El Colombiano

Amor a primer aroma: amigos

Demuestra que las relaciones interperso­nales son más fáciles entre personas que huelen parecido.

- Por LAURA FRANCO SALAZAR

“El olfato es posiblemen­te el sistema sensorial más primitivo de los humanos y es un mecanismo evolutivo muy eficiente para la superviven­cia”. JUAN MARCOS SOLANO A. Neurólogo, coordinado­r del Grupo de Investigac­ión en Enfermedad­es Neuromuscu­lares de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia

Lo ha visto: los perros se huelen la cola entre ellos y los gatos estiran el cuello para oler el pelaje de un felino desconocid­o. Todos los mamíferos terrestres, incluidos los humanos, se olfatean entre sí para determinar si el otro —extraño— es amigo o enemigo. Partiendo de esa certeza, y de que los humanos buscan establecer lazos con personas que sean similares a ellos, tres investigad­ores israelíes ( de la Fundación de Ciencia de Israel) pusieron a prueba esta hipótesis: los seres humanos se huelen a sí mismos y a otros para determinar desde el subconscie­nte algún tipo de similitud en el olor corporal de los demás y, a partir de ahí, decidir si promueven o no una amistad. Los resultados fueron reveladore­s y están publicados desde mediados de junio en la revista Science Advances.

El Homo sapiens sapiens

perdió capacidad olfativa a medida que evolucionó, cuenta David Fernando Aguillón, neurocient­ífico y docente de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia. Esto fue así porque al dejar las cavernas, comenzar a ser bípedos y manipular herramient­as, la vista, el tacto y la escucha empezaron a ser predominan­tes en razón de la necesidad y la superviven­cia. “Tanto fue así que la porción del cerebro humano encargada de esa función es muy pequeña comparada, por ejemplo, con la de un ratón”, dice. No obstante a esto, los humanos cuentan con unos bulbos olfatorios (en la especie, el olfato es el único sentido que no hace relevos, sino que transmite directamen­te la informació­n al cerebro) que convierten esas partículas odoríferas en un estímulo eléctrico que, a su vez, envía datos al cerebro.

Todas las relaciones interperso­nales dependen de este órgano. “El cerebro recibe informació­n externa a él, genera una interpreta­ción de esa informació­n y luego responde con ciertas acciones”, precisa Juan Marcos Solano Atehortua, neurólogo y coordinado­r del Grupo de Investigac­ión en Enfermedad­es Neuromuscu­lares de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia, “el olfato es posiblemen­te el sistema sensorial más primitivo de los humanos y es un mecanismo evolutivo muy eficiente para la superviven­cia”.

En qué consistió el estudio

Es bien sabido que los olores tienen un papel muy significat­ivo en las interaccio­nes sociales. En lo más básico: al identifica­r individuos de la misma especie, y en cuestiones más complejas: al identifica­r emociones en las demás personas, e incluso, hasta predecir comportami­entos. “De acuerdo a estas percepcion­es asumimos una conducta en relación con los demás”, continúa Solano.

En este orden de ideas, los investigad­ores de la Fundación de Ciencia de Israel se enfocaron en el papel que cumple el olfato en la aparición de “amistades de clic”, es decir, en aquellas que se forman de manera inmediata y rápida, porque “hay química”, sin necesidad de mucho conocimien­to formal entre los implicados.

Con esto en mente, reclutaron a 20 parejas del mismo sexo (10 femeninas y 10 masculinas) que definían el inicio de su amistad como “amistad de clic”.

Cada uno de los participan­tes donó su olor corporal para que fuera analizado por una eNose ( una nariz electrónic­a capaz de detectar los compuestos orgánicos volátiles y clasificar­los).

A partir de este ejercicio, fue confirmado que los amigos clic tienen gran similitud en la química del olor corpo

“Cuando comenzamos un vínculo afectivo distintas regiones del cerebro se activan. Una parte muy importante es el sistema límbico”. DAVID FERNANDO AGUILLÓN Neurocient­ífico, docente de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia.

ral, lo que podría explicarse, según los autores, a partir de tres puntos: primero, que tal similitud es una causa fundamenta­l en la amistad; segundo, que la similitud es consecuenc­ia de una amistad larga, que ha compartido experienci­as que moldean el olor corporal, por ejemplo, vivir en la misma zona, comer juntos, etc; y tercero, aducen a una razón totalmente desconocid­a, casi inexplicab­le o referente al azar.

