandato, la Comisión visitó los 32 departamentos del país y habló con colombianos exiliados en 23 países para escuchar a 28.562 personas mediante 14.928 entrevistas individuales y colectivas.
Ese esfuerzo sirvió para que muchos pudieran expresar su dolor y lo vieran reflejado en cada uno de los capítulos que se irá publicando del Informe.
“Soy la voz de la Fuerza Pública que se ha sentido invisibilizada por otros órganos judiciales y del Sistema Integral de Paz, pero la Comisión de la Verdad me dio la oportunidad de ser escuchado. Al Ejército le entregué mi alma, y hasta una parte del cuerpo”, dijo Nelson Ramírez, un soldado (r) que perdió una de sus piernas tras pisar una mina antipersonal.
El Informe deja claro que fue la Fuerza Pública la más afectada por este flagelo, con un total de 7.286 víctimas. Mientras que se reportan 4.884 civiles victimizados por minas. En todos los demás delitos, quienes más sufrieron fueron los civiles.
También fue inevitable que algunas víctimas se sintieran ignoradas y reclamaran que su verdad también llegara a la Comisión, “pero como no si son cinco millones de víctimas y apenas cuatro años de Comisión”, dijo hace un tiempo la comisionada Lucía González excusándose con las víctimas que no pudieron escucharse.
Lo cierto es que esta tarde dejó en claro que muchas personas secuestradas, desplazadas y separadas de sus familiares se vieron representadas en ese documento de hallazgos y recomendaciones que presentó De Roux y que pide, tajantemente, que se “pare la guerra ya desde todos los lados”.
La entrega del Informe Final a las víctimas, como explicó la comisionada Ruiz, fue una forma de devolverle a ellas toda la información que aportaron, pero también un manifiesto de que cuando acabe el mandato de la Comisión –el próximo 29 de agosto– no tienen porque acabar los tejidos sociales y las reivindicaciones que se tejieron alrededor de ella.
Isabela Vernaza resumió bien ese último llamado: “la Comisión se acaba y nos está entregando esa bandera a nosotros como víctimas. Ahora es nuestra responsabilidad llevar esa escucha al resto de Colombia: a nuestros amigos, a nuestros hermanos y, sobre todo, a quienes están del otro lado. Ese es nuestro legado y nuestro compromiso”