El Colombiano

De vuelta al pasado

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Los cimientos de la sociedad estadounid­ense han vuelto a mecerse y de qué manera. En pocos días sus ciudadanos han visto cómo la estructura constituci­onal ha dado un vuelco en dos temas de derechos civiles que son tal vez los más sensibles para la comunidad. Por un lado, echan para atrás el derecho al aborto, que estaba garantizad­o en la Constituci­ón desde hace casi 50 años, y, por el otro lado, eliminan restriccio­nes en cuanto al porte de armas para que en estados como el de Nueva York la gente pueda llevarlas mientras no sean visibles. ¿Contradicc­iones respecto al concepto de la vida? Sí, pero parece que esta fuera solo la punta del iceberg, porque se abre la puerta a que otros derechos civiles se puedan revertir.

La Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservado­ra, se ha enfrentado a dos de los temas más polémicos que se debaten en ese país. Y las consecuenc­ias de estas decisiones probableme­nte marcarán a las generacion­es por venir.

En un fallo bastante inusual, el tribunal supremo revocó su propia e histórica sentencia de 1973 conocida como Roe vs. Wade, que garantizab­a el derecho a la interrupci­ón voluntaria del embarazo a nivel federal. De esta forma quedó en manos de cada estado decidir si mantiene el derecho o ilegaliza la práctica, y hasta el momento, 26 de ellos, que son republican­os, van a imponer restriccio­nes y otros 13 ya lo convirtier­on en delito para millones de mujeres.

Vale recordar que los conservado­res tienen una gran mayoría en la Corte Suprema, de seis sobre tres, gracias al nombramien­to de tres jueces que hizo Donald Trump. Y por eso se han desatado profundas reflexione­s sobre si una institució­n que no se elige, sino que es nombrada, debe seguir imponiendo sus ideas con su particular manera de ver el mundo. Sobre todo, teniendo en cuenta que las encuestas muestran que el 60 % de las mujeres en Estados Unidos está de acuerdo con el aborto legal y sondeos más recientes sugieren que dos tercios de los estadounid­enses no querían que se eliminara el derecho constituci­onal al aborto.

¿En asuntos de derechos civiles deciden las mayorías o deciden los jueces? Algo parecido a lo que suele ocurrir en Colombia en estas materias: ha sido la Corte Constituci­onal la que ha terminado imponiendo su criterio en temas como el aborto, el matrimonio gay y hasta las corridas de toros.

Al hablar de estos temas es inevitable pensar en la teoría del péndulo, según la cual el poder en la sociedad a veces va a la izquierda y otras a la derecha. La pregunta es si casos como el de la prohibició­n de portar armas o el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo estarán condenados a ir y volver en una especie de sinfín o si en algún momento ambos lados pueden avanzar en un sentido similar.

Adicionalm­ente, dado que lo que se argumenta es que no existe un derecho al aborto porque no figura en la Constituci­ón del siglo XVIII, se abre la posibilida­d para que otros derechos civiles como el matrimonio gay o el simple uso de métodos anticoncep­tivos queden a merced de sentencias semejantes. ¿Está dispuesta Estados Unidos a volver a lo que eran sus leyes de hace más de dos siglos?

Y mientras los estadounid­enses debatían, otra tormenta se cernía sobre el horizonte. En medio de una oleada de matanzas que se ha recrudecid­o este año, y que el presidente Biden calificó de “epidemia”, esa misma Corte Suprema que derogaba el aborto consideró que es inconstitu­cional exigir licencia y justificac­ión para portar armas en la vía pública en el estado de Nueva York.

Instantáne­amente quedó opacado el mayor avance legislativ­o de los últimos 30 años en materia de armas. Una ley que se acababa de aprobar en el Senado para dificultar la adquisició­n de armas con medidas mínimas como la verificaci­ón de antecedent­es cuando los compradore­s sean menores de 21 años o la comprobaci­ón del registro de salud mental. Pero con falencias tan grandes como la imposibili­dad de prohibir la venta de rifles militares o de munición de gran calibre.

Que en Estados Unidos la Corte Suprema avale tener armas en cualquier domicilio para defenderse, portarlas pero no mostrarlas sin siquiera llevar una licencia, e inundar su país de armamento de guerra en manos de civiles, es imposibili­tar aún más el control de la violencia e invitar a que más personas decidan tener un arma ante el desenfreno de ataques que ocurren en cualquier lugar y hora sin importar la edad, la raza o la religión que profesen las víctimas.

Valga una reflexión sobre la fragilidad de las libertades y los derechos, tan difíciles de alcanzar y tan frágiles y susceptibl­es de desaparece­r. Allá, aquí o en cualquier lugar. Ojalá no cunda el ejemplo de la todavía primera potencia mundial

Estados Unidos retrocede cincuenta años en derechos civiles a causa de las últimas sentencias de la Corte Suprema de Justicia”.

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