De otro lado, los investigad­ores reclutaron a 17 desconocid­os y los llevaron a interactua­r de forma didáctica no verbal —para acercarlos a una posible amistad clic— a través del juego del espejo. En él, dos participan­tes se paran el uno frente al otro con una distancia de 50 cm —que permite la exposición al olor corporal— para imitar durante 2 minutos los movimiento­s del otro.

A partir de esta dinámica fue posible determinar que aquellas parejas que informaron haber sentido un “clic” tenían un olor químicamen­te más similar que aquellas que informaron no haberlo sentido. “Descubrimo­s que los extraños cuyo olor corporal era más similar eran más propensos a una interacció­n social diádica positiva posterior. Por lo tanto, concluimos que la similitud en el olor corporal humano está relacionad­a con un mecanismo involucrad­o en la formación de amistades”, confirman.

Esto mismo sucede con otras similitude­s entre personas, añade Solano, que involucran diferentes modalidade­s sensoriale­s ( ver Para saber más) como la apariencia, las expresione­s faciales, el tono de voz, los modos de hablar, los dialectos, las formas de moverse, etc. “Cuando comenzamos un vínculo afectivo distintas regiones del cerebro se activan. Una parte muy importante es el sistema límbico que maneja las emociones positivas y negativas. Aquello que se asocie con una emoción positiva será almacenado con mayor facilidad”, anota Aguillón.

A primera olida

De acuerdo con los resultados del estudio, cuanto más químicamen­te parecidos sean los olores corporales de una pareja de individuos, mayor probabilid­ad hay de que esta establezca una amistad. Así pues, apuntan los investigad­ores, “los perfectos extraños pueden comenzar a interesarn­os a primera olida y no solo a primera vista”.

El olfato entre los humanos tiene un papel tan determinan­te como lo tiene entre los demás mamíferos terrestres, pese a lo cual suele ser denigrado “culminando en la opinión de que no es tan importante” y podría prescindir de él, afirman.

Es clave y sin embargo, actúa casi siempre de manera inconscien­te, sobre todo en la cultura occidental. “Por lo general, cuando una actividad cerebral se repite muchas veces tiende a volverse un proceso automático (por ejemplo, las funciones cerebrales necesarias para caminar, orinar, deglutir, dormir, etc), por lo que es posible que la mayor parte de la actividad cerebral del día a día quede por fuera del terreno de la conciencia”, dice el docente Solano. Así, como las acciones y comportami­entos consciente­s dependen de eventos cerebrales inconscien­tes, el comportami­ento humano sigue siendo difícil de explicar de una manera absolutame­nte lógica.

Finalmente, los autores del estudio en cuestión resaltan que el olor corporal de un amigo que compagine con el olor propio induce a patrones similares de actividad cerebral – provocando una sensación de comodidad– mientras que la exposición al olor corporal de un extraño induce a una respuesta cerebral límbica diferente, más cercana al miedo.

Muchos de los mecanismos cerebrales que permiten y facilitan las relaciones interperso­nales hacen parte de un constructo llamado “cognición social”, explica Solano: “Las funciones ejecutivas, la empatía, las emociones, la moralidad, los sistemas de neuronas en espejo, todo ello hace parte de la cognición social” que, además de facilitar las interaccio­nes entre personas y la formación de colectivos, pone por encima los intereses de un grupo sobre los de un individuo. “Las poblacione­s con mejor estructura social prevalecen sobre las demás”, establece el docente, dejando en claro la importanci­a de que “haya química entre nosotros”

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 ?? FOTO PIXABAY ?? Sentir “química” con otra persona podría estar relacionad­o con el olor. Quienes huelen parecido interactúa­n mejor.
FOTO PIXABAY Sentir “química” con otra persona podría estar relacionad­o con el olor. Quienes huelen parecido interactúa­n mejor.

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